Sinopsis: Publicada en Buenos Aires a causa de la censura, "La colmena" irrumpió en 1951 en la anodina escena literaria española de la época, introduciendo en ella una decidida corriente de crítica y renovación. Como el propio Camilo José Cela afirma en una nota a la primera edición, esta novela «no es otra cosa que un trozo de vida narrado paso a paso, sin reticencias, sin extrañas tragedias, sin caridad, como la vida discurre». Ambientada en Madrid en unos pocos días del mes de diciembre de 1943, la obra refleja la realidad intrahistórica de aquellos días de incertidumbre de la posguerra a través de unos personajes inmersos en una insignificancia que, llevada al extremo de la revelación, se erige en uno de los elementos más poderosos de la novela. 

Crítica: El sonido de las conversaciones en la cafetería de doña Rosa recuerda al zumbido de un inmenso enjambre. La cacofonía monótona, apática de quienes intentan sobrevivir sin hacer demasiado ruido en el Madrid de la posguerra. Al igual que las abejas obreras, la vida de la mayoría de sus habitantes transcurre en una letanía de quehaceres diarios y obligaciones, de explotación laboral, de privaciones, de hambre… De esta forma, la capital se ha convertido en una inmensa colmena en la que conviven –o mejor dicho, subsisten- multitud de personajes que, como los zánganos, son explotados – e incluso sacrificados- en beneficio de una pequeña minoría privilegiada tras su victoria en la guerra civil y su apoyo el nuevo régimen. 

«La colmena» es una novela coral que nos describe la rutina de la sociedad de la posguerra con objeto de denunciar la miseria económica y moral de aquellos primeros años ulteriores al conflicto bélico. 

Camilo José Cela moderniza la novela picaresca para narrarnos de forma omnisciente la vida de un conjunto de personajes que -bien por casualidad o causalidad- acaban entrelazándose en diferentes escenarios de la capital con el propósito de sobrevivir en un contexto determinado por la escasez, la represión, el miedo y la censura. 

A pesar de ser personaje colectivo, el escritor gallego concede una mayor individualidad y, por consiguiente, progresión en el desarrollo narrativo a un pequeño grupo en contraposición al amplio conjunto personajes secundarios presentados brevemente para desaparecer, sin reincorporarse posteriormente al relato como ocurre con otros, por ejemplo doña Rosa, Martín Marco, la señorita Elvira o Don Roberto y su esposa Filo. 

Si bien, el auténtico protagonista de la novela es la ciudad de Madrid, principal escenario de la acción en una novela que prescinde de la estructura narrativa clásica (introducción, nudo y desenlace) para ofrecernos un relato continuo, dinámico acorde con el ritmo de vida de sus habitantes. 

«La colmena» es un conglomerado de anécdotas que evidencian la opresión de los trabajadores, la miseria de los intelectuales, la hipocresía de los burgueses y eclesiásticos, la obsesión sexual de una población hambrienta de carne, de calor humano en una sociedad insolidaria. 

Camilo José Cela tiende a concentrar la atención del lector en las clases más humildes y perjudicadas por el régimen franquista. De igual forma, el escritor gallego también hace mención de la clase media empobrecida después de la guerra civil confrontándola con aquellos afines al código moral y la tradición promovido por la dictadura, enriqueciéndose y gozando de una posición privilegiada en esta nueva sociedad todavía dividida en dos bandos claramente diferenciados. 

Precisamente, la subyugación de la clase obrera es una temática reiterada durante toda la novela, así como la impotencia de los reprimidos ante la insolidaridad demostrada por sus congéneres en un contexto que exalta la individualidad, el bienestar personal frente al colectivo. De hecho, el escritor gallego realiza una especial incisión en las mujeres obligadas a ofrecer su cuerpo como mercancía, el intercambio de fluidos como moneda y las sábanas compartidas de las casas de citas en su lugar habitual de trabajo. 

Camilo José Cela las ennoblece mediante su relato contrastando la necesidad de Victorita, quien acaba prostituyéndose para salvar la vida de su novio tuberculoso, frente a la concupiscencia rebelde de Julita. O la decadencia de la señorita Elvira consciente de la pérdida de su lozanía e inocencia juvenil después de ser maltratada reiteradamente por la vida hasta quedar reducida a un mueble en el café de doña Rosa. O Merceditas, vendida con apenas trece años a un viejo que solo desea jugar con ella. 

A pesar de la perceptible indignación del autor, resulta destacable la objetividad en la presentación y el desarrollo de los personajes, pues no incurre en juicios de valor respecto a sus actos o decisión durante toda la novela. Camilo José Cela dota al lector de un papel activo, permitiéndole obtener sus propias conclusiones, sobre todo ante un final abierto en el que apreciamos uno de los pocos gestos de solidaridad por parte de los personajes que disiente del pesimismo anterior, transmitiendo la necesidad de conservar la esperanza. 

Otro aspecto destacable en el estilo de la novela es la prosa que reproduce con todo detalle el lenguaje urbano, el habla coloquial con la amplia complexidad de acentos y procedencias que conforman las diferentes clases sociales residentes en Madrid, aportando veracidad al relato. De igual modo, el estilo sencillo y directo proporciona dinamismo, un ritmo constante a la narración a pesar de dividirse en sucesivas viñetas en un lenguaje casi cinematográfico. 

Pese a la aparente simplicidad, apreciamos la gran complejidad de la novela, así como la diligencia del autor por el perfeccionismo de su obra más reconocida en los detalles anteriormente mencionados, pero también en la capacidad de Cela para transmitir emociones intensas –e incluso contradictorias- en los breves párrafos que componen su «colmena», similares a las celdas que integran los panales de las abejas. 

Adviértase el lirismo de la prosa cuando los personajes evocan al pasado en un intento del autor por imitar el estilo de la Generación del 98, convirtiendo la nostalgia en un sentimiento predominante, la evocación de un pasado glorioso ante un presente sombrío, mísero y hambriento. 

Con todo, persiste la sensación de que el autor podría haber profundizado en la biografía de determinados personajes, un tratamiento superficial que acaba limitándose a lo anecdótico sin mayor relevancia. 

