Sinopsis: La gran novela del XIX español. Considerada la obra cumbre de Clarín y de la novela española del siglo XIX, es además uno de los máximos exponentes del realismo costumbrista. La acción se centra en Vetusta (muy identificable con Oviedo), donde Ana Ozores se casa con el antiguo regente de la Audiencia de la ciudad, Víctor Quintanar, hombre bondadoso pero maniático y mucho mayor que ella. Viéndose sentimentalmente abandonada, Ana Ozores empieza a ser cortejada por el donjuán provinciano Álvaro Mesía. Para completar el círculo, el canónigo magistral D. Fermín de Pas (confesor de Ana) también se enamora de la regenta y se convierte en inconfesable rival de Mesía. Un gran retablo de personajes secundarios, retratados por Clarín con inmisericorde ironía, completa el paisaje humano de la novela. 


Crítica: A pesar de que la Restauración borbónica (1874-1931) representó un período de estabilidad institucional después del fracaso de la Primera República Española, e incluso permitió la instauración de un modelo liberal de Estado y la anexión de movimientos sociales y políticos surgidos a partir de la revolución industrial; determinados acontecimientos como la pérdida de las últimas colonias españolas en 1898 supusieron el inicio de un progresivo declive que concluyó con la proclamación de la Segunda República.

El incumplimiento de las expectativas de los españoles en la monarquía de Alfonso XIII provocó el descontento de aquellos que habían interpretado este nuevo período histórico como una oportunidad pérdida de nuestro país, entre ellos el escritor Leopoldo Alas Clarín.

Influenciado por el estilo literario del Naturalismo, el autor zamorano concibió «La Regenta» como una sátira social para denunciar públicamente la hipocresía del sistema político derivado de la Restauración y de la moralidad burguesa, la excesiva influencia de la Iglesia católica, el analfabetismo cultural y un largo etcétera que engloba todos los aspectos de la vida cotidiana en aquella época a través de los habitantes de la ficticia ciudad de Vetusta. 

Si bien «La Regenta» tiende a definirse como una novela sobre el adulterio femenino mediante el triángulo amoroso entre los personajes de Ana Ozores, Fermín de Pas y Álvaro de Mesía, pronto descubrimos que Leopoldo Alas Clarín, en realidad, utiliza la infidelidad de su protagonista como una metáfora contra la represión, una oposición a lo establecido durante siglos por la tradición. 

Desde el inicio de la historia advertimos que el matrimonio por conveniencia entre Ana y Victor Quintanar representa un mero formalismo social necesario –e imprescindible- para integrarse en la conservadora sociedad vestusense, pues la considerable diferencia de edad entre ambos cónyuges o la falta de convivencia –duermen en habitaciones separadas, además Quintanar dedica la mayoría de su tiempo a diversiones mundanas como la caza con Frígilis o las comedias de teatro- deriva en una relación casi paterno filial que cohíbe las necesidades sexuales y maternales de la protagonista. Con objeto de evitar cualquier tentación y mantenerse pura, Ana opta se ampara en la religión bajo la influencia de Fermín de Pas, quien acaba aprovechándose de la vulnerabilidad de la joven en su propio beneficio. 

Es más, la constante utilización del sobrenombre «La Regenta» para referirse a Ana Ozores demuestra la impersonalización del personaje por parte de los habitantes de Vetusta, convirtiéndola en un objeto, una anhelada posesión que acaba negándole cualquier posibilidad de desarrollarse como persona y, por consiguiente, de ser feliz. Adviértase que el rechazo de Ana a la posibilidad de serle infiel a Quintanar no se debe a una cuestión de amor o respeto hacia su esposo, sino para diferenciarse del resto de mujeres que integran la libertina nobleza de Vetusta, quienes la envidian –tanto por su posición como por su integridad moral para resistirse a los malsanos vicios pueblerinos disfrazados de inocentes diversiones mundanas- y acaban confabulándose para deshonrarla. 

