Crítica de Tokio Blues (Haruki Murakami)

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Para Dante Martín por su master class sobre la música de los Beatles que me ha sido de gran ayuda para escribir esta autopsia literaria.

Sinopsis: Toru Watanabe, un ejecutivo de 37 años, escucha casualmente mientras aterriza en un aeropuerto europeo una vieja canción de los Beatles, y la música le hace retroceder a su juventud, al turbulento Tokio de finales de los sesenta. Toru recuerda, con una mezcla de melancolía y desasosiego, a la inestable y misteriosa Naoko, l a novia de su mejor –y único– amigo de la adolescencia, Kizuki. El suicidio de éste les distancia durante un año hasta que se reencuentran en la universidad. Inician allí una relación íntima; sin embargo, la frágil salud mental de Naoko se resiente y la internan en un centro de reposo. Al poco, Toru se enamora de Midori, una joven activa y resuelta. Indeciso, sumido en dudas y temores, experimenta el deslumbramiento y el desengaño allá donde todo parece cobrar sentido: el sexo, el amor y la muerte. La situación, para él, para los tres, se ha vuelto insostenible; ninguno parece capaz de alcanzar el delicado equilibrio entre las esperanzas juveniles y la necesidad de encontrar un lugar en el mundo. Con un fino sentido del humor, Murakami ha escrito el conmovedor relato de una educación sentimental, pero también de las pérdidas que implica toda maduración. Tokio blues supuso el reconocimiento definitivo del autor en su país, donde se convirtió en un best seller. 

Crítica: La bibliografía del escritor japonés Haruki Murakami siempre se ha caracterizado por la estrecha relación con la música, pudiendo encontrar en las páginas de sus novelas –e incluso en los propios títulos- referencias a canciones como «Dance, Dance, Dance» del grupo The Dells, «South of the Border» de Nat King Cole a la que añadiría la segunda parte («West of the Sun») y, por supuesto, «Norwegian Wood» de los Beatles. 

Esta canción pudo escucharse por primera vez en el álbum Rubber Soul, en el que la banda compuesta por estos cuatro jóvenes británicos rompía los convencionalismos musicales de la época, proporcionando a su música un estilo diferente que difería de sus principios como un grupo de rock clásico. La balada compuesta por John Lennon y Paul McCartney se caracterizaba por el uso del sitar como acompañante de la guitarra acústica de Lennon, que estableció las bases del rock psicodélico. 

Su elección no deja de resultar paradójica para los lectores de Haruki Murakami, pues «Tokio Blues» es la primera obra del autor en la que no emplea elementos oníricos o paranormales que siempre han definido su obra literaria. De hecho, nos encontramos ante su novela más realista, pero siempre con el amor, la soledad y la nostalgia como principales temáticas. 

Is there anybody going to listen to my story 
 all about the girl who came to stay? 
 she's the kind of girl 
 you want so much it make you sorry 
 still you don't regret a single day (1) 

Toru Watanabe es el narrador de su propia historia tan trágica como las obras del teatro griegos que estudia en la Universidad de Tokio, donde se ha especializado en teatro no por vocación, sino con el propósito de distanciarse de los recuerdos tras el suicidio de su mejor amigo, Kizuki. Sin embargo, jamás conseguimos dejar nuestro pasado completamente atrás y - al igual que el recuerdo de la dulce y frágil Naoko regresa con el sonido del sitar interpretado por George Harrison en «Norwegian Wood»- la presencia de la joven en la ciudad obliga a Toru a enfrentar por primera vez a sus responsabilidades como adulto. 

Aquellos años representan su proceso de maduración ante los cambios acontecidos en su entorno. Igual que en otros países, Japón era escenario de numerosas revueltas estudiantiles contra el gobierno, definido por el propio como un movimiento carente de auténticos ideales y que evidencia a través de numerosas referencias en la novela, como las conversaciones entre Toru y Midori en las que critican la hipocresía y puerilidad de sus miembros puerilidad; o detalles tan simbólicos como la mención de la novela «Bajo las ruedas» (Hermann Hesse) contra los sistemas educativos conservadores que impiden el desarrollo de los escolares como personas ante el alto nivel de exigencia académico.