Empero, «La colmena» es una novela de denuncia social que ofrece una visión sintetizadora del Madrid de la posguerra a través de un amplio conjunto de personajes que describe la miseria, el hambre, la obsesión sexual o la enfermedad a través de un constante deambular sin rumbo por las calles de la capital. Camilo José Cela estableció un punto de inflexión en la narrativa contemporánea española con una novela moderna, experimental que, no obstante, recurría a temática clásicas como el fatalismo, la hipocresía o la insolidaridad del ser humano. Una novela que pretende acabar con la apatía del lector, con el incesante ruido de su entorno que lo adormece, igual que el zumbido de un inmenso enjambre que le impide despertar a la realidad. Pues, igual que las abejas obreras que producen incansablemente la miel, jamás probamos el dulce néctar que se obtiene de nuestro trabajo si no hacemos algo por cambiar la sociedad de «La colmena». 

LO MEJOR: El punto de inflexión que representa la novela en la narrativa española. El tratamiento objetivo de los personajes. El realismo de la prosa de Camilo José Cela. La atemporalidad del relato. 

LO PEOR: La constante presentación de personajes acaba siendo confusa, en especial ante la ausencia de una estructura narrativa clásica. La persistente sensación durante toda la novela de que el autor se limita a un tratamiento superficial de los personajes, reduciendo gran parte del relato a la mera anécdota. 

Sobre el autor: Camilo José Cela Trulock. (Iria Flavia, A Coruña, 11 de mayo de 1916 - Madrid, 17 de enero de 2002). Escritor y académico español, galardonado con el Premio Nobel de Literatura. 

En 1925 su familia se traslada a Madrid. Antes de concluir sus estudios de bachillerato enferma y es internado en un sanatorio de Guadarrama (Madrid) durante 1931 y 1932, donde emplea el reposo obligado en largas sesiones de lectura. 

En 1934 ingresa en la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid. Sin embargo, pronto la abandona para asistir como oyente a la Facultad de Filosofía y Letras, donde el poeta Pedro Salinas da clases de Literatura Contemporánea. Cela le muestra sus primeros poemas, y recibe de él estímulo y consejos. Este encuentro resulta fundamental para el joven Cela, que se decide por su vocación literaria. En la facultad conoce a Alonso Zamora Vicente, a María Zambrano y a Miguel Hernández, y a través de ellos entra en contacto con otros intelectuales del Madrid de esta época. Antes, en plena guerra, termina su primera obra, el libro de poemas Pisando la dudosa luz del día. 

En 1940 comienza a estudiar Derecho, y este mismo año aparecen sus primeras publicaciones. Su primera gran obra, La familia de Pascual Duarte, ve la luz dos años después y a pesar de su éxito sufre problemas con la Iglesia, lo que concluye en la prohibición de la segunda edición de la obra (que acaba siendo publicada en Buenos Aires). Poco después, Cela abandona la carrera de Derecho para dedicarse profesionalmente a la literatura. 

En 1944 comienza a escribir La colmena; posteriormente lleva a cabo dos exposiciones de sus pinturas y aparecen Viaje a La Alcarria y El cancionero de La Alcarria. En 1951 La colmena se publica en Buenos Aires y es de inmediato prohibida en España. 

En 1954 se traslada a la isla de Mallorca, donde vive buena parte de su vida. En 1957 es elegido para ocupar el sillón Q de la Real Academia Española. 

Durante la época de la transición a la democracia desempeña un papel notable en la vida pública española, ocupando por designación real un escaño en el Senado de las primeras Cortes democráticas, y participando así en la revisión del texto constitucional elaborado por el Congreso. 

En los años siguientes sigue publicando con frecuencia. De este período destacan sus novelas Mazurca para dos muertos y Cristo versus Arizona. Ya consagrado como uno de los grandes escritores del siglo, durante las dos últimas décadas de su vida se sucedieron los homenajes, los premios y los más diversos reconocimientos. Entre estos es obligado citar el Príncipe de Asturias de las Letras (1987), el Nobel de Literatura (1989) y el Miguel de Cervantes (1995). En 1996, el día de su octogésimo cumpleaños, el Rey don Juan Carlos I le concede el título de Marqués de Iria Flavia.
La número 13: La caseta más solidaria de la Feria del Libro de Madrid 

La Asociación Española de Esclerosis Lateral Amiotrófica (adEla) cuenta con una caseta en la que podemos adquirir sus libros solidarios cuyas ventas irán destinadas a los pacientes con ELA 

¿Quién dijo que el número 13 no era un buen número? Desde la Asociación Española de Esclerosis Lateral Amiotrófica (adEla) están seguros que terminarán con la fama que tiene este número en esta edición de la Feria de Libro de Madrid que se celebra hasta el 12 de junio. Su caseta literaria, la número 13, es la más solidaria de esta cita obligada para los amantes de los libros. 

Gracias a la editorial El Desván de la Memoria, los visitantes pueden colaborar con los enfermos de ELA adquiriendo los libros solidarios que ofrece la Asociación y cuya recaudación va destinada íntegramente a ayudarles. Además, sus autores (algunos de ellos pacientes con ELA) están acudiendo a esta caseta por si queremos llevarnos nuestro ejemplar firmado. 

La caseta número 13 de la Feria del Libro de Madrid es un símbolo de solidaridad en todos los sentidos pues bajo estas dos cifras toman forma de libro las aportaciones literarias de algunos pacientes de ELA como es el caso del libro de cuentos La gallipata, el pequeño glotón de libros y otros cuentos para soñar (Valentina Velázquez y Victoria Gómez Berroya) o Microrrelatos adEla 2014 (Varios). 

La imaginación de los voluntarios de adEla también despliega sus alas en esta caseta tan especial con novelas como El Oro de París, En busca de la ilusión perdida (Segunda Parte de El Oro de París), La Muchacha del Registro de la Propiedad Intelectual y Cristiano Quijada El Último Quijote, todas ellas del escritor y voluntario de la Asociación, Antonio Nieto. 

Algunas editoriales también han querido colaborar con la causa de adEla y han decidido participar en este proyecto solidario dentro de la Feria del Libro de Madrid. Playa de Ákaba (perteneciente al escritor Lorenzo Silva), Mundopalabras o PezSapo ofrecen una selección de sus obras editadas y, gracias a ellas, algunos autores están en la caseta número 13 para firmar ejemplares. En este caso, una parte de sus ventas va destinada a ayudar a los pacientes con ELA. Gracias a esta caseta solidaria los visitantes de la Feria del Libro de Madrid conocen de cerca en qué consiste esta enfermedad poco conocida que afecta a unas 4.000 personas en España y de la que actualmente no existe cura ni tratamiento. 

