Crítica de The Hobbit (J.R.R. Tolkien)

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Sinopsis: Bilbo Bolsón es como cualquier hobbit: no mide más de metro y medio, vive pacíficamente en la Comarca, y su máxima aspiración es disfrutar de los placeres sencillos de la vida (comer bien, pasear y charlar con los amigos). Y es que todos ellos son tan vagos como bonachones, por naturaleza, y porque quieren. Pero una soleada mañana, Bilbo recibe la inesperada visita de Gandalf, el mago de larga barba gris y alto sombrero, que cambiará su vida para siempre. Con Gandalf y una pandilla de trece enanos, y con la ayuda de un mapa misterioso, nuestro héroe partirá hacia la Montaña Solitaria a fin de rescatar el valioso tesoro custodiado por Smaug el Dorado, un terrible y enorme dragón. Para eso tendrán que superar muchísimos peligros y toda clase de aventuras que Bilbo jamás hubiera podido ni imaginar y que lo convertirán en el hobbit más famoso del mundo. Lo que Bilbo no sabe es que el anillo que encontró en el camino será el principio de otra gran aventura…

Reseña: Dragones, bosques encantados, criaturas de las montañas, nobles caballeros y reyes avariciosos, un gran tesoro… «El hobbit» posee todos los elementos necesarios para narrarnos la mayor de las aventuras, pero en pequeño formato.

Al igual que ocurría en clásicos de la literatura infantil como «La isla del tesoro» (Robert Luis Stevenson) o lecturas más contemporáneas como «Harry Potter» (J. K. Rowling), el protagonista difiere por completo de la imagen que todos tenemos de un héroe. En esta ocasión se trata de un pequeño hobbit llamado Bilbo Bolsón que vive plácidamente en la Comarca, donde sus días transcurren en una cómoda rutina. Sin embargo, la aventura irrumpe en su monotonía con la inesperada visita del mago Gandalf. Desde ese momento, el mundo que conocía desaparece para ser sustituido por múltiples peligros en su camino hacia la Montaña Solitaria.

«El hobbit» representa un prólogo que sirve a J.R.R. Tolkien para realizar los primeros esbozos de la Tierra Media, un lugar en el que conviven toda clase de criaturas mágicas y otras surgidas de su propia imaginación, como los simpáticos hobbits. Una introducción a «El señor de los anillos» que, a pesar de catalogarse como un cuento infantil, representa una lectura mucho más adulta y compleja.

Las carencias que sufren durante su largo peregrinaje, los prejuicios entre especies, las conspiraciones políticas, la avaricia... Todos estos aspectos conforman una novela que busca transmitir un mensaje de tolerancia y humildad entre los más pequeños, pero sin menospreciar al público adulto.

En este aspecto, resulta interesante comprobar los cambios que experimentan los personajes a lo largo de sus páginas. Al principio, Bilbo Bolsón resulta irritable por sus constantes quejas y su sumisión ante terceros. Sin embargo, conforme se suceden los peligros experimenta una transformación en su actitud, exhibiendo una gran inteligencia y habilidad para sortearlos, así como cierta picardía. Es decir, el personaje madura obligado por las circunstancias y acaba demostrando al lector que, a pesar de su reducido tamaño, poseen el corazón más grande y el espíritu más noble.

Por el contrario, los enanos dejan entrever la avaricia que gobierna sus corazones ante la visión del tesoro, los elfos se muestran débiles ante los placeres más terrenales y los humanos codiciosos.

De este modo, Tolkien consigue que sus personajes no sean estáticos ni respondan a estereotipos, sino que actúen como realmente lo harían en una situación real. Sin embargo, la fantasía consigue suavizar y hacer más comprensibles estos detalles al público infantil, pues sigue tratándose de un cuento.

Es más, obsérvese como el autor juega con el lenguaje para captar su interés, siendo el nombre de los enanos el mejor ejemplo. La mayoría poseen una fonética muy similar y citados rápidamente es como un trabalenguas que consigue arrancarnos una sonrisa. Otro serían las runas, otra de las pistas de su particular mapa del tesoro.