Durante toda la novela apreciamos una sexualidad inherente en el relato como la escena en la que Fermín de Pas devora el capullo de una rosa inmadura, deleitándose en la esencia de la flor arrancada prematuramente del tallo para satisfacer su glotonería. Claramente es una alegoría del autor, pues la condición religiosa del Provisor le impide apropiarse del cuerpo de Ana, pero no de su alma a través de su influencia para conseguir la completa sumisión de la joven a sus deseos. O los pies descalzos de Ana Ozores que se vislumbran pálidos y frágiles debajo de la sotana, ensuciándose del polvo y el barro de las calles como anticipo del futuro castigo a infringir por la sociedad de Vetusta por su desvergüenza. 

Con todo, resulta interesante analizar la relación de Ana Ozores con ambos hombres (Álvaro de Mesía y Fermín de Pas) porque este enfrentamiento por su amor simboliza la lucha de poder entre dos la sociedad civil y el clero, entre la tradición y el progreso, entre el pasado represor y el futuro liberal –casi libertino-. 

De hecho, la novela de Leopoldo Alas Clarín demuestra ese período de transición en el que se encontraba el país mediante los contrasentidos de los habitantes de Vetusta. Precisamente, ahí radica la importancia de la primera parte de la novela con la presentación exhaustiva de los personajes –casi un centenar- a fin de comprender la filosofía, los valores, las actitudes o los hábitos, creando un sólido –y satírico- retrato costumbrista. 

A pesar de ello, apreciamos el escepticismo del autor hacia la posibilidad de que se produzca un verdadero cambio en la España castiza, tal y como evidencia la conclusión de la novela cuando, a pesar de la virtud demostrada por la Regenta, es –paradójicamente- el único personaje en recibir castigo. 

Observamos, por ejemplo, que Fermín de Pas debe reprimirse como hombre por sus votos religiosos al igual que Ana reprime sus necesidades femeninas debido a sus votos matrimoniales, conformándose con el amor platónico- e insatisfecho- hacia Álvaro de Mesía. Paradójicamente, ambos ignoran que se encuentran en una situación de igual, oprimidos por las apariencias, incurriendo en engaños constantes para salvaguardar su integridad y sacrificando su felicidad personal por los demás. 

En el mismo sentido, apreciamos que Paula Raíces –madre del Provisor- utiliza a su hijo para satisfacer sus propias aspiraciones, pues es consciente de que una mujer en aquella época nunca conseguirá ascender tanto como hombre. Por esta razón, le niega a Fermín cualquier independencia, pero le permita ciertas «libertades» con la criada Teresita a fin de mantener ese control. 

O la excelente relación entre el marqués de Vegallana y Álvaro de Mesía, representantes del conservadurismo político y el liberalismo respectivamente, pero demuestran una gran camaradería en pensamiento y forma de obrar a pesar de representar a dos grupos de la sociedad española enfrentados en aquella época. Con este detalle, el escritor zamorano pretendía demostrar que toda la clase política española estaba corrupta, con independencia de las siglas y los eslóganes que esgrimiesen. 

La confabulación de Petra contra la aristocracia de Vetusta, de aquellos que la infravaloraron por su baja condición social, urdiendo una compleja venganza mediante engaños aprovechándose precisamente de su modesta apariencia y escasez de recursos demostrando la capacidad del proletariado para cambiar el sistema establecido, la ira latente derivada de la injusticia y la desigualdad. 

O la lealtad de Tomas Crespo – o Frígilis-, quien demuestra ser el personaje más civilizado y racional de la novela precisamente por su rechazo a la sociedad, convirtiéndose en un ermitaño que prefiere la compañía de las plantas y los pájaros antes que la de los habitantes de Vetusta, excepto de Quintanar y Ozores, siendo el único amigo verdadero de ambos cuando el resto del pueblo se desprende de su “civilizada” apariencia al conocerse el adulterio de Ana y las posteriores consecuencias. 

Y así sucesivamente, porque «La Regenta» implica una lectura crítica de todos los ámbitos de la sociedad a través de un análisis crítico en el que el adulterio representa una excusa narrativa para profundizar en las causas del fracaso de la Restauración Borbónica, atreviéndose a cuestionar aspectos tan polémicos para la época como la excesiva influencia eclesiástica, tal y como se ha señalado en los párrafos anteriores. 

