Sinopsis: Syai es
un mítico reino chino donde existe un lenguaje, el jin-ashu, sólo conocido por
mujeres y que las niñas aprenden desde pequeñas, así como una tradición
milenaria transmitida de madres a hijas, el jin-shei, una hermandad que une más
que los lazos de sangre y cuyos vínculos son más fuertes que la amistad.
Las vidas de ocho mujeres de muy diferente linaje y condición se entrecruzarán
en una sociedad clasista y estrictamente jerarquizada, y quedarán unidas por su
juramento a esta hermandad, lo que cambiará su destino para siempre. Una
historia intemporal que habla de la amistad y lo que la destruye.
Reseña: Oriente despierta una gran
fascinación y curiosidad insaciables entre los ciudadanos del viejo continente.
A pesar de la progresiva capitalización, el contraste generado por esta
revolución económica y cultural ha incrementando el atractivo de muchos de estos
países, volviéndolos destinos predilecto de muchos viajeros que desean
conocerlos sin renunciar a las comodidades europeas.
El
pasado milenario se convierte en una mera atracción turística, olvidándose la
historia que les dio forma y quiso conservarlos hasta hoy. En un intento por
recuperar algo de aquel tiempo, muchos escritores han intentado retratar un
mundo todavía desconocido e incomprensible para muchos. Quizás la obra más
conocida sea Memorias
de una geisha (Arthur Golden), aunque no son pocos los ejemplos que
ilustran esta atracción por la cultura oriental: La última concubina
(Lesley Downer), Pasión
India (Javier Moro), Las orquídeas rojas
de Shangai (Juliette Morillot), etc. La mayoría suelen hacer referencia a
destacables personajes o acontecimientos significativos conocidos por la
mayoría, aunque sea superficialmente. En ocasiones, las historias se
desarrollan en torno a aspectos concretos de su cultura, en especial, aquellos
rodeados de un aura de misterio y secretos, como las geishas. Y casi todos
pertenecen al género romántico, o despectivamente denominado novela rosa.
Por
tanto, pese a la riqueza y diversidad de estas milenarias civilizaciones, las
obras presentan una gran semejanza en el argumento y su tratamiento. Esta
uniformidad contribuye a reforzar muchos de los estereotipos existentes y
empobrece todavía más la imagen mental que pudiésemos tener al respecto. Sin
embargo, el resultado es todavía peor cuando el autor decide tomarse
determinadas “licencias creativas” permitidas por su profesión, como hace
Alma Alexander.
Cabe
señalar que soy poco proclive a este tipo de lectura por las razones
anteriormente expuesta, y más cuando el escritor “embellece” la historia en
exceso, corrompiéndola y volviéndola demasiado occidental. Los procesos de
investigación y rigurosa investigación quedan relegados frente a la imaginación
del escritor. En mi opinión, las buenas historias son aquellas que mantienen su
objetividad, sin influencias externas que la desvirtúen. De ahí que recomiendo El club de la buena
estrella (Amy Tan) antes que Memoria de una Geisha (Arthur Golden).
Una
desilusión incrementada por el magnífico primer tercio de la novela. A lo largo
de estas páginas, Alma Alexander consigue describir con asombrosa precisión los
principales escenarios de la historia. La suntuosidad del ambiente del palacio,
rodeado de exuberantes jardines y la soledad de sus habitantes, más prisioneros
que privilegiados. El templo, hogar de un amplio catálogo de dioses, ofreciendo
la serenidad y esperanzan que sus súbditos mortales necesitan para seguir
afrontando los problemas que los aguardan a su salida. Los barrios de los
mendigos, regido por sus propias leyes que pocos conocen, pero todos respetan.
Las dependencias de la guardia imperial, en las que el cuerpo se convierte en
el arma más temible. Y así un largo etcétera. Todos ellos únicos y
maravillosos.
De
igual modo, la presentación de sus ocho protagonistas resulta acertada, pues
son introducidas en la historia cronológicamente conforme se suceden los
acontecimientos que acabaran uniéndolas. Al contrario que otros libros, en los
que sus protagonistas aparecen de forma errática en capítulos dispersos, sin
comprender su relación con la trama principal hasta que está se encuentra
demasiado desarrollada para comprender su implicación, Alexandra Alma ofrece
durante los primeros capítulos un retrato bastante exacto de la historia y
personalidad de cada una. Una acertada presentación que provoca la empatía del
lector y le permite recordar todos los detalles esenciales de cada una. Un
aspecto esencial cuando se suceden tantos acontecimientos en los que no
participan hasta mucho después.
