Próximas publicaciones: Las ciencias ocultas en la ciudad de Buenos Aires de (Roberto Arlt)

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Misterios a ritmo de tango

Ensayo imprescindible tanto por ser el primer texto enjundioso que publicara Roberto Arlt, como porque esta edición, profusamente anotada, permite un acercamiento a quiénes son y cómo vivieron los «inventores» de lo que se llamó ocultismo y que todavía pervive en ese grupo difuso que se autodenominan «espirituales». Pues si por un lado Las ciencias ocultas en la ciudad de Buenos Aires encierran un indudable componente biográfico que nos acerca a la peripecia vital de un joven Arlt al borde de publicar su primera gran novela, El juguete rabioso; por otro, línea tras línea, nos desvelan a los protagonistas y las claves con que se urdió esa inmensa engañifa que se entiende como esoterismo y «espiritualidad», y que Arlt, con una perspicacia fuera de lo común para su edad, captó y denunció en estas breves, cuanto certeras, páginas. Por ambos componentes y por la rabia con que están escritas, Las ciencias ocultas en la ciudad de Buenos Aires se convierten en más que un ensayo, en un manifiesto entre biográfico y desenmascarador de una actualidad y un interés indudables.

Sobre el autor: Roberto Arlt nació en Buenos Aires, el 2 de abril de 1900, y murió en la misma ciudad, el 26 de julio de 1942, de un ataque cardíaco. A pesar de su tortuosa infancia y de sus escasos estudios, en 1921 publicaría Diario de un morfinómano, su primera novela, extraviada para siempre, y en 1926, El juguete rabioso, cuando ya frecuentaba la amistad de Ricardo Güiraldes, quien le sugirió el título. Para entonces, Arlt escribía también en los periódicos Crítica y El Mundo y sus columnas diarias, Aguafuertes porteñas, que se convertirían con los años en un clásico de la literatura argentina. 

En cuanto a su vida, cabe añadir que merodeaba rufianes de toda laya, que traspondría en muchos de sus personajes, aunque su gran empeño no fue otro que el de hacerse rico como inventor, ambición que lo llevó a cosechar muy estrepitosos y chocantes fracasos. 

Además de las obras citadas, publicó las novelas Los siete locos y su continuación, Los lanzallamas, y El amor brujo (próximamente en Drácena), bastante teatro y este curioso y desvelador ensayo, Las ciencias ocultas en la ciudad de Buenos Aires.

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