No obstante, su catalogación exclusivamente como una novela sobre la infidelidad femenina le repercute de forma negativa ante el lector actual –y más cuando esta temática solo se desarrolla en los últimos capítulos y de forma breve en comparación con otras temáticas- que puede sentirse abrumado ante la primera parte de la novela caracterizada por un estilo naturalista, aunque resulte esencial para la comprensión del contexto y de los personajes. La minuciosidad en la biografía de los diferentes puede resultar abrumadora ante la falta de acción en el relato hasta la segunda mitad, cuando realmente empieza el desarrollo de la trama narrativa. 

Con todo, el lector acaba siendo recompensado por su paciencia con una novela enriquecedora, pues «La Regenta» representa un punto de inflexión en la literatura española acorde con el contexto de la novela, un tiempo de cambio, de rebelión contra lo establecido aunque acabe demostrando que el progreso no siempre implica renunciar a nuestros errores del pasado, sino repetirlos bajo otra apariencia tolerada por la sociedad. 

Y con este propósito, Leopoldo Alas Clarín nos presenta un amplio catálogo de personajes destacables, paradójicamente, por sus defectos. La imperfección presente en cada uno de ellos como la gula de Visitación –quien protagoniza las escenas más divertidas de la novela por su insaciable glotonería de dulces y jugosos chismorreos-, la soberbia de Mesía –un don Juan Tenorio menor ensalzado por la iletrada aristocracia de Vetusta-, la lujuria de Obdulia -, la pereza de Quintanar –la falta de constancia, la declinación de su interés en el bienestar de su esposa cuando se encontraba enferma o su incapacidad para finalizar cualquier proyecto, tal y como evidencia su gabinete repleto de colecciones inconclusas o máquinas a medio construir-, la ira de Santos Barrigana a consecuencia de la avaricia de Paula Raíces –quien acaba apropiándose de su negocio, sin importarle la ruina de su vecino- y un largo etcétera deleita al lector gracias al satirismo del escritor zamorano, quien ridiculiza los defectos y vicios de la sociedad española con un humor clarividente, pues resulta difícil no encontrarse en la actualidad personas –o mejor dicho, personajes- que posean las mismas características que los habitantes de Vetusta basándose en un complejo juego de apariencias e intereses. 

En definitiva, «La Regenta» representa una lectura imprescindible, una enriquecedora experiencia literaria que nos proporciona un detallado análisis de la sociedad española durante un período convulso de transición como la Restauración Borbónica y que representó un auténtico fracaso en todos los ámbitos, especialmente tras la pérdida de las últimas colonias españolas. Una novela de gran complejidad temática y estilística por la minuciosidad de la primera parte, constituye uno de los mejores ejemplos de la corriente artística del Naturalismo, equiparable a los textos de Émile Zola («El paraíso de las damas») –precursor del Realismo del que derivó este movimiento literario- a través de una prosa satírica repleta de denuncia social en el que la mujer –y su identidad en un ambiente represor- ostenta un protagonismo atípico en la época –y, sobre todo, en la ficción española-. Un libro que establece un punto de inflexión, un antes y un después en el tiempo, en la historia y, en especial, en la de una mujer, Ana Ozores –o la Regenta- que se rebeló contra las obligaciones del matrimonio, la hipocresía social, el dominio eclesiástico, entre otros para encontrar la felicidad a través de un amor equivocado. 

LO MEJOR: Los personajes. La crítica social que cuestiona todos los ámbitos de la España de la Restauración Borbónica. Las paradojas presentes durante todo el relato para evidenciar la dualidad de la sociedad española, su hipocresía moral. El simbolismo inherente en las escenas claves de la novela. La complejidad del personaje de Ana Ozores, único ejemplo de virtud junto a Frígilis, quien ostenta un menor protagonismo, pero acaba resultando esencial en la conclusión de la historia. 

LO PEOR: La primera parte resulta abrumadora para aquellos lectores que desconozcan el contexto o no estén acostumbrados a los novelas de estilo naturalista. «La Regenta» sigue definiéndose exclusivamente como una novela sobre adulterio femenino cuando engloba una mayor diversidad temática, dedicándose exclusivamente los últimos capítulos a la infidelidad de Ana Ozores. 

