Crítica de Los tecnólogos (Matthew Pearl)

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Sinopsis: Boston, 1868. El Instituto de Tecnología de Massachusetts se ha adjudicado la misión de utilizar la ciencia en beneficio de todos. Sin embargo, cuando los instrumentos de navegación de los buques se descontrolan inexplicablemente, una implacable sombra se cierne sobre el MIT.
Armados de ingenio y de su extraordinaria formación científica, los mejores estudiantes de la primera promoción del Instituto ––Marcus Mansfield, un discreto veterano de guerra de gran talento; el irreprimible Robert Richards; Edwin Hoyt, el genio de la clase, y la recién llegada y brillante Ellen Swallow––  formarán una sociedad secreta para salvar vidas inocentes e investigar la verdad.

Una nueva guerra ha comenzado: entre el pasado y el presente, entre la tradición y la tecnología. Los Tecnólogos retrata un mundo peligrosamente cercano al nuestro.

Crítica: «El verdadero y único objetivo posible de una escuela politécnica es, como yo lo concibo, la enseñanza, no de los pequeños detalles y las manipulaciones de las artes, que se pueden hacer sólo en el taller, sino la inculcación de los principios científicos en que se basa y la explicación de ellos, y junto con esto, una revisión completa y metódica de todos sus procesos y operaciones principales en relación con las leyes físicas» William Barton Rogers

En 1859, William Baton Rogers se presentó ante el Tribunal general de Massachusetts la propuesta de un visionario proyecto educativo que combinaría la educación profesional y, todavía más importante, potenciar el talento individual de los alumnos gracias al carácter independiente de la institución. El objetivo del rector Rogers era ofrecer una educación dinámica, capaz de adaptarse al rápido cambio que experimentaba el país como consecuencia de la creciente industrialización. A pesar de ser rechazado, el MIT se inauguró y admitió a la primera promoción de alumnos en 1865, una fecha bastante posterior a la inicial debido a la Guerra Civil Estadounidense. Si bien, no sería la única dificultad que habría de afrontar en los años siguientes. Las dificultades económicas llevaron a plantearse su adhesión con la Universidad de Harvard, aunque las protestas de los alumnos impidieron la unión entre ambos centros educativos. De hecho, la cooperación directa con el gobierno de los Estados Unidos en el desarrollo de computadoras, el sistema de radar y el guía inercial durante la Segunda Guerra Mundial y la Guerra Fría resultaron determinantes para garantizar su permanencia, así como para obtener el beneplácito popular. En la actualidad, el MITes reconocida como la mejor de Estados Unidos y en el mundo por U.S. News & World Report. Asimismo, ha sido catalogado mundialmente como el mejor en tecnología por Times Higher Education-QS World University Rankings. Sin olvidar que entre sus alumnos figuran 78 Premios Nobel, 52 National Medal of Science, 45 Rhodes Scholars y 38 MacArthur Fellow.

Curiosamente, Matthew Pearl («El Club Dante») estudió Literatura Inglesa y Norteaméricana en la prestigiosa Universidad de Harvard, principal rival académica del MIT durante aquellos primeros y difíciles años, en los que la escuela no debía afrontar solo la escasez de alumnos o la falta de patrocinadores que les permitiesen sustentar las modernas instalaciones, así como el material necesario para impartir las clases. El mayor desafío era superar el rechazo  de los ciudadanos de Boston, quienes asimilaban la ciencia como  una amenaza, especialmente entre los primeros sindicatos laborales ante la posibilidad de perder sus empleos ante el abaratamiento de los costes que representaban los últimos avances tecnológicos.

Al igual que en anteriores novelas, el escritor estadounidense combina acontecimientos históricos reales con la ficción de un conjunto propio de personajes para narrarnos el conflicto que representa el progreso, en especial cuando el país todavía estaba dividido por la guerra. Es decir, Matthew Pearl emplea el MIT como analogía de los recientes –y trágicos- sucesos que dividieron a la población en dos bandos enfrentes. Por un lado, aquellos que querían la abolición de la esclavitud; por otro, la permanencia de este sistema. Obsérvese los símiles respecto a la novela, pues apreciamos diferentes enfoques referentes al progreso tecnológico que abarcan las opiniones tanto a favor como en contra coherentes en el contexto abarcado. Una  temática todavía recurrente en la actualidad, aunque ahora centrada en las nuevas tecnologías y las redes sociales como sustituto de las relaciones humanas.

