Sinopsis: Todos
los fines de semana, en sótanos y aparcamientos a lo largo y ancho del país,
jóvenes oficinistas se quitan los zapatos y las camisas y pelean entre sí hasta
la extenuación. Los lunes regresan a sus despachos, con los ojos amoratados,
algún diente de menos y un sentimiento embriagador de omnipotencia. Estas
reuniones clandestinas son parte del plan con el que Tyler Durden, aspira a
vengarse de una sociedad enferma por el consumismo exacerbado.
Reseña:
La primera regla
del Club de la lucha es nadie habla
sobre el Club de la Lucha.
La segunda regla del Club de la lucha es nadie habla sobre el Club de la lucha.
La tercera regla es la pelea termina cuando uno de los contendientes grita "alto",
pierde la vertical o hace una señal.
La cuarta regla, solo dos personas por pelea.
La quinta regla, solo una pelea a la vez.
La sexta regla, sin camisa y sin zapatos.
La séptima regla, cada pelea dura lo que tiene que durar.
La octava y última regla, si esta es tu primera
noche en El Club de la lucha, entonces tienes que pelear.
Todos las conocemos, y es posible que algunos
las hayamos utilizado, porque El Club de
la lucha no trata de buscar pelea con un desconocido o de golpear a tu
contrincante has dejarlo inconsciente sobre el suelo de algún sótano inmundo
utilizado para peleas clandestinas, tampoco de disfrutar con el dolor ni
extasiarse con la visión de la sangre en tus manos. No os equivoquéis, El Club de la Lucha es mucho más.
Chuck Palahniuk concibió esta peculiar
historia cuando en Estados Unidos triunfaban los libros “de reuniones”: grupos de amigas que se congregaban para contarse
sus secretos y problemas, transmitiendo un mensaje optimista a sus lectoras (porque
la gran mayoría eran escritas por y para mujeres) sobre la amistad, la familia
o la búsqueda de la felicidad. Observando los títulos que proliferaban en las
librerías como podrían hacerlo las setas con las condiciones adecuadas, se
percató de que los hombres eran los grandes olvidados dentro de este género.
Ellos también tenían inquietudes y necesitaban una manera de liberarse de sus
frustraciones. Entonces, ¿por qué nadie les dedicaba un libro? Y en ese momento, algo empezó a concebirse en
la mente de Chuck Palahniuk.
El argumento sería muy similar, un grupo de
hombres que no se conocen entre ellos se reúnen siempre el mismo día y en el
mismo lugar para escapar de la rutina en la que se han convertido sus vidas,
aunque con una sutil diferencia. Al contrario que las mujeres, ellos no resolvían
sus problemas expresando sus sentimientos, sino con los puños y rigiéndose
siempre por ocho sencillas reglas. Nada más. Y así se creó El Club de la Lucha.
Sin embargo, como señalamos al inicio de esta
reseña, el argumento es mucho más complejo de lo que aparenta debido,
principalmente, al personaje de Tyler Durden. Este enigmático hombre aparece (literalmente)
en la vida de nuestro narrador para romper (también literalmente) todos los
esquemas por los que se había estado rigiendo su ordenada vida. Al igual que el
profeta de una nueva religión, Tyler le ofrece una serie de lecciones muy
valiosas que le obligan a replantearse muchas de sus convicciones anteriores a
su llegada:
“La publicidad
nos hace desear coches y ropas, tenemos empleos que odiamos para comprar mierda
que no necesitamos. Somos los hijos malditos de la historia, desarraigados y
sin objetivos. No hemos sufrido una gran guerra, ni una depresión. Nuestra
guerra es la guerra espiritual, nuestra gran depresión es nuestra vida.
Crecimos con la televisión que nos hizo creer que algún día seriamos
millonarios, dioses del cine o estrellas del rock, pero no lo seremos y poco a
poco nos hemos dado cuenta y estamos, muy, muy cabreados.”
