Crítica de El escritor que mató a Hitler (Javier Ruiz Portella)

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Alemania, años 30

 ¡El abuelo de Hitler es judío!..., afirman ciertas cartas.
 ¿Qué oscuro complot internacional se escondía tras ello?
 Y entre tantas intrigas, el amor y el erotismo se despliegan en el marco glamoroso de la Costa Azul.

España, 2048

¿Por qué, un siglo después, aparece la nieta del escritor?
¿Qué mundo es ese donde un Ojo Igualitario controla la vida de la gente?
 El Palacio Real de Madrid queda transformado en un centro comercial y de espectáculos.


Reseña: El antisemitismo de Hitler se ha intentado explicar a través de múltiples hipotésis como su fascinación por la teoría de la selección natural expuesta en «El origen de las especies» (Charles Darwin) basada en «la supremacía del más fuerte»; la búsqueda de un culpable simbólico que sustentase su estrategia política y permitiera unificar el malestar social hacia un enemigo común; o la posible ascendencia judía del Tercer Reich, que nunca llegó a demostrarse. Por supuesto, todas ellas se fundamentaban en rumores que nunca llegaron a demostrarse, pues hubiesen cambiado la historia tal y como la conocemos.

No obstante, la investigación realizada por Hans Frank parecía aportar pruebas sólidas sobre los antecedentes familiares de Hitler, afirmando que su padre biológico, Alois, nació a partir de la relación extramatrimonial de su abuela, Maria Schickklugruber, con el señor de la familia judía para la que trabajaba como sirvienta. A pesar de que afirmaba estas en posesión de documentos que le permitirían demostrarlo y, por subsiguiente, derrocar el régimen nacionalsocialista. Si alguna vez existieron, jamás fueron publicados y su desaparición sirvió para que surgiesen toda clase de teorías conspirativas al respecto, como la supuesta influencia sionista para que Estados Unidos participase en la Segunda Guerra Mundial.

A partir de esta premisa Javier Ruiz Portella desarrolla el argumento de su primera novela, «El escritor que mató a Hitler» y que contextualiza las reflexiones de sus anteriores ensayos de pensamiento y filosóficos dentro de la ficción. El autor combina el género histórico, noir y, sobre todo, distópico en un desigual equilibrio narrativo.

De hecho, existen constantes referencias a «1984» (George Orwell) a través de detalles como la Neolengua o el Ojo Igualitario y Sanitorio. Sin embargo, la crítica acaba centrándose casi exclusivamente contra el sistema capitalista, tal y como demuestran el uso de términos económicos para designar, por ejemplo, a los mendigos (escaso consumidor) o los parados (provisionalmente inactivos o inactivas).

Es obvio que la intención de Javier Ruiz era satirizar sobre nuestro actual estilo de vida basado en el consumo y que recuerda a «No logo» (Naomi Klein) pero acaba centrándose tanto en este aspecto que descuida otros principalmente relacionados con la forma de narrarnos ambas historias. Adviértase que resulta incoherente la forma de expresarse Alexander von Hunterbrand, abuelo de la protagonista, pues en los diálogos pueden apreciarse expresiones modernas que se contradicen con la prosa empleada por el personaje para embellecer la historia. De igual modo, el autor emplea un peculiar recurso estilístico que consiste en fusionar las conversaciones entre los personajes con el resto de la narración, cuando hubiese sido más acertado mantener esta distinción al desconocer su propósito.

Si bien consigue ilustrar la constante repetición de nuestros errores pasados, generando una historia cíclica donde todo cambia para que todo siga igual y que podemos apreciar en la alusión a la actual crisis económica, Javier Ruiz Portella no consigue encauzar los esfuerzos de sus protagonistas por incitarnos a la reflexión tras su lectura. Es cierto que los fragmentos ambientados en el año 2048 resultan muy entretenidos por las situaciones que se nos describen, pero la mayoría terminan siendo hipérboles, como los Interfollódromos Comunitarios. Por subsiguiente, «El escritor que mató a Hitler» no consiguió acabar con el nacionalsocialismo antes de que se hiciera irremediablemente con el poder en Alemania, ni tampoco la reflexión del lector, solo su entretenimiento a pesar de que, como dijo el filósofo holandés de origen judeoespañol, Baruch Benedict Spinoza:  «Si no quieres repetir el pasado, estúdialo».