Sobre el autor: Leopoldo Enrique García-Alas Ureña nació el 15 de abril de 1852 en Zamora (España). Era hijo del asturiano Genaro García Alas, gobernador civil de Zamora, y de Leocadia Ureña, mujer de fuertes creencias religiosas procedente de León. 

Después de mudarse a la capital leonesa, en donde Leopoldo estudió con los jesuitas, la familia Alas se trasladó definitivamente a la ciudad de Oviedo. 

En 1869 inició sus estudios de Derecho. Con anterioridad había participado en la revolución de septiembre de 1868, llamada “La Gloriosa”. Después de terminar su carrera viajó a Madrid para doctorarse e iniciar estudios de Filosofía y Letras. 

Sus primeros escritos aparecieron en revistas como Rabagás, Solfeo, La Unión, Revista De Asturias o La Ilustración Gallega y Asturiana, adoptando el seudónimo de “Clarín” en el año 1875. Este nombre artístico fue tomado del personaje gracioso aparecido en la obra La Vida Es Sueño de Calderón de la Barca. 

En su época de estudiante conoció a Francisco Giner de los Ríos, su máxima influencia ideológica que le inició en el krausismo. 

Aprobó las oposiciones a la cátedra de Economía Política y Estadística de la Universidad de Salamanca, pero finalmente no pudo acceder por presiones políticas del ministro de fomento Francisco Queipo de Llano (conde de Toreno), quien no comulgaba con las posturas ideológicas progresistas y republicanas de Clarín. 

En el año 1882 ejerció la profesión docente en Zaragoza, el mismo año que contrajo matrimonio con Onofre García Arguelles. Poco después regresó a su tierra paterna como catedrático de Derecho Romano en la Universidad de Oviedo. En 1887 fue elegido concejal republicano y un año después logró la cátedra de Derecho Natural. Su literatura, corriente naturalista con retazos de sátira, es una de las más importantes en lengua española del siglo XIX. Su obra maestra, junto con algunos relatos memorables (por ejemplo “La Mosca Sabia”), es la novela La Regenta (1885). 

Otros títulos importantes de Clarín son la novela Su Único Hijo (1890) y algunos libros de cuentos y narraciones cortas, como El Señor y Lo Demás Son Cuentos (1893), en donde se incluye el conocido relato ¡Adiós, Cordera!, Doña Berta (1892) o la colección Cuentos Morales (1896). 

También destacó como crítico literario (La Literatura En 1881; 1882) y articulista (Solos De Clarín; 1881). Escribió además una obra teatral llamada Teresa (1895), pero sin demasiado éxito de público y crítica. 

El 13 de junio de 1901 falleció en Oviedo. Tenía 49 años de edad.
Unos monstruitos adorables 

Sinopsis: Mysteryville es un pequeño pueblo en el que viven la familia de Anne Molly y una serie de estrambóticos personajes. Un día, Anne y su hermano Huevo se dan cuenta de que la gente de Mysteryville pierde la alegría y deciden investigar junto a sus nuevos vecinos Alec y Dallis. Los cuatro vivirán una fantástica aventura, tras la aparición de un extraño mechón de pelo azul en el bosque, en la que la magia y los monstruos más rocambolescos (y adorables) serán los protagonistas principales. ¡Bienvenidos a Mysteryville, donde todo es posible! 

Sobre el autor: Nae Esteban (1981, Alicante) Tras estudiar diseño y patronaje de moda inicia su carrera como diseñadora de vestuario en el mundo audiovisual, lo que le lleva a colaborar en festivales de cine, y poco después, entrar a trabajar en la discográfica Words are Weapons, donde se encarga de la dirección artística. Después de trasladarse a Barcelona se incorpora a la editorial Tyrannosaurus Books como socia y editora de la línea infantil. Mysteryville es su primera novela. También es autora del libro Recetas de cocina zombie y otros monstruos.


Una autora joven, un debut excelente, un fascinante viaje a través del tiempo 

La vida es como una crónica de cosas perdidas y encontradas. Del París de 1930 al Londres de la década de los ochenta, una mujer debe hacer un recorrido a través de distintas épocas para conocer la historia de su madre y la suya propia. 