“El esfuerzo llevado a cabo tanto por los pacientes de ELA como por los voluntarios y las editoriales colaboradoras nos demuestra que no estamos solos en esta lucha. Los pacientes con ELA nos necesitan, no podemos olvidar que estamos ante una enfermedad neurodegenerativa que requiere de una gran cantidad de ayudas técnicas y de servicios que actualmente no están cubiertos por la Sanidad Pública. Desde adEla nos encargamos de esas necesidades”, comenta Adriana Guevara, Presidenta de la Asociación.

Una magnifica oportunidad de ser solidario leyendo, porque en las páginas que encontraremos en la caseta 13 de la Feria del Libro de Madrid no encontraremos solo buenas historias, sino también esperanza. 

Sobre la Asociación Española de Esclerosis Lateral Amiotrófica (AdELA):  Es la única organización de ámbito nacional dedicada exclusivamente a mejorar la calidad de vida y bienestar de los enfermos de ELA. Fue fundada en 1990 por un pequeño grupo de amigos, parientes y cuidadores de pacientes de ELA, con apoyo del célebre científico y Premio Príncipe de Asturias, Stephen Hawking, afectado por esta enfermedad. AdELA fue declarada de Utilidad Pública en 1995 por el Consejo de Ministros en el año 2000, S. M. la Reina Doña Sofía concedió ser su Presidenta de Honor, ratificando la constancia y el compromiso de la Asociación con la sociedad. En este momento la Reina Doña Letizia ostenta la Presidencia de Honor. Según consta en sus Estatutos, AdELA extiende su actividad a todo el territorio nacional. Su misión principal es la promoción de toda clase de acciones destinadas a mejorar la calidad de vida de personas afectadas por ELA u otras enfermedades de moto neurona. 

Más información sobre AdELA: www.adelaweb.org 
Twitter: @AsociacionELA 
Facebook: www.facebook.com/Asociacion.ELA
Sinopsis: Publicada inicialmente en 1942, La familia de pascual Duarte marca un hito decisivo en la literatura española y es, después del Quijote, el libro español más traducido a otras lenguas. Pascual Duarte, campesino extremeño hijo de un alcohólico, nos cuenta su vida mientras espera su propia ejecución en la celda de los condenados a muerte. Víctima de una inexorable fatalidad, Pascual Duarte es un ser primitivo y elemental dominado por la violencia, única respuesta que conoce a la traición y al engaño. Pero esa siniestra apariencia no es más que la máscara que oculta su incapacidad para luchar con la maldad de los demás y la desvalida impotencia que alberga en el fondo de su alma. Camilo José Cela conduce toda la historia con extraordinaria destreza narrativa y absoluto domino del lenguaje. Lenguaje desgarrado y directo en el que no faltan los alardes léxicos relativos a situaciones y objetos tradicionalmente aleatorios, que Cela hace entrar por la puerta grande en el acervo del español escrito. Sombrío aguafuerte de la España rural, La familia de Pascual Duarte ha ganado con los años fuerza y dramatismo y su protagonista, que no ha perdido el encanto primigenio, es ya un arquetipo de alcance universal. 

Crítica: «Yo, señor, no soy malo, aunque no me faltarían motivos para serlos. Los mismos cueros tenemos todos los mortales al nacer y sin embargo, cuando nos vamos creciendo, el destino se complace en variarnos como si fuésemos de cera y en destinarnos por sendas diferentes al mismo fin: la muerte. Hay hombres a quienes se les ordena marchar por el camino de las flores, y hombres a quienes se les manda tirar por el camino de los cardos y de las chumberas. Aquéllos que gozan de un mirar sereno y al aroma de su felicidad sonríen con la cara del inocente; estos otros sufren del sol violento de la llanura y arrugan el ceño como las alimañas al defenderse». 

En 1942, Camilo José Cela escandalizó a la sociedad española de la posguerra con el relato biográfico de un campesino extremeño para describirnos otra perspectiva de la condición humana en un contexto de marginación, incultura y angustia existencial. 

«La familia de Pascual Duarte» es la fundadora del género conocido como tremendismo en el que convergen estilos clásicos del realismo español con los nuevos movimientos literarios surgidos durante la posguerra española como el realismo sucio. 

La novela de Camilo José Cela es una crítica social que reflexiona sobre el fatalismo, la muerte y la violencia a través del relato en primera persona de Pascual Duarte, quien nos introduce en una sociedad convulsa e inestable ante las bruscas transformaciones socio-políticas acontecidas durante aquella época. 

A pesar del tiempo acontecido desde la publicación de su primera edición, «La familia de Pascual Duarte» sigue resultando una novela de notable actualidad, pues describe la impotencia del individuo ante el rechazo social, negándole cualquier oportunidad de ser una buena persona. 

Precisamente, el personaje de Pascual Duarte representa una disyuntiva para el lector. El protagonista es un héroe trágico que rechaza la violencia predominante en el entorno familiar desde su infancia, repleta de constantes abusos y humillaciones. Sin embargo, acaba convirtiéndose en un criminal pese a sus reiterados esfuerzos, pues la fatalidad tiende a cebarse sobre él, negándole cualquier posibilidad de cambio y, por consiguiente, de ser feliz. Es decir, Pascual Duarte carece de libre albedrío ante la imposición del destino. De ahí que siempre regresa derrotado al hogar, donde aguarda el origen de todas las desgracias, su madre. 

Resulta interesante analizar la disoluta relación paterno-filial entre Pascal y su progenitora a quien ni siquiera conocemos su nombre, sino que la describe como una presencia omnipresente, principal responsable de su infelicidad igual que con el resto de mujeres de su vida. La indiferencia de la madre, el abandono de la hermana Rosario que escapa del hogar familiar o la infidelidad de Lola, su primera esposa. Por esta razón, Pascual se obsesiona con el asesinato de su madre, considerándolo el mayor acto de expiación de sus pecados mediante la destrucción de la simiente corrompida. 