All my little plans and schemes, 
 lost like some forgotten dreams, 
 seems that all i really was doing 
 was waiting for you. 
 Just like little girls and boys, 
 playing with their little toys. 
 seems like all they really were doing 
 was waiting for love.(2) 

Sin embargo, los acontecimientos más importantes en la vida del joven Toru se producen a nivel personal. El gradual empeoramiento de la salud psicológica de Naoko lo obliga a distanciarse de la muchacha, provocando una confusión de sentimientos respecto a ella que considera equívocamente como amor, pero es la culpabilidad por no haber evitado el suicidio de su mejor amigo, así como la ira por el vacío dejado tras su muerte. Es decir, Toru, en realidad, no la quiere, sino que se responsabilizada de Naoko para evitar que ella vuelve a experimentar esa sensación de abandono, primero con su hermana mayor y después con su mejor amigo y novio de toda la vida. Es entonces cuando se crea entre ambos una relación de dependencia que les permite refugiarse en su propio universo privado aislándose por completo del dolor procedente del mundo exterior. 

Nuevamente, Haruki Murakami demuestra su sutileza para la simbología mediante las referencias literarias y musicales cuando Toru abandona la lectura de «El Centauro» (John Upkide) por «El Gran Gatsby» (F. Scott Fitzgerald). La novela de Upkide es el frustrado intento de un padre para rescatar a su hijo de la mediocridad y a la apatía a fin de que esté preparado cuando deba enfrentarse a la vida, mientras que Fitzgerald nos describe la idealización de un amor pasado. La evolución en los gustos literarios del protagonista resume a la perfección su vida durante aquellos convulsos años, basados en la monotonía y en la esperanza de recuperar a Naoko, pero no la auténtica Naoko, sino la imagen ensalzada creada durante este tiempo. De hecho, sus salidas nocturnas con Nagasawa, un compañero de la residencia de estudiantes, con el único propósito de concluir la noche en un hotel love junto a una desconocida reflejan la soledad real de protagonista, a quien el sexo esporádico le proporciona el ansiado contacto íntimo con otra persona ante la incapacidad de Naoko para volver a excitarse después de aquella primera –y única- noche juntos. Y es que, en realidad, la relación entre Kizuki y Naoko era consecuencia de la incapacidad de ambos para relacionarse con otras personas, estableciendo esa dependencia emocional que ellos insistían en considerar amor cuando verdaderamente se trataba de una estrecha amistad. 

De este modo, el autor japonés consigue un retrato cercano e íntimo sobre la juventud de su país. La renuncia a la infancia para introducirse en el complejo mundo de los adultos cuando todavía no se encuentran preparados física ni psicológicamente –la temprana sexualidad de Kizuki y Naoko-; el excesivo nivel de exigencia que revoca en jóvenes competitivos, materialistas y egoístas, e incluso sociópatas –la indiferencia de Nagasawa hacia los demás, especialmente hacia su novia, Hatsumi, quien consiente resignada las infidelidades de su pareja-; o la incapacidad para asumir el fracaso que, en la mayoría de ocasiones, desemboca en el suicidio. 

Sin embargo, el tono melancólico y desesperanzador de la novela da un giro cuando aparece el personaje de Midori Kobayashi, quien obligará a Tory a enfrentarse a la vida más allá de las aulas, el trabajo o la correspondencia y visitas esporádicas a Naoko.

