Sinopsis: Una babosa hembra puede poner un millón y medio los huevos un año, un
hecho que tiene consecuencias terribles para la población de Merton.
La ciudad se encuentra sumida en
un caluroso verano y una nueva raza de babosas está creciendo y multiplicándose
en el césped, y en los sótanos húmedos y oscuros están adquiriendo nuevos
gustos. Por la sangre. Por la carne. Carne humana...Pronto empiezan a aparecer
cadáveres horriblemente mutilados y la policía no tiene ni idea quién puede
estar cometiendo semejantes crímenes. La pista común en todos los cadáveres es
un viscoso rastro de algo que parecen babas. Solo el agente de sanidad Mike
Brady será capaz de descubrir qué es lo que está pasando y desvelar la horrible
realidad de la que nadie parece querer darse cuenta.
Reseña: A pesar del desprestigio
asociado con las películas de serie B,
la mayoría de las películas pertenecientes a este género se han convertido en
clásicos cinematográficos. De igual modo, dieron a conocer a multitud de
directores y actores como John Wayne, Hymphrey Bogart, Jacques Tourner o, más
recientemente, George Clooney. Entre algunos de los títulos más populares
imperan las monster movie como «King
Kong» (Merian C. Cooper & Ernest B. Schoedsack, 1933), «Cuando
ruge la marabunta» (Byron Haskin, 1954), «Godzilla»
(Ishirô Honda, 1954), Piraña (Joe Dante,1978),
«Tiburón» (Steven Spielberg, 1975) o «Slugs, una muerte
viscosa» (Juan Piquer Simón, 1987). Un dato
curioso es que las dos últimas están inspiradas en las novelas de Peter Bentchley y Shaun Hutson,
respectivamente. Sin embargo, pocas personas tienen conocimiento sobre el
origen literario de estos referentes cinematográficos.
La novela original se editó en 1982, siendo
adaptada posteriormente por Juan Piquer Simón, director español de referencia
de cine B, en una coproducción entre Estados y España que deleitó a los amantes
del gore, las vísceras y el sexo explícito. Este estilo caracterizaría sus
primeras obras, incluida la secuela de «Slugs», para después inclinarse por el thriller
psicológico, demostrando su madurez como escritor. Si bien, aunque Shaun Hutson
es uno de los grandes referentes del terror inglés, solo superado en ventas por
Stephen King, continúa siendo un autor
casi desconocido en nuestro país. Es posible que la reedición de su primera
obra viabilice la posibilidad de disfrutar con la lectura del resto de sus
novelas.
Y
es que el éxito de Shaun Hutson está basado en la sinceridad de sus historias.
Cualquier lector que adquiera un libro suyo es consciente de que adquiere
exclusivamente entrenamiento de fácil digestión, siempre dependiendo de la
víctima devorada por nuestras viscosas protagonistas.
«Slugs» es una novela con muy mala baba, literal y
metafóricamente, caracterizada por una prosa sencilla que apenas emplea
metáforas u otros recursos literarios en la narración, optando por un registro
coloquial que ameniza la lectura. De igual modo, la estructura de la novela es
muy sencilla, intercalando las escenas con los ataques de las babosas y la
investigación desarrollada de forma paralela por Mike Brandy, quien posteriormente
deberá acabar con la resbaladiza amenaza de Merton. Es decir, Shaun
Hutson nos ofrece todos los elementos clásicos de este tipo de historias, pero
desarrollados de una forma ágil, sin ínfulas superfluas, excepto en las escenas
más sangrientas donde no escatima detalles para asquear al lector,
incrementando su animadversión previa hacia estos gastéropodos.
Pese
a su previsibilidad, no resulta una historia aburrida precisamente por los
rasgos mencionados con anterioridad, entre otros. Los capítulos breves permiten
condensar la tensión psicológica (y el malestar físico) del relato,
incrementándose conforme las babosas dejan las alcantarillas que les han
servido de refugio y asaltan los hogares de los vecinos de Merton. De
hecho, Shaun Hutson realiza un
inteligente giro narrativo cuando desvía la atención del lector hacia otra
amenaza relacionada con estos hambrientos moluscos, ofreciéndonos una escena
que ilustra perfectamente el término gore.