Además, «El hobbit» posee numerosas escenas capaces de conseguirnos una sonrisa con solo imaginarlas, como la discusión de los trols o el plan de huida dentro de los barriles. Sin embargo, si hay un fragmento que merece ser destacado es el juego de las adivinanzas con Golum, el más terrorífico e inteligente de todo el libro.

Por supuesto, el libro no es perfecto, pues su narración tiene cierta redundancia, en especial los acontecimientos previos a la llegada hasta la Montaña Solitaria; el exceso de canciones durante todo el libro o la superficialidad con la que se nos describen las escenas de batalla.

A pesar de ello, «El hobbit» sigue siendo uno de los máximos referentes de la literatura fantástica y la mejor introducción a la trilogía de «El señor de los anillos». Un viaje épico a través del universo de Tolkien con unos particulares compañeros encabezados por Bilbo Bolsón, el hobbit que encontró el anillo. La aventura llama a tu puerta, solo tienes que seguir leyendo para comenzarla…


LO MEJOR: La madurez del relato oculta tras un cuento infantil. La descripción de los paisajes y la inclusión de mapas que facilitan imaginarse algunos escenarios. Los juegos que realiza Tolkien con el lenguaje. La concepción de los hobbits y otras criaturas tolkianas. La escena de las adivinanzas con Gollum.

LO PEOR: La redundancia de las escenas previas a la Montaña Solitaria. El exceso de canciones.  La superficialidad en las escenas de batalla. La necesidad de leerse «El señor de los anillos» para comprender algunos aspectos.
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Sobre el autor: Escritor y lingüista británico, Tolkien es conocido principalmente por su trilogía de El señor de los anillos, obra de fantasía considerada como todo un clásico de la literatura universal y que comparte escenario con otra de sus grandes novelas, El hobbit.

Nacido en Sudáfrica, Tolkien creció en Inglaterra y estudió en el Exeter College, destacando ya por su facilidad para las lenguas, algo que corroboraría a nivel universitario con sus estudios en Oxford.

Tolkien luchó en la Primera Guerra Mundial donde pasó una larga convalecencia, ocasión que aprovechó para comenzar su serie de relatos que se convertiría en El libro de los cuentos perdidos
.

De vuelta a Oxford con su esposa e hijos, Tolkien inició una carrera como lingüista, siendo profesor en el Pembroke College, etapa en la que siguió escribiendo en el mundo que ya había esbozado en sus anteriores relatos, llegando a publicar El Hobbit (1937), obra que, si bien en principio iba dedicada a un público más juvenil, consiguió la atención de un mercado más amplio.

Es en esta época de Oxford en la que Tolkien formaría parte del grupo literario conocido como los Inklings, en el que entablaría una amistad con el escritor C.S. Lewis, autor de Las crónicas de Narnia.

De 1945 a 1959, Tolkien pasó a ocupar un puesto como profesor en la Universidad de Merton. Tras la publicación de El Hobbit, Tolkien había estado en su continuación, orientado esta vez a un público adulto. El resultado fue El señor de los anillos, obra que, por decisión editorial, acabó siendo publicada en tres partes. El señor de los anillos resultó un grandísimo éxito de crítica y público, convirtiéndose en un claro referente para toda la literatura fantástica posterior, siendo traducido a numerosos idiomas y alcanzando unas impresionantes cifras de ventas en todo el mundo.

De vuelta a Oxford, Tolkien recibió numerosos homenajes y reconocimientos académicos a lo largo de su carrera, así como distinciones como la Cruz del Imperio Británico o numerosos honoris causa. Durante esta última etapa Tolkien siguió escribiendo relatos y ensayos que han sido recopilados, en su mayor parte, gracias a la labor de su hijo Christopher.

De entre la obra de Tolkien, además de los ya mencionados El hobbit y El señor de los anillos, habría que destacar títulos como Los cuentos inconclusos, El Silmarillion, Los hijos de Hurin o, dentro de sus cuentos más infantiles, Roverandom o El herrero de Wootton Mayor.

La adaptación de El señor de los anillos al cine en 2001 por Peter Jackson -aunque Ralph Baski ya lo había intentado en los años 70 sin demasiada suerte-, supuso un éxito mundial, consiguiendo el récord de Premios Oscar para una trilogía y revitalizando el estudio de la obra de Tolkien.

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