Si bien, observamos que todos los miembros de la familia son víctimas de la violencia y ante la imposibilidad de defenderse, optan por ejercerla para poder sobrevivir en un entorno hostil repleto de carencias. Obsérvese que la innegable bondad demostrada por Rosario no impide que acabe ejerciendo la prostitución, siendo explotada y maltratada por el Estirado poco después de escapar del hogar familiar; o Lola que acaba casándose por Pascual no por amor, sino por su honor quebrantado tras la violación en el cementerio. 

El ambiente sórdido y truculento de la novela provoca que la lectura de «La familia de Pascual Duarte» resulte incómoda. Si bien, Camilo José Cela contrapone escenas perturbadoras con otras emotivas que dan esperanza al lector ante los breves episodios de felicidad dejándole creer en la posibilidad de remisión pese a conocer el final de antemano. 

El realismo del relato es otro de los aspectos más destacables de la novela, facilitando la empatía con el protagonista y su historia conforme adquirimos consciencia de su impotencia ante la traición, la persistente sensación de desamparado y la incomprensión de la sociedad ante sus actos, precisamente siendo ésta quien lo abandono desde el principio. 

Desde las primeras páginas, el escritor gallego consigue introducirnos en el ambiente rural mediante el uso de una prosa llana que reproduce el habla extremeña, demostrando su habilidad para el lenguaje. El tono coloquial de la novela que dota de espontaneidad al relato es incrementado mediante el constante uso de frases que componen el refranero español cuando el protagonista es incapaz de expresarse con las palabras adecuadas, consciente de su propia ignorancia. Además, el autor prescinde de las retrospecciones interiores que caracterizan a los textos narrados en primera persona, decantándose por un lenguaje conciso y directo que proporciona dinamismo a la narración. Si bien, apreciamos múltiples elipsis durante la lectura son no consecuencia de la omisión, sino de una alusión indirecta del autor a la censura que predominaba en aquella. Obsérvese que en los primeros capítulos, el transcriptor advierte que ha sido necesario prescindir de determinados fragmentos para no perturbar la sensibilidad del lector. 

De igual forma, las alusiones del personaje coinciden con escenas violentas, dolorosas en el recuerdo; es decir, el protagonista es incapaz de mantener la continuidad del relato ante las emociones que lo embargan. Un detalle significativo considerando que la vida de Pascual siempre se ha caracterizado por la represión de sus sentimientos ante la necesidad de demostrar su virilidad, pues cualquier muestra de emoción es interpretada por los demás como una debilidad, consintiendo el abuso. 

Por otro lado, la inclusión de otros documentos como las nota del transcriptor, la cláusula del testamente del Sr. Barrera o las cartas del capellán y del guardia civil presentes durante la muerte de Pascual Duarte incrementan la percepción de lector de encontrarse ante un texto verídico que convirtió la bibliografía de Camilo José Cela en el refugio de los desamparados en la ficción. 

En definitiva, «La familia de Pascual Duarte» es una novela tremendista que reflexiona sobre la condición humana en un ambiente rural sórdido y decadente, repleto de violencia, incultura y marginación social que acaba degenerando la esencia del ser humano hasta convertirlo en un animal de instintos. A pesar de su brevedad, Camilo José Cela denunció la realidad de la sociedad española de la posguerra que posteriormente retomaría en otra de sus grandes obras - «La colmena»- proporcionando una segunda oportunidad a los marginados negada en la realidad, pues recordando las palabras de Pascual Duarte: «Yo, señor, no soy malo, aunque me faltarían motivos para serlo». 

LO MEJOR: A pesar del tiempo acontecido desde su publicación, continúa siendo una novela de actualidad por el carácter atemporal de su historia. La prosa de Camilo José Cela y su habilidad para el lenguaje. La disyuntiva que representa el personaje de Pascual Duarte ante el lector, cuya percepción del protagonista 

LO PEOR: Es una lectura incómoda por el predominio de escenas violentas, el ambiente sórdido de la novela y el rechazo inicial hacia los personajes, en especial a Pascual Duarte que tendemos a prejuzgar como un criminal sin escrúpulos y merecedor de su condena. Los lectores actuales, sobre todo jóvenes, continúan mostrándose reticentes ante los grandes clásicos de la literatura española frente al predominio y el éxito de la prosa anglosajona actual. 

Sobre el autor: Camilo José Cela Trulock. (Iria Flavia, A Coruña, 11 de mayo de 1916 - Madrid, 17 de enero de 2002). Escritor y académico español, galardonado con el Premio Nobel de Literatura. 

En 1925 su familia se traslada a Madrid. Antes de concluir sus estudios de bachillerato enferma y es internado en un sanatorio de Guadarrama (Madrid) durante 1931 y 1932, donde emplea el reposo obligado en largas sesiones de lectura. 

En 1934 ingresa en la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid. Sin embargo, pronto la abandona para asistir como oyente a la Facultad de Filosofía y Letras, donde el poeta Pedro Salinas da clases de Literatura Contemporánea. Cela le muestra sus primeros poemas, y recibe de él estímulo y consejos. Este encuentro resulta fundamental para el joven Cela, que se decide por su vocación literaria. En la facultad conoce a Alonso Zamora Vicente, a María Zambrano y a Miguel Hernández, y a través de ellos entra en contacto con otros intelectuales del Madrid de esta época. Antes, en plena guerra, termina su primera obra, el libro de poemas Pisando la dudosa luz del día

En 1940 comienza a estudiar Derecho, y este mismo año aparecen sus primeras publicaciones. Su primera gran obra, La familia de Pascual Duarte, ve la luz dos años después y a pesar de su éxito sufre problemas con la Iglesia, lo que concluye en la prohibición de la segunda edición de la obra (que acaba siendo publicada en Buenos Aires). Poco después, Cela abandona la carrera de Derecho para dedicarse profesionalmente a la literatura. 

En 1944 comienza a escribir La colmena; posteriormente lleva a cabo dos exposiciones de sus pinturas y aparecen Viaje a La Alcarria y El cancionero de La Alcarria. En 1951 La colmena se publica en Buenos Aires y es de inmediato prohibida en España. 

En 1954 se traslada a la isla de Mallorca, donde vive buena parte de su vida. En 1957 es elegido para ocupar el sillón Q de la Real Academia Española. 

