Sinopsis: Un ángel caído. Un amor eterno. La batalla
final se acerca... Tras la muerte de Osiriel, el más poderoso de los ángeles,
se desata una guerra entre sus hijos: Samael y Mikael. Un conflicto que se
remonta siglos atrás en el tiempo, hasta un oscuro y remoto pasado de sangre,
alianzas, traiciones y pasión.Uriel, uno de los Siete Príncipes, se niega a
tomar partido por ninguna facción. Durante milenios, ambos bandos han
manipulado a los humanos a su antojo, involucrándoles en sus luchas fraticidas,
utilizándolos como simples peones.
Ahora,
en Neo-Babylon, una inmensa urbe repleta de corrupción y muerte, Uriel, el
renegado, deberá afrontar su destino y tomar una decisión que lo arrastrará al
borde del abismo, le abrirá viejas heridas y lo convertirá en eje principal de
la devastadora contienda que se avecina, y del ya inevitable ocaso de los
ángeles.
Reseña:
A
pesar de la imagen beatífica y la belleza andrógina asociada a estas criaturas
celestiales, son cada más los autores que insisten en atribuirles sentimientos,
por definición, «humanos». Entre los responsable de esta transformación
destacan nombres como Alan Moore, quién estableció el precedente con su obra «Constantine»,
en la que un frustrado arcángel Gabriel decide convertirse, por propia
voluntad, en aliado de sus eternos enemigos a fin de conseguir un bien mayor
para la humanidad trasladando el infierno a la Tierra. En 2004, «Alas de
fuego» de Laura Gallego realiza una mayor profundización en la capacidad de
estos seres para experimentar emociones a través de los ojos de la desterrada
Ahiel en tierra de nadie, convirtiéndose en un gran éxito entre los lectores
más jóvenes y que retomaría con su secuela «Alas negras». Desde
entonces, los títulos que versan sobre esta temática se han sucedido. Si bien
la mayoría pertenecen a la categoría juvenil romántica, como «Hush Hush»
(Becca Fitzpatrick) o «Ángeles desterrados» (Anabel Botella), también
podemos encontrar títulos orientados al lector adulto, destacando «El ángel
caído» (Javier Sierra), «Angelology» (Danielle Trussoni) o «El
ángel más tonto del mundo» (Christopher Moore). E incluso el cine ha
realizado su aportación a este creciente género con títulos como «Legion»
(Scoot Steward, 2010) y «Gabriel» (Shane Abbes, 2007).
«El
ocaso de los ángeles», al contrario de lo que pueda inducir su nombre, no
representa el crepúsculo de esta literatura fantástica, sino un nuevo amanecer.
A partir de las sombras, Vael Zanón ilumina el género creando su propia versión
sobre las leyendas e historias que rodean a las figuras de Samael, Uriel,
Rafael, Mikael, entre otros.
El
autor realiza una visión pesimista del ser humano, describiéndola como una
especie merecedora del infierno que ellos mismos han creado y que puede
resumirse en una palabra: Neo-Babylon, Inspirándose en Sodoma y Gomorra para
establecer sus pilares, esta ciudad representa la decadencia extrema, es decir,
la corrupción de alma a través de los vicios del cuerpo y cuyo precio habrá de
ser saldado en la otra vida. Adviértase la notable influencia ejercida por «La
divina comedia» de Dante en la descripción de los escenarios, el desarrollo
de la trama y la división de los capítulos. Vael Zanón realiza constante
alusiones a la obra del escritor italiano para ilustrar la pesadumbre de un
mundo marchito, que hiede a desesperanza y miedo.
No
obstante, resulta difícil establecer un conjunto limitado de obras que hubiesen
podido influir en la trama, pues proceden de todas las disciplinas artísticas,
desde la pintura hasta el cine (la saga «Matrix» o «El cuervo»).
De hecho, uno de los rasgos más característicos de esta novela es la simbología
oculta en sus páginas, que posibilita múltiples interpretaciones en función del
tipo de lector. Esta circunstancia permite recrearse en los múltiples detalles
con cada nueva lectura, convirtiéndose en una lectura dinámica, diferente en
cada ocasión.
Otro
rasgo destacable es la visualidad del lenguaje, que permite recrear imágenes,
sonidos y olores con asombrosa fidelidad a través de la palabra. Sin embargo,
el empleo de esta elaborada prosa degenera en una serie de aspectos negativos.
Por un lado, el exceso de información sobre algunos de elementos que
intervienen en la trama, como el origen de sus armas. Por otro, la innecesaria
prolongación de algunas escenas en detrimento de otras más relevantes para la
trama principal. De igual modo, su intento por acercar la novela al lector
medio conlleva a la simplicidad de algunos personajes, basados en arquetipos
del género.
Sin
embargo, el autor consigue suplirlas gracias al atractivo de sus personajes,
basándose en su imperfección. Es decir, en la «humanidad» que se advierte en
ellos y posibilita al lector establecer un vínculo emocional que se fortalece
en los sucesivos capítulos. Así, cada uno representa un perfil concreto de una
persona y, por ende, del pecado que los condenó a una eternidad de soledad y
desdicha. De este modo, disponemos de las diferentes versiones que conforman
una historia conocida por todos: la eterna lucha entre el bien y el mal.
Finalmente,
el cambio de ritmo en el último tercio de la novela permite a Vael Zanón
desplegar todo su talento narrativo, con asombrosos giros narrativos que dejan
sin respiración al lector.
Al igual que
la serpiente que capaz de tentar a Adán, «El ocaso de los ángeles» es un
apetecible fruto que desearás saborear para deleitarte con su esencia. Una vez
más, la oscuridad, lejos de amedrentarnos, nos convierte en víctimas de su
influjo. Nos atrapa en una vorágine de sangre y violencia de la que no podremos
escapar, porque aquellos que debían salvarnos son ahora nuestros verdugos,
además dede juez y jurado. Con todo, Esperanza prevalece…
VALORACIÓN: 7
LO MEJOR: La peculiar estética de la
historia, una mezcla entre el gótico y el cyberpunk. El estilo visual de la
prosa, que incluye su propia banda sonora. La «humanidad» de los ángeles.
LO PEOR: Algunas referencias culturales
solo es posible captarlas leyendo el
apartado que las explica. El cambio en el ritmo narrativo durante el último
tercio. El final feliz.