Crítica de En aguas tranquilas (Viveca Sten)

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Sinopsis: En una calurosa mañana de verano en la isla de Sandhamn, un turista que está paseando con su perro por la playa descubre el cuerpo sin vida de un hombre. Una semana después aparece una segunda víctima, esta vez una mujer. 

Thomas Andreasson, de la comisaría de Nacka, un suburbio de Estocolmo, debe encargarse del caso. Thomas, que aún está afectado por la muerte de su hija y su posterior divorcio, se reencuentra por casualidad con su mejor amiga de la infancia, Nora Linde. Esta abogada especializada en derecho financiero también tiene sus propios problemas personales, ya que su relación con Henrik, que dedica más tiempo a su trabajo y a su barco de vela que a su familia, es complicada. 

Crítica: La turística isla de Sandham se ha convertido en uno de los destinos preferidos por la población sueca para disfrutar durante sus vacaciones estivales con los múltiples atractivos que ofrece esta pequeña localidad del archipiélago. Apenas treinta kilómetros separan a la capital de este pueblo marítimo conocido por sus playas, la belleza agreste de su fauna o las apacibles aguas que la circundan. De hecho, la oferta turística se caracteriza por la posibilidad de practicar múltiples deportes acuáticos, así como su intensa vida nocturna y la amplia oferta gastronómica. Sin embargo, la apacible vida en esta idílica isla es perturbada por la aparición de un cadáver en sus playas de arena blanca. A partir de ese momento, y tras el descubrimiento de un segundo cuerpo, los habitantes empiezan a contemplar el mar con miedo, porque la aparente tranquilidad de sus aguas esconde peligros hasta ahora desconocidos. 

«En aguas tranquilas», la primera novela de la saga protagonizada por Thomas Andreasson y Nora Linde, es el nuevo fenómeno editorial de la novela negra sueca. A igual que sus homólogas, la escritora Viveca Sten analiza la disyuntiva que representa la irrupción de la violencia y la sensación de inseguridad en la vida cotidiana de los habitantes de una pequeña –y aparentemente pacífica- población a través de un thriller solvente y reflexivo sobre la corrupción de la sociedad sueca. 

Un planteamiento que recuerda notablemente al estilo de Camilla Läckberg, en especial por la elección de un escenario conocido y familiar, permitiéndole implicarse de una forma personal en el argumento de la novela. Si Läckberg convertía su lugar de nacimiento, la ciudad de Fjällbacka y alrededores, en la principal escena del crimen; Sten opta por la turística isla de Sandham en la que transcurrió la mayoría de su infancia y que ahora protege de la especulación inmobiliaria con objeto de proteger su ecosistema, así como la arquitectura romántica tradicional de sus edificios. 

Precisamente, ambas escritoras pretenden evidenciar la preocupante situación de su país a través de sus novelas, siempre partiendo de pequeños núcleos de población que reflejan los problemas generales de Suecia. Es decir, la autora sueca consigue que el lector se sienta identificado –y, a consecuencia, perjudicado- con estos problemas de la sociedad planteándolos en un contexto cercano y familiar para acabar extrapolándolo al conjunto de la población. 

De esta forma, Viveca Sten desarrolla una inflexible crítica contra la corrupción urbanística, el fraude fiscal y la evasión de impuestos, la sobrexplotación de los recuerdos naturales a consecuencia de la masificación turística, los privilegios de la tradicional clase alta sueca y los nuevos ricos, que empiezan a sustituir a la antigua aristocracia del país con su inmenso patrimonio de origen incierto y extravagantes caprichos… 

Si bien, el auténtico atractivo de la novela no reside exclusivamente en la ambientación, sino en la pareja protagonista, el agente de policía Thomas Andreasson y la abogada Nora Linde, en especial, cuando los contrastamos con el anquilosamiento de los personajes secundarios. 

Desde las primeras páginas, Viveca Sten transmite el afecto personal hacia ambos personajes, priorizando sus conflictos domésticos sobre la investigación policial que, durante los últimos años, se ha convertido en una tendencia visible dentro del género negro y policíaco hasta converger en el denominado subgénero domestic noir, con éxitos de tanta relevancia como «Perdida» (Gillian Flynn), «La chica del tren» (Paula Hawkins) o «La viuda» (Fiona Barton). 