Durante la época de la transición a la democracia desempeña un papel notable en la vida pública española, ocupando por designación real un escaño en el Senado de las primeras Cortes democráticas, y participando así en la revisión del texto constitucional elaborado por el Congreso. 

En los años siguientes sigue publicando con frecuencia. De este período destacan sus novelas Mazurca para dos muertos y Cristo versus Arizona. Ya consagrado como uno de los grandes escritores del siglo, durante las dos últimas décadas de su vida se sucedieron los homenajes, los premios y los más diversos reconocimientos. Entre estos es obligado citar el Príncipe de Asturias de las Letras (1987), el Nobel de Literatura (1989) y el Miguel de Cervantes (1995). En 1996, el día de su octogésimo cumpleaños, el Rey don Juan Carlos I le concede el título de Marqués de Iria Flavia.
Sinopsis: Cuando el amor se convierte en la soga de la que pende tu cuerpo y los demonios se visten de madre que te da la mano, de marido siempre fiel o de hijo en tu regazo, es cuando las buenas intenciones de los seres más queridos pueden resultar tan letales como las puñaladas que te asesta ese asesino mientras te jura amor eterno. 

Los monstruos de verdad no viven en cuevas ni salen de ningún ataúd. Ellos te sonríen y te tienden la mano, o te miran desde el espejo donde ves reflejado tu rostro cada mañana. Porque las sombras de verdad, esas que se escapan de los armarios de los niños para arrastrarlos hacia el mundo de sus pesadillas, no vienen de mundos inventados. El verdadero horror tiene forma de ser humano. 

Crítica: Los monstruos existen, pero con una apariencia completamente diferente a la concebida por nuestra exacerbada imaginación. Las criaturas de nuestras pesadillas infantiles se caracterizaban por su aspecto quimérico en los que predominaban los ojos hambrientos ante la visión de la carne tierna y cálida; las garras afiladas destripar a la inocente víctima; el aliento hediendo de la muerte a través de los colmillos que sobresalen de los labios deformes; la piel supurante cubierta un sucio pelaje de animal salvaje, escamas de textura correosa o de múltiples apéndices parecidos a los de un asqueroso insecto… Sin embargo, pese a los esfuerzos por negarles cualquier rasgo antropomórfico, la realidad es que «el verdadero horror tiene forma de ser humano». 

«Cianuro y chocolate» es una antología concebida como un amargo dulce con el que Fayna Bethencourt obsequia al lector a través de once relatos en los que ofrece su particular exégesis del miedo. 

Una lectura incómoda y desagradable por el realismo del terror descrito en sus páginas, pues la escritora canaria rehúsa emplear cualquier metáfora para representar la maldad y el sadismo de nuestra especie hacia sus congéneres. Al contrario, Fayna Bethencourt describe sin eufemismos una serie de relaciones toxicas engendradas desde el maltrato («Pena y olor a fresa»), la pederastia («Cascabeles»), la marginación social («Caos»), la homofobia («Mala racha»), la discriminación sexual («El orden de las cosas») e incluso la corrupción y especulación urbanística («Bienvenidos a casa Mirtha»). 

Una antología sobre la ambigua moral del ser humano en un ambiente fosco que oscila constantemente entre las sombras de la conciencia para ofrecernos un conjunto de personajes abstractos que actúan en base a convicciones equivocadas («Volar en pedazos»). De esta forma, Fayna Bethencourt nos ofrece un retrato social en el que predomina el caos, la violencia y, sobre todo, el amor. Un amor corrompido por la hipocresía, alimentado por el odio y escrito con sangre («Desde los huesos», «Se admiten devoluciones» y «Querido papá»). 

La escritora canaria provoca emociones contrapuestas en el lector con relatos como «Toda una vida y poco más» sobre la soledad de los ancianos; «Pena y olor a fresa» acerca de la dependencia emocional de las mujeres maltratadas hacia su agresor; o «Volar en pedazos» y «Desde los huesos» que describe las terribles consecuencias de un amor obsesivo. Un contraste de sentimientos acrecentado ante la poderosa sexualidad de los relatos como alegoría de la poderosa atracción que ejerce la oscuridad sobre nosotros. De esta forma, el amor se convierte en sinónimo de dolor, del miedo, pues ambas representan dos emociones primitivas confrontadas y, por consiguiente, violentas.

A pesar de que el planteamiento de los relatos es interesante -e incluso tentador-, la mayoría no acaba desarrollándose correctamente, pues la narración adolece de pequeños –aunque constantes- errores que repercuten en la lectura final como la futilidad de los diálogos, la falta de ritmo, el excesivo coloquialismo de la prosa -sobre todo en las descripciones- o la absoluta previsibilidad del desenlace –denotando la falta de originalidad de la autora ante la notable influencia de otras fuentes del género, tanto literarias como cinematográficas-. En el mismo sentido, tampoco contribuye la pésima edición de la antología con significativos errores en la estructuración y maquetación del texto que transmite la sensación de que el texto original se imprimió sin una corrección previa por parte de la editorial hasta provocar un sentimiento de vergüenza y rechazo en el lector. 

Con todo, «Cianuro y chocolate» es una perturbadora e incómoda antología que nos describe a través de once relatos una forma diferente de sentir miedo. Fayna Bethencourt opta por un terror basado en monstruos reales con los que convivimos diariamente para narrarnos las consecuencias de la toxicidad del amor, describiendo una sociedad de moral ambigua e hipócrita en la que no existen distinción entre los verdugos y sus víctimas, pues ambos acaban siendo la misma persona. A pesar de tratarse de una antología más destacable por el fondo que por la forma, Fayna Bethencourt consigue tentarnos con su dulce envenenado. 

LO MEJOR: La particular exégesis del miedo narrado por la escritora canaria en la que incluye temáticas de actualidad como el maltrato doméstico, la pederastia, la homofobia e incluso la corrupción y especulación urbanística. La ambigüedad moral de los personajes. La capacidad de la autora para provocar emociones contrapuestas en el mismo relato conforme avanza la narración. 

