En la reciente entrega de los VI Premios de Literatura Histórica Hislibris, la novela El cáliz de Melqart se ha hecho acreedora de dos de los siete premios entregados: mejor novela y mejor portada.
“Muchos personajes, bien dibujados con sus motivaciones perfectamente creíbles (venganza, poder, lujuria...) en ubicaciones espaciales y temporales muy diferentes y bien descritas, en una serie de subtramas en las que se dosifican muy bien acción, reflexión, intrigas... Una novela de aventuras, sí, pero no solo eso. Me ha gustado mucho y la he disfrutado de principio a fin”, señalaba Ernesto Pérez Aparicio. “Me ha parecido un novelón en el más puro y clásico sentido. Una obra emocionante, algo difícil por la complejidad de la trama y el gran número de personajes activos. Pero eso no es desde luego una objeción, sino un elogio”, añadía Luis Villalón.
La obra se desarrolla en plena fundación de Cartago Nova. Tras la muerte de Amílcar Barca, su yerno Asdrúbal se pone al frente de la administración cartaginesa en Ispania. Con el apoyo del joven Aníbal logra importantes victorias diplomáticas y militares e inicia la construcción de una nueva capital: Qart Hadasht. Los éxitos de los Bárquidas despiertan el recelo de Roma y de sus rivales políticos en la propia Cartago, y parecen hacer inevitable el enfrentamiento con los pueblos íberos que se mantienen libres, en especial con los oretanos de Hélike, dirigidos por Orissón. Un suceso inesperado cambia súbitamente el tablero de juego. El legendario cáliz del dios Melqart, sobre el que se fundó el antiguo reino de Tartessos, regresa del pasado y desencadena un vendaval de rivalidad y ambición, de lealtades e intrigas, que precipita la lucha por el dominio de la península ibérica. El cáliz puede proporcionar la legitimidad para unificar a los pueblos íberos bajo una nueva dinastía. O acaso sirva, precisamente, para evitarlo. El destino de Ispania y el curso del enfrentamiento entre Roma y Cartago dependerán de ello.
Violeta Otín destacaba que “la recreación de algunos ambientes resulta realmente poética. Personajes de carne y hueso, algunos más arquetípicos que otros con su función que cumplir en la historia, secundarios atractivos, y una excelente recreación del momento histórico. Aparte de la extensa documentación que se huele pero no se exhibe de forma agobiante, no hay mentalidades que desentonen, ni formas de pensar extrañas. Los personajes actúan y se expresan de forma coherente, lo sobrenatural pende sobre la historia como debe ser de acuerdo al momento... La verdad es que me ha encantado”.
Tras el éxito de El heredero de Tartessos (3 ediciones y miles de ejemplares vendidos), este fresco de la península ibérica en los tiempos en los que Roma y Cartago luchaban por el dominio del Mediterráneo prosigue el fulgurante camino de Arturo Gonzalo Aizpiri (traductor, poeta y editor, aparte de novelista) y le confirma como una de las promesas más firmes del panorama literario español.
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