A pesar de que «Los tecnólogos» es el primer thriller tecnológico del autor, recuerda a la primera novela del autor -«El Club Dante»- en varios aspectos. Al contrario que «El último Dickens» y «La sombra de Poe», no centra la temática tanto en una figura literaria concreta, sino en un acontecimiento histórico concreto y, cabe señalar, desconocido para la mayoría, así como su posterior repercusión en diferentes ámbitos –no exclusivamente académico-. Recuérdese que «El club Dante» trataba sobre  la primera traducción en inglés de «La Divina Comedia». De igual forma, determinados personajes realmente existieron –William Barton Rogers, Henry S. Pritchett, Robert Halloweell Richards o William Edwin Hoyt-, proporcionando una mayor credibilidad a la novela. O también la reflexión sobre la ignorancia popular o los peligros del conocimiento ante su  uso inadecuado por determinadas personas.

Si bien Matthew Pearl vuelve a emplear la teoría conspirativa como punto de inicio, la estructura de  la novela resulta  más sencilla, e incluso predecible respecto a obras anteriores. Posiblemente la finalidad del autor fuese ampliar el target de lectores potenciales de sus libros optando por una historia más entretenido con un estilo que recuerda, quizás demasiado, a Dan Brown («El código da Vinci»): capítulos breves que mantiene la atención del espectador con acertados cliffhangers, ritmo trepidante –aunque demasiado apremiado  por la cuenta atrás-, constantes giros narrativos o la excesiva genialidad de sus personajes principales. De hecho, poco a poco acaban perdiendo la credibilidad inicial, pues resulta difícil concebir personas capaces de reunir tantos competitividades, y más considerando la escasez de medios del contexto. En este aspecto, no me refiero tanto a Ellen Shadow como a Marcus Mansfield, cuya elección para convertirse en uno de los primeros alumnos becados del MIT –en la ficción- carece de argumentos sólidos. Es más, la inclusión de flashbacks no contribuyen a establecer una mayor afectividad hacia el personaje, sino todo lo contrario. Acaban resultando innecesarios al interrumpir de forma constante la narración de los acontecimientos presentes al describirnos un oscuro episodio de su biografía que, realmente, acaba desvelándose en los últimos capítulos junto a la resolución de los misterios y la identidad del responsable.

Es cierto que «Los tecnólogos» tienen una base sólida sobre la que desarrollar un interesante thriller tecnológico en un contexto histórico tan convulso como los primeros años del MIT tras el fin de la Guerra de la Independencia, planteando el dilema que representa el progreso, especialmente cuando es empleado con fines destructivos o egoístas. Sin embargo, nos encontramos ante una novela que tiene como principal finalidad el entretenimiento del lector, no la reflexión, tal y como sucedía en obras anteriores. La ciencia acaba convertida en un instrumento rimbombante, empleada por personajes arquetípicos en un contexto desaprovechado que refuerza el prejuicio contra la tecnología ante la progresiva pérdida del trasfondo humano recordándonos la célebre frase de Albert Einstein: «Temo el día en que la tecnología sobrepase nuestra humanidad».

LO MEJOR: La contextualización de la novela. El uso del MIT como analogía de la división de la población estadounidense tras la Guerra Civil Estadounidense. El planteamiento del dilema que implica la tecnología.

LO PEOR: Al contrario que anteriores novelas, busca ampliar el target de potenciales  lectores inclinándose por una historia más entretenida y menos reflexiva. El estilo de Matthew Pearl acaba resultando demasiado similar a la fórmula del éxito en ventas de Dan Brown, con situaciones exageradas o personajes arquetípicos. El desaprovechamiento del contexto conforme avanza la historia.