 When i get to the bottom i go back to the top of the slide 
where i stop and i turn and i go for a ride 
till i get to the bottom and i see you again. 
Do, don't you want me to love you 
i'm coming down fast but i'm miles above you 
tell me, tell me, tell me, come on tell me the answer 
you may be a lover but you ain't no dancer. 
Helter skelter, helter skelter 
helter skelter.(3) 

Si bien el atractivo de Naoko no reside en su apariencia física, que podríamos definir como anodina - e incluso vulgar-, sino en la fragilidad de su espíritu; Midori enamora al lector con su arrebatadora sinceridad, su atractiva excentricidad, su innata capacidad para sorprender, su generosidad hacia los demás… Desde el principio, se convierte en un personaje trascendental para Toru –y el lector-, proporcionándonos las escenas más divertidas y, de forma simultánea, conmovedoras de toda novela: la cita en el cine porno, la anécdota del sujetador mojado o el atrevido corte de pelo, la curiosidad por la masturbación masculina, la gran afición por la cocina, la complicada relación con su padre, y así sucesivamente. En este sentido, resulta comprensible la disyuntiva de Toru hacia estas dos mujeres tan diferentes, siendo imposible decantarse por una sabiendo que, inexorablemente, tendría que renunciar a la otra. 

All of my life, 
 I've been searchin' for a girl 
 To love me like i love you. 
 Oh, now.. but every girl i've ever had, 
 Breaks my heart and leaves my sad. 
 What am i, what am i supposed to do. (4) 

Es entonces cuando se produce el trágico desenlace de la historia, cuando Turo descubrirá que no podemos huir del pasado y, sobre todo, del dolor asociado con la pérdida de las personas que amamos. La lección más importante que debemos aprender en esta vida es la necesidad de aprender a convivir con el sufrimiento, porque solo así seremos capaces de apreciar las alegrías que nos ofrece y valorar las personas que todavía permanecen a nuestro lado. De igual modo, el mayor tributo que les podemos hacer es vivir por ellas, para que su recuerdo no perezca en el olvido, sobreviviendo en nuestra memoria a través del amor que todavía sentimos y con el que obsequiamos a la gente que se ha convertido en nuestro presente, y también nuestro futuro. 

«Tokio Blues» es una novela inteligente y reflexiva que consolidó a Haruli Murakami como el autor de una generación de jóvenes japoneses a través de una historia de amor trágica basada en la soledad, la melancolía, pero también en la esperanza. Un libro dotado de una melodía con ritmo diferente que, a pesar de su aparente sencillez, escuchándola con atención –o leyéndola con detenimiento- descubriremos en sus letras un mensaje que no podremos dejar de tararear. Después de todo, «isn't it good, norwegian wood». (5) 

(1) Girl. Canción de The Beatles. Rubber Sound, 1965. 
(2) Real Love. Canción de The Beatles. Anthology 2, 1996. 
(3) Helter Sketer. Canción de The Beatles. The Beatles, 1968. 
(4) Anna (Go to him). Canción de The Beatles. Please Please Me, 1963. 
(5) Norwegian Wood (This Bird Has Flown). Canción de The Beatles. Rubber Sound, 1965. 

LO MEJOR: Absolutamente TODO. 

LO PEOR: Absolutamente NADA, excepto si no te gustan los Beatles. 

Sobre el autor: Haruki Murakami (Kioto,1949). Es un conocido escritor y traductor japonés. Murakami ha publicado varios best-sellers y colecciones de cuentos. En 1986, tras el enorme éxito de su novela Norwegian Wood, abandonó Japón para vivir en Europa y América, pero regresó a Japón en 1995 tras el terremoto de Kobe, donde pasó su infancia. La ficción de Murakami, que a menudo es tachada de literatura pop por las autoridades literarias japonesas, es humorística y surreal, y al mismo tiempo refleja la soledad y el ansia de amor en un modo que conmueve a lectores tanto orientales como occidentales.

8 comentarios:

  1. Uno de mis autores pendientes.
    A mi chica (y compañera de blog) le regalé este libro, y desde entonces es uno de sus autores favoritos junto a Amy Tan, ya sus demás libros se los ha ido comprando ella, jajajaja.

    Celebro que lo hayas disfrutado.
    Un beso ;)

    PD. Y sí, a mí por lo menos los Beatles me encantan de siempre. Y al margen de esto, me hubiera gustado que le dieran el premio novel, por desgracia creo que la crítica social de sus más detractores sigue pesando en el jurado como cada certamen. Lo irónico de todo esto es que creo que al propio Murakami le importa un bledo.

