Una mirada diferente a la historia
El próximo viernes, 22
de febrero, a las 20,00 h. tendrá lugar la presentación de La
mirada de Saturno, de Guillermo Galván, por Ángel Luis
Hernando Galiano. El acto tendrá lugar en la Galería Trueno,
sita en C/ Trueno, 3, Colmenar viejo (Madrid). Y, por supuesto, con la
compañía del autor.
La Mirada de Saturno fue
galardonada con el premio Tiflos en 1999 y ahora, en edición revisada,
se publica por cuarta vez, tras las ediciones de la ONCE, Brand y Booket, y por
vez primera en formato e-book.
Sinopsis: En las semanas previas a la muerte
de Franco, el joven periodista Ricardo Asensi descubre que no es huérfano desde
los ocho años, tal y como creía. Su padre, oficialmente muerto en un accidente
de aviación, acaba de fallecer en un psiquiátrico, y esta noticia trastoca por
completo su vida cotidiana y la percepción de su propia historia personal.
El
inesperado hallazgo lo sumerge en una vertiginosa investigación en busca de la
verdadera historia paterna, con giros sorpresivos y a través de una trama que
se complica a medida que avanza en sus pesquisas.
«Una
novela muy sorprendente, por la ambición de su argumento, su ritmo y la madurez
narrativa de un autor primerizo. La Mirada de Saturno es una intriga muy
compleja, muy bien trabada por el pulso narrativo de un autor que maneja una
trama con muchos hilos a través del tiempo y que no pierde el control de la
historia en ningún momento».
Almudena Grandes
Sobre
el autor: Guillermo Galván cuenta
historias desde pequeño. A los siete años ya les daba la paliza a sus amiguitos
con narraciones orales sin que nadie osara llamarlo tío plomo, mucho menos cuentacuentos.
Plasmó después sus fabuladas aventuras sobre el papel en forma de tebeos,
aunque su intento de industrializar la idea resultó un rotundo fracaso, porque
no se había inventado la fotocopiadora y cada unidad a partir de la primera no
resultaba rentable y sí, por el contrario, un ejercicio sumamente aburrido
copiarse a sí mismo una y otra vez.
Poco más tarde descubrió a Julio
Verne, aunque hasta muchos años después no tuvo las agallas de enfrentarse al
reto de escribir un montón de páginas, tal y como hacía aquel tipo con nombre
español a pesar de ser francés. Víctima, sin duda, de su tendencia a fantasear,
quiso dedicarse a la ingeniería aeronáutica, sin tener en cuenta que en este
país los únicos aviones que podían fabricarse entonces eran de papel. Por fin,
se hizo periodista, y convirtió la escritura en su medio de vida, aunque bien
lejos de la ficción, sometido a esa supuesta objetividad que predicaban los
maestros. Hasta que, mira por dónde, descubrió que la fantasía especulativa se
imponía cada vez más a los viejos valores de la profesión, y decidió que,
puestos a fabular, mejor la novela que la noticia.
Ha publicado siete novelas,
algunas galardonadas con premios como Tiflos, Río Manzanares, Felipe
Trigo, Alfonso VII e Hislibris; y varios relatos, uno de
ellos recientemente premiado con el 21 de Marzo.
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