Crítica de Los caminantes - Hades Nebula (Carlos Sisí)

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Sinopsis: Tras sobrevivir a la devastadora pandemia que ha asolado el mundo y con la esperanza de ahondar en el misterio del Necrosum, el pequeño grupo de supervivientes de Carranque llega finalmente a la Alhambra de Granada, donde el aparato militar ha instalado uno de los últimos bastiones de resistencia de la Humanidad. Sin embargo, una vez allí descubrirán que las cosas no son cómo les habían prometido y los protagonistas deberán afrontar una realidad aún peor que todo lo que habían conocido hasta entonces.


El autor se sirve de los muertos vivientes para describir situaciones de extrema dureza y dramatismo, explorando la complejidad del ser humano cuando se encuentra cara a cara con el terror en un mundo manifiestamente hostil, y lanzando al lector, en definitiva, a una montaña rusa de sensaciones que desemboca en la conclusión final.
Reseña: En 2009 llegó a nuestras librerías Los Caminantes, precedido por el éxito de otros títulos de literatura zombie como «Guerra Mundial Z» (Max Brooks) o «Apocalipsis Z» (Manuel Loureiro). Superando las reticencias iniciales, que consideraban que el mercado literario comenzaba a encontrarse sobresaturado con títulos de esta temática, al igual que había ocurrido con sagas anteriores como «Crepúsculo» o «Harry Potter», el libro se convirtió, para sorpresa de muchos (incluido el propio autor) en un éxito de ventas entre un público que devoraba sus hojas con la misma ansiedad que los muertos vivientes la carne de sus víctimas.


Desde entonces han transcurrido tres años y, en ese tiempo, el fenómeno de «Los caminantes» se ha extendido con la misma virulencia que la enfermedad en sus páginas, contagiando a la población española (y anglosajona) con las aventuras de los supervivientes de Carranque y, por supuesto, con la constante amenaza del padre Isidro, quien bien podía equipararse a los personajes de Hannibal Lecter («El silencio de los corderos», Tomas Harris) o Jack Torrance («El resplandor», Stephen King). Ahora, con la publicación de «Los caminantes. Hades Nebula», Carlos Sisí pone el punto final a la trilogía.

Si estábamos acostumbrados a que la acción se desarrollase en distintos puntos de la provincia de Málaga, el autor apuesta por un cambio de escenario y traslada a nuestros protagonistas a Granada, en concreto, a  la Alhambra. Allí, descubrimos que la magnífica fortaleza, antaño vestigio de un pasado glorioso, se ha convertido en testigo silencioso de la progresiva decadencia de la especia humana en su inútil intento por sobrevivir antes su inminente extinción. Si bien, la batalla vuelve a desarrollarse en un doble frente. Por un lado, los muertos vivientes; por el otro, el hombre.

En «Los caminantes. Necrópolis», el escritor malagueño nos ofrecía un leve esbozo, apenas un vistazo de una realidad más cruel, oscura y violenta. Obviando cualquier eufemismo que pudiese suavizar su lectura, Sisi apuesta por una narración caracterizada por un lenguaje descarnado, que describe con asombrosa fidelidad escenas que recrean algunos de los capítulos más oscuros de nuestra historia reciente. Olvídense de la utopía de Carranque, pues los supervivientes han sido desterrados del Edén para vagar por el Infierno, posiblemente para siempre.

En este apartado cabe señalar la asombrosa semejanza que se establece entre Carlos y uno de sus escritores predilectos: Stephen King. Las similitudes entre ambos, especialmente en el segundo tercio de «Los caminantes. Hades Nebula», son tan abundantes, dado los continuos homenajes a algunas de sus obras como «El fugitivo» o «Cell» (en “Necrópolis” reconoció haberse inspirado en «Cujo» para la creación de unos de sus personajes más peludos y algunas de las escenas más encantadoras de la trilogía), que el lector debe realizar un auténtico esfuerzo para evitar comprobar constantemente la portada y no sorprenderse al encontrarse el nombre de Sisí.

Sirviéndose de esta semejanzade estilos, el autor malagueño consigue mostrarnos la violencia como algo cotidiano y el miedo como una constante en un mundo que ya ha perdido la esperanza, bien podría señalarse el ejemplo de Isabel, cuyos sentimientos de culpabilidad e impotencia tras la agresión sufrida en La casa del miedo.

No obstante, cabe señalar algunos aspectos negativos que tienden a desmejorar su evaluación global. En «Los caminantes» mencioné como pasado y presente confluían en un confuso vórtice que dificultaba su lectura, pues el relato principal era constantemente interrumpido y su desarrollo en diferentes planos narrativos, separados tanto en el tiempo como en el espacio, no complementaban la historia. Por fortuna, en «Los caminantes. Necrópolis» Sisí aprendía de sus errores y nos sorprendía con un considerable salto cualitativo a través de tres sub-tramas, desarrolladas de forma paralela y que encajaban a la perfección. Con todo, aunque volvían a hacerse menciones al pasado de sus personajes, éstas eran menores y servían para rellenar algunas lagunas del relato. Por ello, sorprende que haya vuelto a incurrir en estos deslices más propios de un escritor novel que en un autor consagrado, pues las sub-tramas en este libro tienden a caracterizarse por su cantidad más que por su calidad.

Terminado «Los caminantes. Hades Nebula», sorprender comprobar que, efectivamente, todo haya concluido, cuando todavía quedan muchos interrogantes sin resolver o historias que contar, como la odisea de Víctor por el continente africano. De igual modo, personajes con los que el lector había experimentado una gran empatía en las dos entregas anteriores, pierden protagonismo y quedan relegados a un plano secundario, siendo el mejor exponente José Aranda o la asombrosa capacidad de Alba.

Concluyendo con un leve sabor agridulce, Carlos Sisí dice adiós a la saga que lo dio a conocer ofreciendo a sus lectores una historia que reúne todos los ingredientes de sus predecesoras y caracterizada por un ritmo trepidante, giros narrativos inesperados y, por supuesto, muchos zombies.

LO MEJOR: El cambio de escenario. El autor firma una novela tan oscura y violenta como su predecesora. La descripción de un contexto donde la violencia es algo cotidiano y el miedo una constante.

LO PEOR: La excesiva cantidad de subtramas. Algunos personajes quedan relegados a un plano secundario, a pesar de su trascendencia en las dos entregas anteriores. La estructura narrativa presenta algunas de las carencias del primer libro. El tercer volumen no se encuentra al nivel de la secuela. Un final agridulce.

Sobre el autor: Carlos Sisí (Madrid, 1971) vive en un soleado apartamento de Calahonda con su mujer y sus dos hijas. En ese ambiente luminoso y tranquilo concibió, noche tras noche, una Málaga diezmada por el terror de los muertos vivientes. No en vano lleva años alimentando su imaginación con todo tipo de material de terror, desde novelas a películas pasando por videojuegos.



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