Sinopsis: Una epidemia irrefrenable, desatada por un
desastroso experimento militar, inunda el planeta. Los infectados por el virus
ya no son seres humanos, sino eficaces e invulnerables máquinas de matar. Sólo
una niña, una huérfana llamada Amy, parece compartir con los infectados muchos
de sus poderes, pero no su sed de sangre. Cua
Reseña: En el siglo XVII, la imposibilidad de ofrecer una
explicación racional a las epidemias que asolaron Europa desató el pánico entre
la población que, amparándose en antiguas supersticiones, realizaban
sacrilegios contra las tumbas de los fallecidos. Si bien la popularización del
vampiro se produjo durante esta época, la novela «Drácula» publicada por
Bram Stoker en 1897 permitió que trascendiera del viejo continente hasta
convertirse en un referente mundial del terror a la oscuridad del alma humana.
Las adaptaciones de este clásico
sin incontables, así como las obras que se han inspirado directamente en ella:
«Entrevista con el vampiro» (Anne Rice), «El misterio de Salem’s Lot»
(Stephen King), «El ansia» (Whitley Strieber), «Soy leyenda»
(Richard Matheson), «El sueño del Fevre» (George R.R. Martin), «La
historiadora» (Elizabeth Kostova) o «Déjame entrar» (John Ajvide
Lindqvist).
No obstante, el reciente éxito de
sagas juveniles como «Crepúsculo» (Stephenie Meyer), «Vampire Diaries»
(L.J. Smith), «Media Noche» (Clauida Gray), «Vampire Academies»
(Richelle Mead), «La casa de la noche»
(P.C. Cast y Kristin Cast) demuestran la sobreexplotación de este personaje, desmitificándolo
para conventirlo en un ser romántico, angustiado por la perspectiva de una inmortalidad
en completa soledad, el ansia insaciable de sangre y el deseo de recuperar su
humanidad a través del amor. Por otro lado, las trilogías destinadas a un
público adulto, aunque no por ello más exigente respecto a la calidad y
originalidad de estas obras, como «Nocturna» (Guillermo del Toro &
Chuck Hogan) o «El pasaje» (Justin Cronin) han resultado tan
perjudiciales para este no muerto
como el ajo, los crucifijos o las estacas de madera. Y es que en vez de
respetar su esencia, optan por emplear los clichés propios del séptimo arte en
las progresivas revisiones del mito original hasta transformarlo en un monstruo
de serie B, e incluso Z.
«El pasaje» representa una
nueva tentativa infructuosa por devolverle al vampiro su identidad original y,
al mismo tiempo, modernizarlo. Básicamente, Justin Cronin nos ofrece una novela
apocalíptica exclusivamente significativa por su amplio desarrollo a través de
diferentes espacios y tiempos combinando numerosas estructuras narrativas. El
cambio de primera a tercera persona,
incluso la reconstrucción de los acontecimientos mediante el uso de fragmentos
de diarios o epístolas es el mejor ejemplo de la influencia de Stoker en esta
novela. Asimismo, la escena dedicada a una de las primeras adaptaciones del
clásico ilustra este tributo innecesario.
Además de los aspectos técnicos
descritos en el anterior párrafo, el estilo descriptivo del autor ralentiza el
ritmo hasta volverlo inexistente durante las dos primeras partes de la novela.
De hecho, sorprender comprobar que la introducción de la historia se extiende
durante doscientas hojas, descubriendo que el “presente” es, en realidad, el
pasado que nos explica los orígenes de la epidemia, así como la presentación
del personaje más importante para el desarrollo de los acontecimientos
posteriores, Amy.
En realidad, Justin Cronin centra
todos sus esfuerzos en ella, mientras que ofrece demasiadas explicaciones sobre
la biografía del resto de protagonistas para después incurrir en numerosas
contradicciones en su personalidad o su comportamiento ante determinadas
circunstancias. Es decir, el autor tiende a recrearse en detalles innecesarios
durante la presentación, pero después es incapaz de desarrollarlos de forma
coherente dentro del contexto. Por subsiguiente, la gran mayoría carece de
atractivo para el lector ante esta falta de solidez. Y es que desde el
principio, sabemos quiénes desarrollaran un determinado rol dentro de la
historia, pura linealidad sin arriesgar en plantear auténticos conflictos que
les permitiese transcender de los recurrentes clichés.