Sinopsis: ¿Y si todo lo que necesitas saber sobre tu pasado estuviera oculto en un cuadro? Corren los años ochenta y a Kate, una joven fotógrafa londinense, le está costando mucho sobreponerse a la muerte de su madre, una famosa bailarina de orígenes inciertos. Cuando recibe de manos de su abuela adoptiva un misterioso retrato de una mujer que guarda un sorprendente parecido con su madre, Kate se embarca en un viaje para desenmarañar su historia familiar que la llevará desde Córcega, donde está la casa del famoso pintor Thomas Stafford, hasta el París de los años treinta. En este inolvidable periplo, con el que pretende hacer las paces con su pasado, descubrirá una gran historia de amor truncada por la guerra y un gran misterio: ¿qué relación tiene el autor del cuadro con su madre? ¿Y con la propia Kate? 

«¿Qué hay mejor para las largas y frías noches de invierno que una saga que perdura a lo largo de décadas, llena de glamour, ambientaciones exóticas y un episodio en tiempos de guerra? Eso es lo que encontrarás en Todo lo perdido y encontrado. Un debut extraordinario.» The Daily Mail 

Sobre la autora: Lucy Foley es una joven escritora británica que estudió literatura inglesa en las universidades de Durham y UCL. Antes de dedicarse por completo a la escritura, trabajó como editora de ficción en una importante editorial de su país. Actualmente está escribiendo su segunda novela y dedica parte de su tiempo a viajar para documentarse. Su debut con Todo lo perdido y encontrado ha recibido extraordinarios elogios tanto de los lectores como de la crítica, y será publicado por editoriales en todo el mundo. «Escribí el libro pensando en mis abuelas, en mi madre y en mi hermana. Ellas fueron mi motivación, mi inspiración, y mis primeras lectoras.» -Lucy Foley
Sinopsis: Es 1953 y Kilian abandona la nieve de la montaña oscense para iniciar junto a su hermano, Jacobo, el viaje de ida hacia una tierra desconocida, lejana y exótica, la isla de Fernando Poo. En las entrañas de este territorio exuberante y seductor, le espera su padre, un veterano de la finca Sampaka, el lugar donde se cultiva y tuesta uno de los mejores cacaos del mundo. 

En esa tierra eternamente verde, cálida y voluptuosa, los jóvenes hermanos descubren la ligereza de la vida social de la colonia en comparación con una España encorsetada y gris; comparten el duro trabajo necesario para conseguir el cacao perfecto de la finca Sampaka; aprenden las diferencias y similitudes culturales entre coloniales y autóctonos; y conocen el significado de la amistad, la pasión, el amor y el odio. Pero uno de ellos cruzará una línea prohibida e invisible y se enamorará perdidamente de una nativa. Su amor por ella, enmarcado en unas complejas circunstancias históricas, y el especial vínculo que se crea entre el colono y los oriundos de la isla transformarán la relación de los hermanos, cambiarán el curso de sus vidas y serán el origen de un secreto cuyas consecuencias alcanzarán el presente. 

En el año 2003, Clarence, hija y sobrina de ese par de hermanos, llevada por la curiosidad del que desea conocer sus orígenes, se zambulle en el ruinoso pasado que habitaron Kilian y Jacobo y descubre los hilos polvorientos de ese secreto que finalmente será desentrañado. Un excelente relato que recupera nuestras raíces coloniales y una extraordinaria y conmovedora historia de amor prohibido con resonancias de Memorias de áfrica. 

Crítica: El año 1898 simbolizó para nuestro país el detrimento de su personalidad histórica ante la pérdida de las últimas colonias de ultramar (Puerto Rico, Filipinas y Cuba), postrimeros vestigios del otrora admirado Imperio español, que desencadenó un proceso de regeneración en todos los ámbitos de la nación. Si bien España conservó el protectorado de Marruecos y algunas provincias en Guinea Ecuatorial, ambos territorios acabaron también por conseguir la independencia. 

