Crítica No culpes al karma de lo que te pasa por gilipollas (Laura Morton)

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Sinopsis: Si estás leyendo estas líneas es que te ha llamado la atención el título.

¿Te gustaría decírselo a alguien?

¿Serías capaz de decírtelo a ti mismo?

Y lo más importante: ¿te gustaría mantener durante un buen rato la sonrisa que se te ha quedado en la cara? 

Pues esta es tu novela.

Te podríamos contar con más o menos gracia de qué va la cosa, para que te hicieras una idea: que si la protagonista, Sara, es muy maja, que si tiene un trabajo muy interesante (es plumista, ¿a que nunca lo habías oído?), que si es un pelín obsesiva y alérgica a los sobresaltos... 

Por supuesto, la vida se le complica y se encuentra con que su piso se convierte en una especie de camarote de los hermanos Marx cuando en la misma semana se meten a vivir con ella su padre deprimido, su hermana rebelde y su excéntrico prometido y, sobre todo, el novio al que lleva mucho tiempo sin ver... 

Pero mejor no te lo contamos porque te gustará leerlo. Lo único que necesitas saber es que, desde el título, te garantizamos unas cuantas horas de descacharrante diversión como hacía tiempo que no disfrutabas. 

Crítica: A pesar de que las comedias románticas están basadas en un esquema narrativo básico, la previsibilidad y sencillez del argumento, la superficialidad de la pareja protagonista -que prolongan una visión conservadora del amor, la familia y el matrimonio- o la trivialidad de los conflictos que ambos deben superar para acabar juntos no representan un obstáculo para conseguir el ansiado final feliz. No, no nos estamos refiriendo a la boda, sino al éxito comercial. 

Este subgénero literario que, paradójicamente, tiene de precedente obras de teatro como «Mucho ruido y pocas nueces» y «El sueño de una noche de verano» de William Shakespeare, se ha convertido en un producto de entretenimiento, una lectura divertida y amena en el que destacan –principalmente- autoras como Helen Fielding («El diario de Bridget Jones»), Candace Bushnell («Sexo en Nueva York»), Megan Maxwell («Te lo dije») o Sophie Kinsella («Loca por las compras») que siempre acaban consiguiendo –pese al menosprecio de la crítica- las primeras posiciones en la lista de los libros más vendidos –o en taquilla, pues la mayoría acaban teniendo su adaptación cinematográfica-. 

Si bien la mayoría son escritoras anglosajonas, empiezan a destacar autoras españolas como Elísabet Benavent («Los zapatos de Valeria»), Ana Cantarero («Zapatos de lujo»), Miriam Lavilla Muñoz («Aceptamos marido como animal de compañía»), Rebeca Rus («Ginebra para dos») o el último éxito patrio, «No culpes al karma de lo que te pasa por gilipollas» de Laura Morton. 

En un contexto de crisis económica, con la mayoría de los jóvenes debiendo emigrar al extranjero para garantizar su futuro laboral, la primera novela de Laura Morton permite al lector evadirse de este pesimista panorama con las (des)venturas amorosas de Sara. 

«No culpes al karma de lo que te pasa por gilipollas» es la típica comedia romántica repleta de escenas surrealistas y de humor físico con el objeto de provocar la risa fácil del lector –y la vergüenza ajena-, personajes histriónicos y anquilosados en una eterna adolescencia, diálogos repletos de gags sobreexplotados y una innecesaria banda pop rock. 

Una novela sobre el miedo al fracaso, la apatía o la resignación ante un destino que parece predispuesto por nuestro mal karma en la que Laura Morton pretende transmitir la necesidad de asumir nuestra responsabilidad adulta, dejando de culpar a los demás por nuestros errores, en especial al cosmos. 

Un retrato sobre el vacío generacional y la crisis existencial de los jóvenes ante la crisis expresada a través de la insegura y frágil Sara con la que resulta fácil simpatizar debido, principalmente, a la espontaneidad de la prosa. El tono coloquial y desenfadado empleado por Laura Morton permite al lector identificarse con los conflictos de la protagonista, así como el resto de personajes entre los que destacan la «fuga de cerebros». No obstante, la simpatía inicial acaba sustituyéndose por el hastío. La egolatría adolescente de los personajes, incluyendo los «adultos», acaban dándole a la novela un tono excesivamente juvenil, sobre todo a los diálogos. De hecho, resulta contradictorio pretende ensalzar la independencia femenina de su protagonista con objeto de presentarla ante el lector como las nuevas y modernas antiheroínas de la literatura cuando, en realidad, la máxima aspiración es casarse y tener hijos, preferiblemente la parejita. 

Además, la autora prolonga en exceso el argumento, introduciendo de forma constante nuevos personajes o unos giros narrativos que provocan situaciones embarazosas y altibajos en la narración, innecesarios considerando la previsibilidad del argumento, salvo para prolongar las risas enlatadas y justificar un final de videoclip al estilo MTV o los 40 principales. 

En definitiva, «No culpes al karma de lo que te pasa por gilipollas» es la típica comedia romántica que pretende ofrecer un retrato sobre el vacío generacional de los jóvenes ante la crisis económica de nuestro país ensalzándolo con las (des)aventuras amorosas de su protagonista para transmitir un mensaje sobre la necesidad de asumir nuestras responsabilidades, así como una entretenida evasión de nuestras preocupaciones diarias. No obstante, la primera novela de Laura Morton acaba siendo una novela simple y previsible, repleta de tópicos y situaciones embarazosas, comercializado bajo la etiqueta indie con su onírica fantasía de plumas, pero acaba siendo tan comercial como el pop rock. 

LO MEJOR: La facilidad para simpatizar con los personajes. La espontaneidad de la prosa. El retrato sobre el vacío generacional de la juventud española ante la crisis económica. 

LO PEOR: El resto. 

Sobre la autora: A Laura Norton las dos cosas que más le gustan en la vida son escribir y observar la realidad, actividades que, no sin esfuerzo, ha conseguido convertir en su modo de vida: ha trabajado en publicidad, televisión y cine. Cuando le propusieron dar clases en un taller literario, decidió que había llegado el momento de escribir una novela. Nada mejor que aprovechar las historias que comparte con sus amigos. Y así inició en 2014 una exitosa carrera literaria con su primer título No culpes al karma de lo que te pasa por gilipollas, un libro con el que ha conseguido ganarse el favor de decenas de miles de lectores y del que ya se está preparando su adaptación al cine.

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