LO PEOR: Una antología más destacable por el fondo que por la forma. La pésima edición que contiene significativos errores en la estructuración del texto, dando la sensación de que le texto original se imprimió sin una corrección previa, provocando un auténtico sentimiento de vergüenza y rechazo en el lector ante faltas como la repetición de fragmentos, la fusión de diálogos con la narración o el constante uso de guiones sin utilidad alguna. 

Sobre la autora: Fayna Bethencourt, nació en Gran Canaria (1978). De origen franco-español, pasó parte de su infancia en Francia y fue allí donde descubrió que podía escribir historias, además de disfrutar leyéndolas. En el año 2001 saltó al panorama mediático al convertirse en concursante de un famoso concurso televisivo, donde conoció al que es hoy en día su marido y padre de sus dos hijos. En la actualidad reside en Barcelona y dice preferir la pantalla de su ordenador a los focos de los programas en los que ha colaborado. Cianuro y Chocolate es su primera antología en solitario aunque ha participado en otras antologías junto a otros autores.
El pasado siempre vuelve 

Un relato intenso y conmovedor sobre los secretos que escondemos y las personas que dejamos atrás. 

Sinopsis: Ella tiene una vida maravillosa, un marido que la adora, una hija de la que se enorgullece y un hogar lleno de calidez y amor. Sin embargo, la vida no siempre le fue tan bien como ahora y, lo cierto, es que en el pasado hizo algo inconfesable. 

Pero una noche recibe de pronto una llamada telefónica. Es una voz de hace mucho tiempo, procedente de un pasado que ha intentado ocultar a toda costa. Scott sabe quién es ella en realidad y lo que ha hecho. Ahora le da un ultimátum: o cuenta la verdad o será él quien la revele. 

Fue hace mucho tiempo, un caluroso y lejano verano de 1976, pero ahora el pasado regresa y amenaza con salir a la luz… y toda la tranquilidad que creía lograda se podría desvanecer.

Sobre la autora: Susan Elliot Wright creció en Lewisham, al sudeste de Londres, dejó el instituto a los dieciséis años y se casó imprudentemente a los dieciocho. Tras romper su infeliz matrimonio e ir a la universidad a los treinta, se licenció en Lengua Inglesa. Además tiene un máster en Escritura otorgado por la Universidad Sheffield Hallam, donde ahora es profesora adjunta. Varias de sus narraciones breves han ganado certámenes literarios o han quedado finalistas y una de ellas, Day Tripper, fue emitida por la cadena Radio 4 de la BBC. 
El glamour de las compras en la posguerra española 


Casi tres décadas después de que cerrara La Avenida de la Luz, las primeras galerías subterráneas de Barcelona (y Europa), Sílvia Tarragó reabre las puertas para narrarnos las vidas de tres mujeres se entrecruzan a lo largo de medio siglo. Una criada, una perfumera y una pastelera viven una relación llena de altibajos en los que no falta la venganza, pero también la complicidad. Una novela de tono costumbrista y evocador donde las galerías, con su luz y sus aromas, a perfume y a barquillos de canela, se convierten en una protagonista más. 

Sinopsis: Desde su inauguración en 1940 como las primeras galerías subterráneas en Europa, la lujosa Avenida de la Luz es un espejo de los cambios de la Barcelona de posguerra. 

Julia, una joven criada recién llegada a la ciudad, iniciará un romance con un revisor del tren de Sarriá y, años después, una pasión prohibida que le traerá terribles consecuencias. Ella será testigo de la evolución a lo largo del tiempo de la galería y de algunos de sus comerciantes como Rosita, hija de los dueños de la pastelería, que vivirá su primer amor con el acomodador del cine Avenida de la Luz, mientras sueña con el aprendiz de barbero, implicado en actividades políticas. 

Una dama de misteriosa fortuna que abre una tienda de máquinas de escribir. Una perfumera que se relaciona con hombres poderosos del régimen. Un ferroviario que escribe poemas mientras pasea entre las columnas. Estos son los personajes que configuran un mundo que va cambiando, década a década, siguiendo el emocionante latido de Barcelona desde la posguerra hasta el final de los ochenta. 

Sobre la autora: Silvia Tarragó nació en Barcelona en 1968, fue librera durante 14 años. Es autora de la saga juvenil Top Fairies (Edebé), de la novela La veu del roure (Premio de narrativa juvenil de la Vall d'Uixó 2008), y del libro de relatos Ciutats de l’impossible. Emocionante relato que tiene como trasfondo medio siglo de la historia de Barcelona, El tiempo de la luz es su primera novela de adultos.
Una novela con sabor a Oreo

Finalmente se publica en nuestro país la novela de la que habla el mundo entero, seleccionada para competir por el Premio Nacional del Libro norteamericano. Divertida, ácida, inteligente y certera: la gran historia de crecimiento para los lectores del siglo XXI tan dulce como realista. 

Sinopsis: Simon ha hecho lo impensable: ceder al chantaje de Martin. O Simon se las ingenia para que su amiga Abby salga con Martin o este… le hablará a todo el mundo de los correos electrónicos. De los correos electrónicos que Simon, escondido tras un seudónimo, intercambia con un tal Bluegreen, que es el chico más divertido, desconcertante y adorable que Simon ha conocido nunca. Y es que Simon, pese a su afición al teatro, prefiere no exponer a los focos su identidad sexual… al menos de momento. Sin embargo, seguirle la corriente a Martin no será la solución a sus problemas, sino más bien el comienzo de un enorme embrollo. ¿Qué hará Martin si no consigue conquistar a Abby? ¿Cómo reaccionará Abby si se entera del chantaje? ¿Qué pensará Bluegreen de Simon si la intimidad de ambos queda comprometida? Y, la cuestión más importante: ¿Quién demonios es Bluegreen? 