Precisamente, e inspirándose en las experiencias reales de sus últimas generaciones familiares, Luz Gabás escribe sobre la pérdida de identidad de aquellos colonos obligados a abandonar el protectorado de Fernando Poo para regresar a la castiza España, dejando atrás un paraíso corrompido por la avaricia, la arrogancia o el racismo de los conquistadores. De igual modo, la autora nos narra el conflicto de las poblaciones autóctonas, obligadas a renunciar en contra de su voluntad a sus ancestrales costumbres en favor del progreso europeo. 

Al igual que la primera novela de María Dueñas («El tiempo entre costuras»), «Palmeras en la nieve» se convirtió en un gran éxito entre el público -especialmente femenino- con una historia que combina diferentes géneros -novela autobiográfica, histórica y, sobre todo, romántica- para relatarnos el amor prohibido entre Killian y una joven indígena en un escenario de gran exuberancia y singularidad como la isla de Fernando Poo, y más concretamente la finca Sampaka. 

Luz Gabás desarrolla la novela a través de dos historias yuxtapuestas. Por un lado, la investigación realizada por Clarence, sobrina de Killian, con objeto de conocer mejor aquel episodio de la historia familiar ocurrida en aquellos exóticos y desconocidos paisajes para la joven, tan diferentes de la monocromía invernal de los Pirineos, que solo conoce mediante relatos parciales de su tío y su padre, Jacobo. Por otro, el viaje iniciado por un joven romántico, Killian, junto a su intrépido hermano para unirse a otros colonos en busca de mejor fortuna. 

«Palmeras en la nieve» es una novela basada en los contrastes –tal y como evidencia el propio título-. Presente y pasado se enlazan durante toda la novela para evidenciar que los problemas derivados de la colonización no desaparecieron tras la independencia, sino todo lo contrario. En la actualidad, Guinea Ecuatorial es un estado dictatorial, su población soporta graves carencias de alimentos y servicios básicos y la mayor parte de la riqueza del país es explotada por empresas extranjeras. Es decir, Luz Gabás insta a las autoridades europeas a responsabilizarse de las repercusiones derivadas de sus actos durante aquella época. Si bien, la autora opta por un relato más intimista con objeto de denunciar esta realidad, acercándosela al lector a través de las experiencias de sus personajes. 

De igual modo, la contraposición tanto de los principales escenarios como de las emociones experimentadas por sus personajes a lo largo de varias décadas nos demuestran que las distancias solamente la interponen los prejuicios hacia el otro, pues al profundizar en las raíces de la segregación acabamos por descubrir que, en realidad, las semejanzas entre ambas culturas son mayores cualquier diferencia, tal y como hace Killian. 

A pesar de la oportunidad que nos proporciona Luz Gabás de conocer un capítulo la historia colonial española prácticamente desconocido, observamos que acaba incurriendo en errores similares a la mayoría de grandes emperadores desde Alejandro Magno hasta Carlos V -el Rey Emperador- al pretender abarcar un territorio demasiado amplio, especialmente para una autora sin experiencia literaria propia. Conforme avanzan los capítulos, apreciamos que se concede una mayor relevancia en el relato a los fragmentos protagonizados por Killian -quien prácticamente monopoliza la narración a pesar del uso de la tercera persona- que aquellos desde la perspectiva de Clarence, prácticamente reducidos a unas pocas hojas hasta el último tercio de la novela. En consecuencia, Luz Gabás no consigue alternar correctamente los capítulos de ambos personajes, provocando una discordancia narrativa. 

Por otro lado, la autora tiende a centrarse exclusivamente en la trama romántica cuando la historia se encuentra demasiado avanzada, relegando a un segundo plano el resto de temáticas que acaba desarrollando de forma superficial y con poco o ningún criterio selectivo. De esta forma, «Palmeras en la nieve» acaba por convertirse en la tópica novela de amores imposibles repletas de personajes lineales, con una prosa simple repleta de adjetivos calificativos y un argumento previsible desde las primeras páginas para cualquier lector medio. 

A pesar de las pretensiones de Luz Gabás por construir un obscuro relato de denuncia contra la segregación y el racismo, la pérdida de la identidad cultural o la conservación de los lazos familiares y las costumbres a través del tiempo, la autora opta por un texto poco exigente con objeto de satisfacer la actual demanda entre los lectores que tiende a decantarse por historias sobradamente conocidas por todos, pero con las que acabamos incurriendo en los mismos errores del pasado. 