Es
cierto que las babosas resultan unos animales desagradables que provocan un
rechazo instantáneo por su aspecto, pero «Slugs» posee una viscosidad
especial que no le resbala al lector, sino todo lo contrario. Los amantes de la
serie B no podrán evitar devorarla repetidamente hasta quedar saciados por
completo. Una novela entretenida, e incluso divertida por su peculiar sentido
de humor inglés, pero sin mayor objetivo que el de proporcionar al lector casi
doscientas cuarenta hojas de sangre, vísceras, sexo y, sobre todo, babosas.
LO MEJOR: Puro gore literario. Shaun Hutson ofrece una
lectura amena y entretenida, sin mayores pretensiones. El estilo ágil de la
prosa. La estructuración de la historia en capítulos breves que intercalan los
ataques de las babosas y la investigación paralela de Mike Brandy. La posibilidad de que se
reediten otras obras del autor.
LO PEOR: Cualquier persona que busque
una lectura con mayor complejidad puede sentirse decepcionado. La
previsibilidad de la historia.
Sobre el autor: Shaun Hutson nació en
Hertfordshire, Inglaterra, en 1958 y actualmente reside y escribe en
Buckinghamshire. Tras ser expulsado de la escuela, desempeñó diferentes
trabajos, desde acomodador de cine hasta dependiente, pasando por barman, hasta
que se convirtió en escritor profesional en 1983. Desde entonces ha escrito más
de 30 novelas y diferentes piezas para radio, revistas y televisión. Conocido
por muchos como El Padrino del Gore o
El Shakespeare del Gore, Shaun se dio
a conocer como escritor de terror con títulos como Spawn, Erebus,
Relics
o Deathday,
aunque más tarde se zambulló en el thriller urbano con Lucy's Child, Stolen
Angels, White Ghost o Purity. Fan declarado de Iron Maiden
y seguidor del Liverpool, alcohólico rehabilitado, Shaun Hutson ha llegado a
utilizar más de seis pseudónimos distintos con los que ha escrito toda clase de
libros, desde westerns a ensayos. Slugs, una de sus primeras obras y
una de las más celebradas, fue llevada al cine en 1988 por el exploiter español
Juan Piquer Simón. Tres años antes, Shaun ya había escrito su directa
continuación, Breeding Ground.
Muy buenas tardes. Desconozco si este blog sigue activo o si estas letras llegarán al destinatario, pero así lo espero, pues para mí ha sido una sorpresa interesante y divertida encontrar una recensión tan apasionada de este libro. La razón es que yo fui el traductor de la primera edición en Ediciones B allá por 1987, si no recuerdo mal, y el libro fue una de mis primeras traducciones cuando me dedicaba profesionalmente al tema. He leído que Tyrannosaurus volvió a traducir el libro, a manos de un tal Javier Martos, y no dudo que fuera así, aunque en los breves textos citados he reconocido, más de 30 años después, mi labor y cuánto disfruté en mi función de "traduttore tradittore". Recuerdo que en la entrega del original por parte de la editora (hoy muy conocida y reconocida, aunque prefiero obviar el nombre) casi me tiraron el paperback de Shaun Hutson en el regazo mientras me decían: "Esto no vale nada. Tú recréalo, que coja sustancia". Y eso hice. Noche tras noche y hasta la salida del sol (unas veinte, calculo yo) fui aporreando mi Olivetti Lexikon 80 de color Vespa, superviviente de alguna oficina franquista, para desespero de mis vecinos mientras trasegaba importantes cantidades de Johnny Walker Red Label. Hay que entenderlo, yo tenía unos 23 años y consideraba que dentro de cada traductor anidaba un Scott Fitzgerald o un Raymond Chandler. En cuanto a la traducción, recuerdo perfectamente haberle dado un tono más barroco al original, más exagerado y escogiendo terminología y matices con mucho más innuendo, atmósfera y color que el original, que en conjunto resultaba más plano. Pasaron bastantes años en que bromeaba yo repetidamente sobre esta traducción con colegas profesionales y amigos, y siempre les decía que yo fortifiqué ese vino con más sangre, más sexo y más "alaridos de dolor" y "sangre carmesí". La traducción gustó en la editorial (vieron que mi paleta de colores era amplia), estrenaron una peli (a la que llevé a mi hermano pequeño, para su horror y disfrute a partes iguales) y ahí quedó ese librillo en el estante de los pocos que lo compraron, culpa en parte de la horrenda elección del título (Las Babosas, con silueta femenina de boca entreabierta en la portada, vaya fiasco). Y luego han pasado 30 años. Saludos.
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