«Albertalli dibuja para Simon un mundo tridimensional, libre de lugares comunes y rebosante de personajes inolvidables. Saboreadlo, porque solo una lectura será la primera . Este libro merece el mismo nivel de obsesión que Bajo la misma estrella.» Entertainment Weekly 

«Divertida, conmovedora y emocionalmente inteligente.» Kirkus Reviews 

«En su debut, la novelista Albertalli retrata con habilidad la voz de un joven de dieciséis años confuso y sincero. Los lectores se enamorarán locamente de Simon.» Publishers Weekly 

«Si bien hay algún que otro momento de tensión realista, el sentimiento dominante es la deliciosa emoción de encontrar en la mirada del otro lo mejor de ti mismo.» Boletín del Center for Children’s Books 

Sobre la autora: Becky Albertally es una psicóloga clínica que ha tenido el privilegio de ayudar en terapia a docenas de adolescentes inteligentes, originales e irresistibles. También ha trabajado durante siete años como codirectora de un grupo de apoyo para niños con identidades sexuales no conformistas. Vive en Atlanta con su marido y sus dos hijos, donde escribe ficción juvenil contemporánea.
Sinopsis: Rosemary Woodhouse y su marido, Guy, un actor poco reconocido que lucha por abrirse paso en su carrera, se mudan a un edificio de apartamentos neoyorquino, el Bramford, signado por una fama ominosa y habitado por ancianos. Roman y Minnie Castavet, vecinos de los Woodhouse, acuden a darles la bienvenida e intentan, por todos los medios, establecer relación con ellos. Rosemary se muestra renuente a frecuentarlos, no sólo porque los considera extraños sino también por los misteriosos ruidos procedentes de su apartamento. Guy, sin embargo, parece sentirse encantado con los Castavet. Poco después de que su marido haya conseguido un importante papel en Broadway, Rosemary queda embarazada, y los Castavet empiezan a mostrarse especialmente interesados por su salud. Mientras se siente cada vez más enferma y aislada, Rosemary comienza a sospechar que los Castavet y sus amistades no son lo que parecen… 

Crítica: El primer embarazo representa una sucesión de cambios trascendentales en la vida de ambos progenitores, que se desarrollan de forma simultánea al crecimiento del embrión. Si bien, pronto la felicidad inicial de los cónyuges acaba siendo remplazada por la preocupación ante las posibles –y múltiples- dificultades que pudieran presentarse durante la concepción del feto. Un sentimiento de inquietud acrecentado ante la propia ignorancia, de impotencia ante la incapacidad para protegerlo de cualquier peligro. De esta forma, el miedo acaba convirtiéndose en la emoción predominante durante los nueve meses previos al alumbramiento de la inocente criatura. 

«La semilla del diablo» es un perturbador thriller psicológico inspirando en el resurgimiento de las sectas satánicas entre la élite estadounidense en el que Ira Levin combina los miedos de la sociedad moderna con ancestrales temores presentes en los relatos góticos como la brujería. 

A partir de una base sencilla, el autor consigue desarrollar con pocos elementos una novela claustrofóbica caracterizada por un opresiva atmósfera ambientando la mayoría de la acción en la casa Bramford, una construcción de estilo neogótico que nos recuerda por su arquitectura y triste celebridad al edificio Dakota. Pese a las advertencias de los amigos, una pareja de recién casados, Guy y Rosemary Woodhouse, acaban mudándose con la ilusión de convertirlo en un nuevo hogar en el que formar una familia. La mayoría de los vecinos son ancianos de afable apariencia y costumbres excéntricas propias de la avanzada edad que enseguida acogen al joven matrimonio bajo su protección, en especial después de que Rosemary haya conseguido finalmente quedarse embarazada. Sin embargo, pronto todo parece indicar que es víctima de una oscura conspiración que tiene como objetivo arrebatarle a su hijo. A pesar de su certeza, nadie parece creer las figuraciones de la joven abduciendo la ansiedad propia de las madres primerizas, incluso Guy empieza a cuestionar la estabilidad psicológica de su esposa. Con todo, Rosemary está dispuesta a luchar contra el mismo demonio si fuera necesario para salvar la vida de sus bebé… 

Ira Levin narra con sobriedad e inteligencia una historia repleta de traiciones y avaricia introduciendo progresivamente las fuerzas sobrenaturales en la rutina de Guy y Rosemary, alterando la relación del matrimonio hasta convertirlos en dos completos extraños. Resulta interesante observar los sutiles cambios que se producen entre ambos cónyuges cuando la ambición de Guy demuestra ser mayor que el amor hacia su esposa, convirtiéndola en un mero instrumento con el que conseguir sus propósitos. De este modo, el autor describe la egolatría y el materialismo de la sociedad moderna, un individualismo que ha fomentado la pérdida de valores morales esenciales como la empatía y que explicaría el resurgimiento de movimientos basados exclusivamente en la obtención del propio placer contraponiéndola con la abnegada actitud de Rosemary hacia su hijo. 

El autor realiza una interesante contraposición entre la actitud de ambos cónyuges en la que la inicial pasividad de la joven ante la dependencia económica y emocional hacia su esposo es progresivamente sustituida por la ferviente necesidad de proteger a su hijo. El marido siempre ausente en el hogar la obliga a actuar, a enfrentarse a sus miedos sabiéndose completamente sola. De hecho, el progresivo aislamiento de Rosemary conforme avanzan las etapas de su embarazo con el objetivo de distanciarla de su familia y amistades podría interpretarse como una sutil alegoría del maltrato doméstico que empieza con la actitud distante del marido, el posterior menosprecio y, finalmente, la agresión verbal y física. 

Precisamente, «La semilla del diablo» se caracteriza por la sutileza del terror empleado por Ira Levin. El escritor estadounidense no precisa de escenas violentas para provocar el miedo en el lector. Obsérvese que la escena de la violencia es descrita mediante el ambivalente recuerdo de una horrible pesadilla sin necesidad de incurrir en detalles incómodos, sino alternando la vigilia y el sueño para incrementar la confusión en la escena. 

Es más, igual que la soledad de la protagonista contribuye a incrementar su obsesión ante la progresiva tortura psicológica que representa su estado, el lector es incapaz de discernir la veracidad de los acontecimientos descritos ante el progresivo empeoramiento anímico de Rosemary. La realidad acaba resultando ambigua ante la fantasía de la joven y el escritor estadounidense aprovecha esta circunstancia para mantener el suspense hasta la conclusión de la novela con un desesperanzador final que nos recuerda a otros títulos como «El exorcista» (William Peter Blatty) o «La maldición de Hill House» (Shirley Jackson).

Con todo, la traducción del título – y la posterior adaptación cinematográfica dirigida por Polanski- anticipa el desenlace de la historia, condicionando la lectura pese a los esfuerzos del autor por conservar el equívoco. 