Cabe señalar que ni los vampiros cumplen
su propósito de atemorizar al lector por varios aspectos. En primer lugar, su
presencia es mínima. Una novela de vampiros en la que apenas intervienen,
excepto cuando la escena exige algo de acción después de tanto diálogo
intrascendente y descripciones interminables. En segundo, la ausencia de una
descripción completa de su aspecto,
aparte de algunos detalles poco originales como las garras, la ausencia de
vello corporal o los colmillos. ¡Vaya
novedad, un vampiro con dientes largos! Además, tras conocer que brillaban
en la oscuridad con una luz fluorescente de color verde no podía evitar
imaginarme a los escasos supervivientes combatiendo contra gusiluz. En tercer
lugar, la traducción que ha rebautizado a la especie como “pitillos”. El
término chupa sangre me provoca más
pavor que llamarlos como a los cigarrillos, como si se tratase de una campaña
contra el consumo de tabaco encubierta. ¡Acabemos
con los pitillos! ¡Muerte a la nicotina! Si la traducción fue literal, la
editorial debería haber considerado que, en algunos países, determinadas
palabras tienen un significado diferente, siendo necesario encontrar otra que
no provoque esta confusión, tal y como ocurrió con el Mitsubishi Pajero.
Finalmente, persiste la sensación
de que «El pasaje» es resultado más de la improvisación que de un
esquema narrativo bien planificado. Es cierto que los constantes giros
sorprenden al lector, pero ante el incomprensible cambio que acaba de sucederse
ante sus ojos. Una sola página intenta englobar tantos sucesos que el autor
opta dedicarle apenas unas líneas a pesar de su trascendencia. No obstante,
consciente de la falta de información existente, los retoma desde la
perspectiva de otro personaje para evitar estas lagunas narrativas.
Con todo, el auténtico problema
radica precisamente en sus excesos. Si eliminásemos todo el continente
superfluo que prolonga la lectura hasta el ostracismo, la novela prescindiría con
facilidad de un tercio sin que se viese afectada de forma significativa. Igualmente, evitaría la mayoría de las
contradicciones, sobre todo a partir de la segunda parte de la novela. A pesar
de no haber visto un automóvil, resultan significativos los conocimientos sobre
mecánica que demuestran cuando las circunstancias lo requieren. O de informática.
O de energía nuclear…
A pesar de ser la tercera novela
de Justin Cronin, «El pasaje» demuestra que todavía le queda un largo
camino por recorrer para garantizarse la supervivencia dentro del panorama
literario, sobre todo cuando existen tantos homólogos dispuestos a lanzarse a su
cuello. Olvídate del crucifijo y empuña con decisión la pluma sobre el papel o
los dedos sobre el teclado, porque dentro de poco anochecerá trayendo consigo
las sombras con todos los peligros que habitan en ellas, incluyendo una
criatura ancestral de largos colmillos, ardientes ojos y una sed insaciable por
tu sangre.
LO MEJOR: El esfuerzo del autor por rendir tributo a la novela de
Stoker. Algunos detalles independientes, como la historia de Carter.
LO PEOR: El resto.
Sobre el autor: Justin
Cronin nació en New England. Actualmente es profesor en la Rice University y
vive con su familia en Houston, Texas. Su primera novela, Mary and O’Neil,
le valió los premios PEN/Hemingway Award
y Stephen Crane. Más tarde escribió
la elogiada The Summer Guest. Publicada en junio de 2010, El
pasaje, su tercera novela y primera entrega de una trilogía, se
convirtió en uno de los libros más comentados del momento y debutó en el puesto
número 3 de la lista de best-sellers del New York Times. Hoy en día
Justin Cronin está preparando las siguientes entregas de la trilogía, tituladas
The Twelve y The City of Mirrors.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarGracias por ahorrarme mil y algo páginas de intrascendencia. El tiempo es demasiado valioso para perderlo en tonterías. Es curioso que alguien ganador del PEN/ Hemingway pueda haber perpetrado este libro.
ResponderEliminarBuenas tardes Lalo,
EliminarSiempre es una placer contribuir a fomentar la lectura y, al mismo tiempo, evitaros decepciones que puedan derivarse en aversión hacia determinados géneros -y ahorraros una considerable cantidad de tiempo y dinero, porque la cultura desgraciadamente no es barata-. ;) Espero que en el Depósito encuentres alguna disección que consiga despertar tu interés.
Un abrazo
María del Carmen Horcas (La diseccionadora de libros)
Gracias por ahorrarme mil y algo páginas de intrascendencia. El tiempo es demasiado valioso para perderlo en tonterías. Es curioso que alguien ganador del PEN/ Hemingway pueda haber perpetrado este libro.
ResponderEliminarGenial. Me encanta!!!!
ResponderEliminarBuscaba justo, lo que explicas en tu reseña, decidirme a leerlo o no y también te agradezco que hayas podido evitar la lectura de 1088 paginas. Gracias
ResponderEliminarEl libro es genial, lástima que tu crítica haya provocado que algunas personas no lo leyeran, en gustos no hay nada escrito, es verdad que tiene mucho relleno, pero eso no lo convierte en un libro malo. "Lee este libro y el mundo cotidiano desaparecerá" citas del mismísimo Stephen King recomendando el libro... Entre él y tú hay una gran diferencia, espero que no borres el comentario, sería muy poco tolerante de tu parte. Para mí es un libro genial, lo recomiendo.
ResponderEliminar