Es cierto que la primera novela de Viveca Sten resulta sencilla en comparación. La debutante escritora sueca no confiere de una atmósfera malsana al argumento, tampoco apreciamos una ambigüedad moral en sus personajes, perfectamente catalogables desde la introducción, o la capacidad de perturbar el discernimiento psicológico del lector. «En aguas tranquilas» es una lectura correcta, entretenida e incluso podríamos utilizar el calificativo amable para referirnos a ella. No obstante, carece de originalidad a consecuencias de las semejanzas de estilo con sus predecesoras, resultando predecible en la conclusión de la novela. 

A pesar de ello, Viveca Sten demuestra un notable dominio en el desarrollo de la personalidad correspondiente a Andreasson y Linde. Cabe destacar el menor protagonismo que la autora concede a Thomas en contraposición a Nora, consiguiendo simbolizar el distanciamiento del policía con respecto a su entorno, tanto profesional como personal, desde la pérdida de su hija. Por el contrario, Linde posee una presencia mayor que su amigo, pese a que el argumento de la novela oscila alrededor de los crímenes en Sandham, porque los conflictos de su matrimonio acabarán determinando el tono en las posteriores entregas de la saga. 

Adviértase que, aunque catalogada como una novela negra policíaca, es fácil apreciar múltiples detalles asociados al género chick lit: las dificultades para compatibilizar la vida laboral y la familia, la compleja relación con su familia política, las constantes preocupaciones por la educación de los hijos, la falta de equidad en el matrimonio, entre otros. 

Por consiguiente, los terribles asesinatos en la isla de Shandham y la posterior investigación criminal representan, en realidad, una excusa narrativa que permiten a Viveca Sten describir el drama personal de Thomas y Nora. 

En conclusión, «En aguas tranquilas» es una novela en la que converge el thriller policíaco, la crítica social o el drama doméstico, teniendo como principales atractivos el escenario principal de la acción, la turística isla de Sandham, y la evolución de la pareja protagonista, Thomas Andreasson y Nora Linde. Si bien, los símiles en el estilo narrativo de Viveca Sten con sus predecesoras, destacando a Camilla Läckberg como principal influencia, aquejan la falta de originalidad en el argumento, resultando incluso previsible en su conclusión. A pesar de ello, la debutante escritora sueca ofrece una lectura entretenida y, al mismo tiempo, crítica con la pretensión de que el lector reflexione sobre los acuciantes problemas de la sociedad sueca que se esconden bajo las apacibles aguas de un falso paraíso. 

LO MEJOR: El escenario principal de la novela, la isla de Sandham. La humanidad que transmiten Thomas Andreasson y Nora Linde, así como la evolución de su personalidad durante el desarrollo de la novela. La crítica social inherente en el relato. 

LO PEOR: El anquilosamiento de los personajes secundarios. La falta de originalidad y la previsibilidad del argumento ante las semejanzas de estilo con sus predecesoras, especialmente notable la influencia de la prosa de Camilla Läckberg. Propiamente, la novela no puede considerarse una novela negra, sino un libro en el que apreciamos influencias de múltiples géneros (novela paisajística, social, e incluso chick lit) orientándose hacia un público femenino adulto. 

Sobre la autora: Viveca Sten nació en 1959 en Estocolmo. Es una de las autoras contemporáneas más populares de Suecia. Durante años fue jefa del departamento jurídico de Correos de Suecia, y en 2008 publicó En aguas tranquilas, la primera entrega de la serie negra protagonizada por Thomas Andreasson y Nora Linde. Su debut se convirtió en un gran éxito, tanto en Suecia como en otros países europeos. 

Con esta y las siguientes entregas de las serie, Viveca Sten se ganó a millones de lectores, y desde el año 2011 se dedica solo a la escritura. La autora, que vive con su esposo y sus tres hijos al norte de Estocolmo, pasa largas temporadas en la isla de Sandhamn, donde su familia posee una casa de vacaciones. De hecho su propia historia está ligada a esta isla, donde transcurren sus novelas. Desde el 1917, la familia Sten ha pasado todos sus veranos en la isla de Sandhamn, donde están ambientadas sus novelas. 

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