Sobre el autor: Matthew Pearl (Nueva York, 1975) es el autor de las novelas El club Dante, La sombra de Poe y El último Dickens, aclamadas internacionalmente y traducidas a cuarenta idiomas. Creció en Fort Lauderdale, Florida. En 1997 se graduó en Literatura Inglesa y Norteamericana en la Universidad de Harvard y en 2000 terminó sus estudios en Derecho en la Universidad de Yale. Ha publicado artículos en The New York Times, The Wall Street Journal, The Boston Globe y Slate.com. y ha colaborado con varios programas de radio en la cadena estadounidense NPR. Ha impartido cursos de derecho, literatura y escritura creativa en Harvard y en el Emerson College. Actualmente vive en Cambridge, Massachusetts.



4 comentarios:

  1. De este autor había leído opiniones sobre las que comentas en su biografía: 'El club Dante', 'La sombra de Poe' y 'El último Dickens', aunque nunca sobre esta novela en concreto, así que te agradezco que la hayas puesto =P No estoy muy segura de si la leeré o no, pero la opinión me ha gustado mucho ^^

    Me quedo por tu blog, que mola mucho. Si quieras pasarte (¡y quedarte!) por el mío sería toda una alegría ♥

    ¡Un biblio-beso! ♥

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    1. Buenas noches Ángela,

      En primer lugar quisiera darte la bienvenida a "La diseccionadora de libros" y, en especial, a la sección del Depósito en la que encontrarás una amplia selección de novelas, tanto clásicos como éxitos recientes. Respecto a la última novela de Matthew Pearl te recomendaría leer sus libros anteriores antes que "Los teconólogos", pues la considero su obra más convencional en comparación, sobre todo si eres una apasionada de la literatura y, en concreto, de algunos de los tres autores que les dan título.

      Nuevamente te doy la bienvenida y, por supuesto realizaré una breve visita a tu blog.

      Un abrazo

      María del Carmen Horcas (La diseccionadora de libros)

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  2. Yo me la estoy leyendo ahora, voy por la página 240 y algo, y lo compré hace cuatro días.
    Sinceramente, estoy enganchada a la historia, lo único que no me está gustando es que, por lo que veo hasta ahora, está cayendo en algo que muchos autores de libros, series y largo etc suelen caer: sentar el foco en uno o dos de los personajes principales, y dejar el resto un poco en la sombra. Eso hace que el personaje sobre el cual brilla más el foco sea odiado por aquellos que prefieren seguir la trayectoria de otro que se queda a la sombra.

    Pero bueno, estoy pasando la mitad, quizás más adelante esto mejore (no me digas nada, por favor, no spoilers! XD), y como estoy intrigada en como explicarán la segunda catástrofe sigo leyendo, a ver cuando acabe como me quedo.

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    1. Buenas tardes Zilkenian,

      Prometo no diseccionar ningún aspecto clave del argumento, así que no debes preocuparte si decides leer la crítica antes de concluir la novela. ;)

      Coincido en tu percepción acerca del tratamiento de los personajes. Es cierto que en cualquier historia únicamente puede existir un protagonista, excepto cuando se opta por una novela coral, pero la mayoría de autores tiende precisamente a descuidar a los secundarios. O por el contrario, les conceden una relevancia innecesaria para el desarrollo del argumento. De hecho, son poco los escritores que consiguen el adecuado equilibrio y, en especial, una evolución coherente.

      Si al finalizar "Los tecnólogos" te sigue interesando Matthew Pearl te recomiendo encarecidamente sus tres anteriores novelas (El club Dante, La sombra de Poe y El último Dickens), auténticos tributos a los autores mencionados en los respectivos títulos. Eso si, para leerlos necesitas un conocimiento previo de la obra, estilo y contexto en el que los tres escritores desarrollaron sus obras para la plena comprensión -y apreciación- de la bibliografía de Pearl.

      Muchas gracias por tu comentario y espero que vuelvas a participar en futuras autopsias literarias. O que escribas comentando tu impresión final de la novela.

      Un abrazo

      María del Carmen Horcas (La diseccionadora de libros)

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