La conformidad ante una existencia vacía,
basada en las posesiones materiales y la ausencia de un propósito que
justifique existencia del individuo provocan la ira de Tyler, que opta por el
caos para combatir el orden impuesto por el sistema. La anarquía se convierte
en la única solución viable en un mundo gobernado en exceso por la razón. “Únicamente cuando se pierde todo somos
libres para actuar”, porque la única forma de mejorar es,
precisamente, empeorando a ojos de los demás. Por eso admira a Marla, la femme
fatale de esta historia y responsable del peligroso trío amoroso con sus dos
protagonistas masculinos.
Ella representa todo lo que Tyler espera conseguir para los demás. El
espíritu que desea ser liberado de un cuerpo mortal, auto mutilándose o mediante fallidos intentos de suicidio para
observar después orgullosa las cicatrices que ella misma se ha provocado, como
si se tratasen de medallas que le ha arrebatado a la vida.
“Tienes que
saber, no temer, saber que algún día vas a morir, y hasta que no entiendas eso,
eres inútil”
Es posible que muchos lectores sientan repulsión ante estos marginados
sociales, pero es precisamente la intención del autor. Demostrarnos que las
personas incapacitadas para encajar
dentro de las exigencias sociales son, en realidad, la base que permite sustentarla
y sin ellos toda se desmoronaría con asombrosa facilidad:
“Perseguís a la
gente de quien dependéis, preparamos vuestras comidas, recogemos vuestras
basuras, conectamos vuestras llamadas, conducimos vuestras ambulancias y os
protegemos mientras dormís… Así que no te metas con nosotros”
Sin embargo, la propia historia pierde
solidez cuando Tyler decide convertir El
Club de la Lucha en una especie de milicia. De hecho, entra en
contradicción con la filosofía que lo inspiró, y todavía peor resulta la
teología barata de la que sus miembros hacer alarde a partir de ese momento.
¿Copos de nieve? ¿Cazar alces en pleno centro de Rockefeller Center? ¿Cuándo la
novela se convierte en un libro de auto-ayuda o un homenaje a la película La familia Crusoe?
Quizás sea consecuencia del estilo
minimalista del autor, que aboga por emplear una prosa demasiado simple, casi
inexistente. Chuck Palahniuk siempre ha rechazado cualquier adorno innecesario
y opta por una narración directo, en la que el valor de cada palabra resida
precisamente en lo qué está contando y no cómo lo cuenta. Es decir, el lenguaje
posee fuerza suficiente para impactar en el lector sin necesidad de recurrir a
las clásicas figuras literarias. De este modo, consigue una gran visualidad en
apenas unas líneas.
Con todo, el
desequilibrio en la estructura narrativa empobrece el relato. La rápida degradación
de los personajes y la vorágine de violencia se precipitan, algunos aspectos exigían
una mayor exhaustividad narrativa en lugar de proporcionar las pistas claves
que desvelan un aspecto fundamental para comprender la trama principal. “Lo sé porque lo
sabe Tyler” o “Si te despertaras a otra hora en otro lugar.... ¿te despertarías siendo
otra persona?”
En conclusión, El club de la lucha nos ofrece una
visión descarada de la vida, cargada de humor negro y en la que un conjunto de
marginados deciden abandonar las sombras para golpear (siempre literalmente) las
bases de una sociedad hipócrita, egoísta y materialista. Es posible que algunos
cataloguen esta novela de sucia, vulgar y violenta, pero nadie puede negar su repercusión
fuera del cuadrilátero de sus hojas. Nuestra vida es nuestra gran depresión,
dijo Tyler Durden antes de dejarnos KO. Bienvenido a El club de la lucha.
VALORACIÓN: 7
LO MEJOR: Tyler Durden. La filosofía de El Club de la Lucha.
LO PEOR: El último tercio de la novela.