Por
esto, resulta incomprensible los dos tercios restantes que estropean la novela
hasta hacerla insalvable en todos los aspectos. Es bien sabido que tras la
presentación inicial que permite situar al lector en el contexto y conocer a
los principales personajes que intervendrán en la trama, comienza el desarrollo
de los acontecimientos transcendentales con su correspondiente participación en
los mismos. A partir de este momento la narración se vuelve errática, la
conexión entre los personajes forzada y las saltos temporales demasiado
extensos. Tampoco contribuye la inclusión de elementos relacionados con la
fantasía en su argumento, que la desvirtúan y convierten la historia de ocho
mujeres unidad por la amistad del jin-shei en una mera anécdota, como si fuese
un detalle insignificante cuando es el auténtico vector de todo el libro.
Enamorada
por la apariencia, acabe descubriendo que el dragón no llegaba a serpiente y su
fuego apasionado no era más que brasas consumidas, sin posibilidad de reavivarlas.
LO MEJOR: La presentación de las ocho
protagonistas. La contextualización de la historia y la descripción de los
escenarios.
LO PEOR: El resto de la novela.
Sobre la
autora: Su verdadero nombre es Alma A. Hromic, nació en
1963 en Novi Sad, Yugoslavia, pero vivió gran parte de su infancia en varios países africanos por razones
familiares, además de Nueva Zelanda e Inglaterra. Actualmente vive en Estados Unidos. Se licenció en
microbiología en la Universidad de Cape Town en 1987 y ejerció como tal
durante algún tiempo hasta encontrar su verdadera vocación, la escritura.
Es autora de la serie juvenil Worldweavers y de
cuatro novelas de gran éxito, entre las que destacan El lenguaje secreto del
Jin-Shey y Las cenizas del cielo, ambas publicadas por Martínez Roca.
Destaca como escritora por la gran imaginación de sus novelas que mezclan a la
perfección la fantasía con la realidad.
Leí el libro hace unos años y por aquel entonces me gustó mucho, tanto que luego me compré sin pensarlo Las cenizas del cielo" cuando salió y no me gustó mucho, se parecía a Mulan. Ahora hay uno nuevo del año pasado, pero ni lo toqué.
ResponderEliminarMuy buena la reseña aunque el libro te decepcionara.
Besos
Buenas tardes Norah,
EliminarMe alegra saber que, a pesar de no compartir la misma percepción sobre el libro, te haya gustado la reseña correspondiente. Es más, tu opinión sobre la segunda parte tiende acreditar algunas de las afirmaciones que he realizado. Un saludo.
No conocía esta novela pero en general me ocurre como a tí, Oriente me atrae mucho y por eso me apunto este libro a pesar de que haya una parte no tan buena
ResponderEliminarbesos
Buenas tardes Tatty,
EliminarEs muy posible que el libro acabe gustándote más que a mi, pero sigo recomendando más a los autores autóctonos cuando se trata de aprender sobre una cultura. Si bien algunos pueden argumentar falta de objetividad en el tratamiento de la historia, las novelas escritas por autores extranjeros también pecan de subjetividad en el tratamiento de las historias. Por eso, haces bien en ir leyendo el mayor número de títulos para hacerte una opinión propia al respecto, sin dejarte influir por juicios de terceros, como yo. Mis felicitaciones en este aspecto, pues demuestras que eres una persona dotada de juicio propio y con valores, es un honor tenerte en mi blog y espero tu participación en próximas entradas. Un saludo.
Hola, chicas. Pues yo estoy en plena lectura, he leído poco más de 300 páginas y encuentro muchos fallos. No tengo para nada la impresión de que la autora conozca la época en que se desarrolla el relato, incluso creo que hay fallos históricos de cosas o maneras que no existían en la época medieval china. Encuentro faltas como la ausencia de la lectura del poema sobre el halcón y otras cosas que no quedan reflejadas sino simplemente citadas. Los personajes aparecen y desaparecen sin sentido. Xaforn, por ejemplo, aparece al principio y luego no se sabe más de ella hasta una buena cantidad de páginas después. Me faltan datos, descripciones de los lugares, de las estancias,... Bueno, cuando lo termine os cuento un poco más.
ResponderEliminarBuenas noches Nuria, espero con impaciencia tu impresión final. Si bien, leyendo tu comentario creo que nuestras opiniones no discreparan demasiado. Nuevamente, reitero la necesidad de leer autores originarios de los países en los que se contextualizan las novelas y más considerando que los occidentales demuestran de forma constante su falta de objetividad, adaptándolas a nuestra filosofía y forma de pensar.
EliminarMuchas gracias por tu participación.
Un abrazo
María del Carmen Horcas (La diseccionadora de libros)
Ya me queda menos ;)
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