LO MEJOR: La sátira del autor. Las referencias a obras del género distópico, principalmente «1984» (George Orwell). Algunas escenas ambientadas en 2048 son verdaderamente cómicas y no puedes leerlas sin reírte. El mensaje que pretende transmitir con su novela.

LO PEOR: El autor descuida la forma en que nos narra la historia. La crítica acaba centrándose exclusivamente en el sistema capitalista, como «No logo» (Naomi Klein). Las incoherencias en el registro. La extraña fusión de los diálogos con el resto de la narración.


Sobre el autor: Javier Ruiz Portella escritor, editor iconoclasta y promotor de iniciativas destinadas a sacudir nuestro letargo existencial, este barcelonés nacido en 1947 ha corrido mucho mundo hasta regresar en 1994 a Barcelona y establecerse en 2005 en Madrid.

Joven militante del Partido Comunista, le bastó poner los pies al otro lado del Telón de Acero (Hungría y Rumanía, 1971-1972), para ponerlos tan pronto como pudo en polvorosa. No pudiendo regresar a España, donde estaba condenado por el Tribunal de Orden Público, se estableció en Bruselas por un largo período.

Al volver definitivamente a España en 1994, funda Ediciones Áltera y, con el activo apoyo de Álvaro Mutis, lanza en junio de 2002 el Manifiesto contra la muerte del espíritu y la tierra, que sería traducido y publicado en un total de nueve idiomas. Dicha iniciativa ha dado lugar a la revista de pensamiento crítico y al periódico digital El Manifiesto del que es director.

Con anterioridad a El escritor que mató a Hitler ha publicado los siguientes libros:


España no es una cáscara (Barcelona, 2000)



Les esclaves heureux de la liberté (traducción al francés, París, 2012)


4 comentarios:

  1. En ningún momento el autor establece como premisa la ascendencia judía de Hitler, sólo es una excusa argumental, o al menos, así lo entiendo yo. Por otro lado no veo esa sátira de “nuestro estilo de vida” como la principal intención del autor sino que, de algún modo, con ella, trata de demostrar esa frase que Nietzsche premonizó en su momento y que aquí dejo en sus propias palabras: “ Conozco mi destino. Algún día se unirá a mi nombre el recuerdo de algo tremendo, una crisis como no la hubo sobre la tierra, al más hondo conflicto de conciencia, a una decisión pronunciada contra todo lo que hasta ahora ha sido creído, exigido, reverenciado”.
    Una novela extraordinaria, a mi juicio.
    Un cordial saludo

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    1. Buenas tardes Laura,

      Quizás no me expliqué con la suficiente claridad en la introducción, pues mi intención no era dar a entender que el argumento estaba orientado exclusivamente a demostrar la posible ascendencia judía de Hitler, sino precisamente que lo utilizaba para introducir la verdadera historia de la novela.

      Por otro lado, considero que hacia una especial incidencia en aspectos de nuestra actualidad tanto de carácter general como otros más privados. De ahí la mención a la crisis económica en el primer caso.

      Sin embargo, debo reconocer que no había pensado en Nietzsche cuando empecé a escribir la reseña, quizás porque no estoy de acuerdo con su forma de pensamiento.

      Muchas gracias por la mención de esta cita, aunque lamento que discrepemos respecto nuestras impresiones sobre la novela. Personalmente, sigo prefiriendo sus ensayos, aunque todavía puede sorprenderme si decide continuar escribiendo ficción.

      Un abrazo

      María del Carmen Horcas (La diseccionadora de libros)

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  2. Buenas tardes Carlota,

    En primer quisiera felicitarte por tu blog. Siempre es agradable encontrarse con gente de tu edad que demuestra poseer semejantes inquietudes culturales, así como la necesidad de expresarla y compartirlas con los demás.

    Déjame decirte que se aprecia un gran potencial artístico en tu prosa y te ánimo a seguir escribiendo. Personalmente, me encanta la entrada correspondiente al 24 de julio. :D

    Es más, te agradecería que si algún día tienes un texto del que te sientas especialmente orgullosa, házmelo saber para darle a tu obra la promoción que se merece.

    Muchas gracias por compartir tus textos con nosotros y espero que vuelvas a participar en La diseccionadora.

    Un abrazo

    María del Carmen Horcas (La diseccionadora de libros)

    PD: Te recomiendo que visites el siguiente blog, http://insolitadimension.blogspot.com.es/. Creo que el estilo de algunas entradas es bastante similar al tuyo. ;)

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  3. Otro a ti Carmen, ha sido un placer compartir.

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