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Sobre el autor: Charles Michael “Chuck” Palahniuk, se licenció en Periodismo en la Escuela de Periodismo de la Universidad
de Oregón. Se inició en radio y prensa al tiempo en que trabajaba como mecánico
de camiones, y participaba en obras sociales. Su primera novela, El club de la lucha, tuvo un
relativo éxito y fue llevada al cine, y ya las siguientes comenzaron a ocupar
puestos importantes en las listas de éxitos de The New York Times.
Escritor de los llamados “de culto”, se caracteriza por su narrativa
minimalista, con protagonistas marginados, y repletas de humor negro e ironía.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarEn primer lugar, señalar que es un placer contar con la aportación del fundador y administrador de "Rumbo a la distopía", posiblemente el blog menos leído de la red según su propia descripción. ;) Muchas gracias por tu magnífica aportación, pues para una novata en los libros de Chuck Palahniuk sirve para clarar algunos aspectos de su estilo que no supe captar o valorar como se merecía. es más, resulta interesante tener la visión entre una iniciada de este peculiar seguidor y un auténtico seguidor del mismo. Nuevamente, muchas gracias y ya sabemos que la próxima reseña de Chuck Palahniuk también habremos de dedicártela. ;)
EliminarPrimero, en cuanto a estilo y cómo está narrado el libro, Palahniuk perfeccionaría aún mucho su forma de escribir, se nota en sus siguientes títulos, que son mucho más solidos en ese sentido. Luego, en cuanto al último tercio del libro, creo que no hay que tomarlo de una forma tan literal, no se trata de que quiera homenajear a la familia Crusoe. Es evidente que Tyler Durden tiene una idea romántica sobre la anarquía, sobre reventar lo que hay en pos de inciar algo nuevo, y en eso creo que se basa el tercer tercio de la novela, y de la peícula. De hecho en la película se muestra muy bien ese momento en el que Durden deja ir ese discurso al narrador antes de dejarlo solo, y lo dice todo casi más proyectando una fantasía, que en serio. Además es obvio que el plan de Durden no se rige por cohertencia ferrea alguna, más bien evoluciona a trompicones, y todo el asunto de los copos de nieve no es más que la certeza que él tiene de que para cambiar la cosas una generación va a tener que olvidarse de sí misma, que sacrificarse por las siguientes, y de algún modo guarda una crítica también a la soberbia humana evidentemente imperante. En mi opinón no es el mejor libro de Palahniuk por el excesivo minimalismo, pero tematicamente es brillante, salvaje, crítico y demoledor, y de hecho una referencia inamovible para los que ahora tenemos 30 años y descubrimos la peli y el libro con 17.
ResponderEliminarBuenas tardes Jordim,
EliminarEn primer lugar quisiera decirte la alegría de volver a encontrar un comentario tuyo en mi blog, se te extrañaba después de tanto tiempo en silencio. ;)
Respecto a la novela, creo que el problema radica precisamente en el minilamismo bien señado en tu argumento. Palahniuk desarrolla conceptos en un espacio muy breve y no me refiero a capítulos, sino párrafos demasiado distanciados entre si para que posean alguna coherencia.
De todos modos, este pensamiento disperso es un rasgo característico de Tyler Durden, aunque aquellos lectores poco acostumbrados al estilo de Palahniuk pueden experimentar cierto rechazo ante esta atípico forma de narración, incluida yo. Siendo sincera, tuve que leer el libro hasta tres veces seguidas para comprender algunos detalles que en un principio me parecieron simples desvarios del autor, después tuve que reconocer la brillantez de sus planteamientos, aunque las formas sigan sin convencerme.
No obstante, reconozco que prefiero la película al libro, algo poco frecuente. Si bien, estoy dispuesta a continuar leyendo la bibliografía hasta decidir si catalogarlo como un genio incomprendido o un escritor descarriado.
Un abrazo
María del Carmen Horcas (La diseccionadora de libros)