LO MEJOR: La posibilidad de conocer un episodio casi desconocido de la historia colonial española. 

LO PEOR: El resto. La película inspirada en la novela original será un éxito al ser protagonizada por Mario Casas. 


Sobre la autora: Luz Gabás Ariño nació en 1968 en Monzón (Huesca). Los mejores momentos de su niñez y adolescencia también transcurrieron entre el pueblo de su familia paterna (Cerler, en el Valle de Benasque) y el de su familia materna (Serrate, en el Valle de Lierp). Después de vivir un año en San Luis Obispo (California), estudió en Zaragoza, donde se licenció en Filología Inglesa y obtuvo más tarde la plaza de profesora titular de escuela universitaria. Durante años ha compaginado su docencia universitaria con la traducción, la publicación de artículos, la investigación en literatura y lingüística y la participación en proyectos culturales, teatrales y de cine independiente. Desde 2007 vive en el precioso pueblo de Anciles, junto a la Villa de Benasque, donde se dedica, entre otras cosas, a escribir. Su primera novela, Palmeras en la nieve, fue uno de los éxitos editoriales de 2012.
Ficticia realidad 

Ediciones Babylon ha incorporado a su catálogo de publicaciones digitales Quemaste tu alas de ángel, de Víktor Valles, una novela a través de la cual el autor plantea un canto al amor y el poder de las musas, así como a la dualidad a la que se enfrenta un escritor a la hora de dotar de vida a su historia. A través una prosa elegante y gran sensibilidad, Víktor Valles seducirá al lector con esta novela donde ficción y realidad se funden en la figura del escritor 

Sinopsis: Tras abandonar Barcelona para empezar de cero, Arián prepara la que será su siguiente novela. A medida que avanza en la escritura, su vida y la de la protagonista de la obra se entremezclan, haciéndole avanzar sobre una delgada línea que no le permite distinguir una realidad de otra, en especial cuando conoce a una persona que resulta ser mucho más importante para él de lo que en un principio creyó.
Vacaciones infernales

La primera entrega de una nueva serie que combina los elementos clásicos de novela negra nórdica con el ambiente vacacional de las islas de Canarias. 

Sinopsis: Arguineguín, un pequeño y tranquilo pueblo de Gran Canaria, se ha convertido en el retiro de una amplia colonia de ciudadanos escandinavos que buscan el sol y el mar en el singular paisaje de la isla. La joven y hermosa Erika Bergman llega para pasar unos días de descanso en una escuela de yoga dentro de un enclave privilegiado, pero un asesino trunca sus planes y acaba con su vida... Y con la paz que hasta entonces se respiraba en el paraíso. 

El encargado de la investigación, el comisario Diego Quintana, cuenta con la colaboración de Sara Moberg, la intrépida redactora del diario escandinavo Dag&Natt, que lleva más de veinte años viviendo en la isla; y con la del expolicía Kristian Wede, cuya vida privada no pasa precisamente por el mejor momento. Todo son preguntas sin resolver: ¿qué atormentaba a Erika? ¿Qué pasó la noche del crimen? ¿Por qué el asesino engalanó el cadáver como si se tratara de la Venus de Botticelli? Los tres tienen la sensación de que quienes conocían a Erika ocultan más de lo que están dispuestos a contar, pero no cejarán en su intento de desenmascarar al asesino. 

Sobre los autores: Mari Jungstedt (Estocolmo, 1962) es una de las escritoras más populares de novela negra nórdica. Sus libros de la serie de Gotland, protagonizada por el comisario Anders Knutas y el periodista Johan Berg, de la que se han vendido más de tres millones de ejemplares, son conocidos en todo el mundo. Ahora, apuesta por una nueva serie, con el coautor Ruben Eliassen. 

Ruben Eliassen (Trondheim, 1968) es un escritor, ilustrador, diseñador y músico noruego, y también autor de varios libros infantiles. Ha adquirido gran popularidad con la premiada serie de novelas Phenomena. Las novelas de la serie ambientadas en las Islas Canarias es el primer proyecto que comparte con Mari Jungstedt.