Crítica de La silla (David Jasso)

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Publicada en La web del Terror
Sinopsis: Daniel Lonces es un joven escritor de novelas de misterio que ha conseguido todo lo que deseaba en la vida, (bueno casi todo). Ha alcanzado lo que siempre ha soñado: es popular, le requieren con frecuencia en los medios de comunicación, está casado con una mujer que le quiere, tiene un precioso niño pequeño y se dedica a lo que le gusta ¿qué más puede pedir? Por supuesto, esta idílica (o quizá no tanto) existencia se verá inesperadamente truncada. Un día, realizando una pequeña prueba para una de sus novelas quedará accidentalmente atado a una silla sin posibilidad de soltarse. Poco a poco la situación se complicará de forma imprevisible y Daniel tendrá que luchar contra las circunstancias, en inferioridad de condiciones, para salvar su vida y la de los seres que ama. Una situación que progresivamente va adquiriendo tintes dramáticos, en una espiral de intriga, dolor y tensión.

Reseña: Desde pequeños, nos recuerdan la importancia de adquirir una buena postura al sentarnos, con objeto de prevenir futuras lesiones en la espalda y problemas musculares. La espalda recta y apoyada contra el respaldo de la silla, los hombros derechos, rodillas en ángulo recto… Sin embargo, aunque saludable, esta posición acaba resultando incómoda ante la falta de costumbre y acabamos regresando a viejos hábitos. O también podemos adquirir otros completamente nuevos, mucho más peligrosos para nuestra salud.

«La silla» utiliza este gesto tan cotidiano como premisa de una historia en la que el horror irrumpe en la rutina de su protagonista, quien nos ofrece un asiento en primera fila para que seamos espectadores de su agonía durante setenta y dos horas.

Desde el inicio, David Jasso consigue introducir plenamente al lector en la novela con un prólogo que, en principio, no parece guardar relación con el resto del libro. Sin embargo, nos sirve como preludio del dolor que vamos a experimentar a partir del primer capítulo, pues gran parte de su argumento versa sobre la pérdida y aquello que estaríamos dispuestos a hacer para recuperar aquello que nos fue tan injustamente arrebatado.

«La silla» es una novela de terror psicológico, pero también un juicio moral a Daniel Lonces. Durante el cautiverio autoimpuesto, el protagonista se plantea si todo aquello es consecuencia de su comportamiento y el menosprecio hacia su familia, al anteponerse él frente a los suyos. En cierto modo, este planteamiento recuerda a «Cujo» (Stephen King), aunque también tiene ciertas semejanzas con «Misery», en el que la propia obra del autor trasciende del papel y tiene consecuencias horribles en la vida real.

Con todo, David Jasso nos ofrece una nueva visión del dolor, así como imaginativas formas de prolongarlo durante los sucesivos intentos del protagonista por liberarse. El lenguaje resulta tan gráfico que cada detalle es reproducido con minuciosidad en la mente del lector, quien acaba notando el áspero roce de las cuerdas, el entumecimiento de los miembros o la sequedad de la boca. La escena del picor es una simple anécdota simpática en comparación con todo lo posterior. Poco a poco, la locura acaba por instalarse en nuestros cerebros de forma que, la decisión final del protagonista, resulta lógica ante nuestros ojos. Es más, la presión psicológica que el lector ha tenido que soportar llega hasta límites insoportable y, por este motivo, su deseo por ponerle fin consigue eclipsar cualquier raciocinio, incluido el instinto de supervivencia, la emoción más primitiva del ser humano.

Sin embargo, la tensión es progresiva. David Jasso consigue canalizarla para evitar el rechazo del lector ante las escenas más desagradables, como las magdalenas licuadas, sabiendo alternarlas con otras que proporcionan un descanso antes de volver a introducir en el horror más visceral.

«La silla» simboliza la tortura más compleja a partir de una estructura tan sencilla como cuatro patas, un asiento y un respaldo. No obstante, la introducción de un elemento paranormal rompe por completo con el hilo argumental precio, provocando la confusión del lector ante este incomprensible giro en la narración. Ese y una serie de detalles excesivamente dramatizados son los únicos aspectos negativos de una novela, por lo demás, magnífica. Una vez que empiezas a leerla, no podrás levantarte.

LO MEJOR: La visualidad de la prosa. El equilibrio entre las escenas. La tensión psicológica del relato. Las escenas de las magdalenas digeridas y el picor imaginario.

LO PEOR: Algunos detalles resultan exagerados y poco creíbles. La introducción de un elemento paranormal en el final.

Sobre el autor: David Jasso nació en 1961 en Zaragoza, ciudad en la que reside. Está casado y tiene una hija de diecisiete años. Ha trabajado como periodista en prensa, radio y televisión; también ha impartido clases de Medios de Comunicación. En la actualidad es director del departamento audiovisual de una importante Vídeo productora.

Es el presidente de NOCTE, la asociación española de escritores de terror. También imparte talleres literarios y de creatividad para niños, adolescentes y adultos.

Aficionado a la música y al cine, es, sobre todo, un lector compulsivo y un gran aficionado a la literatura de terror. Ha escrito numerosas reseñas literarias y relatos para varios medios especializados. En su juventud formó parte del colectivo “Abrotjos” y editó la revista poética del mismo nombre. Ha escrito numerosos cuentos para la radio.

Además de «La silla» ha publicado las novelas «Cazador de mentiras» (junto a Santiago Eximeno), «Día de perros» (Premio Ignotus 2009) y «Feral» (en la que combina ficción y terror). Próximamente se editará su antología de relatos «Abismos». «La silla» fue su tarjeta de presentación en el año 2006, desde entonces la novela ha ido ganando prestigio hasta convertirse en un pequeño clásico actual.

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