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    1. Buenas noches Erase una vez,

      Es una alegría volver a encontrarte en el Depósito después de varias semanas sin tener comentarios tuyos y, por esta razón, me gustaría darte nuevamente la bienvenida.

      Confieso que Murakami era también un autor pendiente hasta este verano, cuando leí su ensayo biográfico "De qué hablo cuando hablo de correr" por su relación con el atletismo y, en especial, las competiciones de larga distancia en las que participo con frecuencia a lo largo del año. A partir de ahí, sentí especial fascinación por este autor con el que compartía tantas aficiones no solo deportivas, sino también musicales y literarias. Si bien, no toda su bibliografía me convence, como "Baila, baila, baila", pero estoy de acuerdo contigo en que se debería reconocer por la trascendencia -y originalidad- de su obra. Por desgracia, el jurado del Nobel tiende a decentarse por autores menos reconocidos y, posiblemente, todavía tengamos que esperar muchos años antes de se lo concedan sin temor a las críticas que acusen al premio de haberse comercializado -cuando ya lo hace en la categoría del Nobel de la Paz desde bastante tiempo, excepto este año-.

      Por otro lado, felicita a tu pareja por su excelente elección en lo que respecto a autores orientales. Precisamente estoy releyendo a Amy Tan de forma simultánea con Murakami. Cuando ella quiera, está invitada a visitar las instalaciones de mi Depósito para compartir su propio diagnóstico de algunos pacientes diseccionados. :)

      Un beso para ambos

      María del Carmen Horcas (La diseccionadora de libros)

      PD: Yo siempre he aborrecido la música de los Beatles, pero la master class de mi amigo Dante me ayudo a comprender mejor su influencia musical y, sobre todo, admitir que soy una apasionada de la segunda etapa. Además, me encanta la película "Across the universe". ;)

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  2. Mi primer libro de Murakami fue éste y me encantó, como dice la crítica, todo. He leído otros dos de él, "Al sur de la frontera, al oeste del sol" y "Después del terremoto", ya tengo tembién "Baila, baila, baila" en mi pequeña bilbioteca para leer pronto.

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    1. Buenos días,

      Si quieres seguir ampliando tu conocimiento acerca de la obra de Murakami te recomiendo "El fin del mundo y un despiadado país de las maravillas", "Spuntik, mi amor", "Kafka en la orilla" y "Los años de peregrinación del chico sin color". El último retoma el estilo realista del autor japonés presente en obras como "Tokio Blues" y "Al sur de la frontera, al oeste del sol", mientras que el resto son surrealistas, aunque no por ello menos recomendables. De igual modo, sus antologías de relatos y ensayos biográficos o periodísticos resultan lecturas muy enriquecedoras.

      Muchas gracias por tu comentario y espero verte cruzar de nuevo las puertas del Depósito en futuras autopsias literarias.

      Un cordial saludo

      María del Carmen Horcas (La diseccionadora de libros)

      PD: Prescinde de la adaptación cinematográfica de "Tokio Blues", la película es un insulto a la novela de Murakami.

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  3. No es una crítica objetiva, habría que dejar de lado el fanatismo.

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  4. Me faltan apenas unas cuantas páginas para terminar la novela. La empecé a leer en la soledad de un café, y conforme fui recorriendo las hojas del libro se me fue dificultando su lectura : la novela reflejaba la inmensa soledad en la que me he encontrado. Murakami tiene el efecto de ponerme muy nostálgico, pero, al mismo tiempo, me hizo caer en cuenta de lo importante que es valorar a las personas que aún tenemos a nuestro lado.

    Me encantó tu análisis. 😇

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  5. Tengo que hacer un diario sobre el libro Tokio blues y si alguien lo leído bien me podía ayuda

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  6. Wowww que bueno lo que escribiste. No entiendo como se maneja esto pero ojala se pueda enviar el mensaje. Excelente trabajo el que hiciste con Tokio Blues, si seguís haciendo criticas, seguí así!!

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