Es posible que a muchos de vosotros os haya extrañado el progresivo descenso de autopsias literarias en el Depósito desde la segunda quince de diciembre y, ante la posibilidad de que pudieseis pensar que La diseccionadora de libros ha guardado todo su instrumental quirúrgico por tiempo indefinido, os escribo para que tranquilizaros después de varias semanas sin actualizar el blog. Básicamente me he convertido en paciente, pero no de mi propio bisturí.
Durante las fiestas navideñas he estado realizando jornadas interminables e incontables horas extras no remuneradas para ayudar a mi familia en su negocio y, al mismo tiempo, entrenándome sin descanso para las próximas medias maratones en las que competiré el próximo mes de marzo. El estrés y el cansancio acumulado durante este tiempo tuvo como consecuencia una bajada de defensas –eso ocurre por no tomar Actimel todas las mañanas- que acabo derivando en una gripe con una importante afección pulmonar que me impedía respirar con normalidad algunos días.
Por esta razón, decidí poner en cuarentena en Depósito hasta garantizar mi completa recuperación y, aunque los síntomas han remitido considerablemente, todavía necesito descansar un par de semanas hasta asegurarme de que el pulso no me tiembla al realizar la primera incisión en mi nuevo paciente.
Así de sencillo, nada cierre de las instalaciones sin previo aviso, simplemente un simple resfriado que se ha complicado por la falta de descanso –gracias a los reforma laboral no he podido solicitar la baja médica y he seguido trabajando bajo los efectos de suficiente paracetamol, analgésicos para dar positivo en un control anti dopping-.
A partir de febrero regresaré con todo el instrumental necesario para continuar con mi incisiva labor crítica, compensándoos por estas semanas de abandono en contra de mi voluntad con las autopsias literarias de los grandes éxitos del pasado año (“El abuelo que saltó por la ventana y se largó”, Jonas Jonasson; “Ha vuelto”, Timur Vermes; “Underground”, Haruki Murakami; etc.), los clásicos de la literatura (“Orgullo y prejuicio”, Jane Austen; “Grandes esperanzas”, Charles Dickens; “Rayuela”, Julio Cortázar; “El viejo y el mar”, Ernest Hewingay, entre otras) y auténticas singularidades desconocidas para la mayoría de lectores actuales, pero que seguramente todos conoceréis por su adaptación cinematográfica o televisiva. A fin de amenizar la espera, os recuerdo que podéis seguir leyéndome en Cine y Bso, aunque reconozco que ahora mismo resultan mucho más atractivas sus críticas cinematográficas ante la proximidad de los Oscar -personalmente, os recomiendo las de Birdman y Whiplash-. No olvidemos que todo lo bueno siempre se hace esperar.
Mi querida destripadora: Siento mucho tus avatares; pero eres suficientemente joven para que no te afecten después de una buena recuperación.
ResponderEliminarSiento no poder colaborar contigo; los únicos títulos que me interesan son los de Cela "La Colmena" y "...Pascual Duarte"; no estoy dispuesto a releerlas, antológica la primera de gran crudeza la segunda, y a Steinbeck con "Las uvas de la ira" demasiado analizada.
Siento no poder colaborar contigo; mi biblioteca -demasiado amplia- no recoge a nuevos autores y ya tengo demasiada edad para conocerles.
Mis mejores deseos de que estés completamente recuperada.
Ángel
Muchas gracias por tu apoyo Ángel.
EliminarSi bien mi intención es poder retomar las disecciones con la mayor brevedad posible, también necesito un tiempo para dedicar exclusivamente a disfrutar del placer que me proporciona un buen libro.
Un abrazo
María del Carmen Horcas (La diseccionadora de libros)