A pesar de ello, «La semilla del diablo» es una perturbadora y opresiva novela de terror psicológico inspirada en los clásicos relatos góticos sobre fuerzas sobrenaturales que convierte la moderna ciudad de Nueva York en el escenario de una antigua conspiración. La inteligente prosa de Ira Levin consigue mantener la ambigüedad del relato prácticamente hasta el desenlace de la novela, resultando imposible discernir entre la realidad y la desesperada fantasía de Rosemary para explicar el mal que germina en su interior. Un auténtico clásico contemporáneo sobre la avaricia humana que nos obliga a desconfiar de nuestros congéneres, así como los secretos que pudieran ocultarse tras la puerta vecina. 

LO MEJOR: La casa de Bramford y su omnisciente presencia durante toda la novela, así como sus afables y considerados vecinos. La evolución de la relación entre Rosemary y Guy conforme advertimos la personalidad egocéntrica del marido. La tortura psicológica que representa el embarazo de la protagonista, impidiéndole discernir entre la realidad y la obsesiva fantasía de su mente para explicar las extrañas circunstancias de su estado. La desoladora conclusión de la novela. 

LO PEOR: La traducción del título –y la adaptación cinematográfica de la novela- anticipan el desenlace. La sutileza del terror puede resultar tediosa ante la tendencia actual del gore literario y el torture porn. 

Sobre el autor: Aclamado novelista y autor dramático, Ira Levin (1929-2007) nació en Nueva York y entre sus libros se cuentan Las mujeres perfectas, Acosada (llevados al cine con, respectivamente, Nicole Kidman y Sharon Stone como protagonistas), Bésame antes de morir, Los niños de Brasil (con Gregory Peck y Laurence Olivier en su versión cinematográfica),  El hijo de Rosemary, entre otros. Su producción teatral incluye Trampa mortal, éxito en Broadway y ganadora de un premio Tony. Asimismo, obtuvo dos premios Edgar, otorgados por la Mistery Writers of America, y el Bram Stoker por la totalidad de su carrera concedido por la Horror Writers Association
Sinopsis: Eilis Lacey es una chica de familia humilde que, como tantos otros, no encuentra trabajo en el pequeño pueblo del sudeste de Irlanda en el que vive. Por ello, cuando se le ofrece un puesto en Norteamérica no duda en aceptarlo. 

Poco a poco, Eilis se abre paso en el Brooklyn de los años cincuenta y, a despecho de la nostalgia y los rigores del exilio, encuentra incluso un primer amor y la promesa de una nueva vida. 

Inesperadamente, sin embargo, trágicas noticias de Irlanda le obligan a regresa y enfrentarse a todo aquello de lo que ha huido. 

Crítica: A principios del siglo XIX, la «Gran Hambruna irlandesa» - o también conocida como «Irish Potato Famine» («Hambruna Irlandesa de la Patata»)- provocó el mayor desplazamiento de su población hacia países como Inglaterra, Estados Unidos, Canadá, Uruguay, Argentina, México y Australia. La ineficiente política económica basada en la propiedad británica de la tierra agrícola irlandesa que obligaba a los campesinos a subsistir con productos de la huerta familiar, principalmente la patata, mientras cultivaban y exportaban el trigo al Reino Unido. Este sistema terrateniente acrecentó las consecuencias de la plaga ocasionada por el tizón tardío –o roya o mildiú de la patata-, ante la pérdida del sustento básico de las familias más humildes y la imposibilidad de acceder a los campos de cereales para consumo propio. La escasez de alimentos obligó a expatriarse a prácticamente un cuarto de su población, convirtiéndose en uno de los fenómenos migratorios europeos de mayor trascendencia debido a su magnitud, siendo su principal destino los Estados Unidos de América. Desde entonces, el constante desplazamiento de emigrantes provenientes de Irlanda ha tenido otras causas, pero siempre manteniendo como principal destino de su viaje la posibilidad de un futuro mejor en la tierra de las oportunidades. 

«Brooklyn» es una novela sobre la inmigración irlandesa en la década de los 50 que narra el drama personal de aquellos expatriados a través de las experiencias de Eilis Lacey, una humilde joven obligada, igual que la mayoría de sus congéneres, a abandonarlo todo para embarcarse rumbo a Estados Unidos ante la falta de oportunidades en su país natal. 

Colm Tóibín nos describe el difícil proceso de adaptación, la constante soledad o la nostalgia por el hogar con una prosa sencilla, quizás demasiado para referirse a la complejidad de los sentimientos confrontados ante la crisis de identidad de Eilis conforme se establece en Brooklyn, renunciando al tradicionalismo de la sociedad irlandesa descrito durante los primeros capítulos. 

Sin embargo, el escritor irlandés  demuestra ser incapaz de encauzar una novela que acaba incurriendo en una sucesión de convencionalismos románticos, convirtiéndola en un drama tedioso por la previsibilidad del argumento. De igual forma, tampoco contribuye que la mayoría de personajes secundarios se caractericen por una personalidad lineal, incluyendo la propia Eilis que manifiesta durante toda la novela un carácter sumiso y, con frecuencia, demasiado voluble a la influencia que ejercen los demás sobre su persona. 

A pesar de que la creación y la preservación de la identidad personal sea una de las temáticas recurrentes en la bibliografía de Tóibín, no percibimos ese desarrollo en la protagonista, sino todo lo contrario. Eilis carece de un atractivo real para el lector igual que el resto de personajes que intervienen durante la narración ante su estatismo, percepción incrementada ante la redundancia de la mayoría de escenas basadas en una cómoda rutina de actos cotidianos sin verdadera trascendencia en los acontecimientos posteriores.

Paradójicamente, el autor menciona aspectos trascendentales de cambio en la sociedad contemporánea –no solo irlandesa- como la liberalización de la mujer o los derechos civiles de la población afroamericana  de forma anecdótica. 

Colm Tóibín se obceca en la represión de los sentimientos, en el silencio del orgullo que acaba desencadenando el drama final sin conseguir emocionar realmente al lector ante el exceso de descripciones superficiales frente los conceptos abstractos (familia, exilio, encrucijada de emociones) planteados al inicio de la novela. 

«Brooklyn» es novela concebida desde la experiencia de sus congéneres para describirnos el drama de la migración con objeto de comprender la crisis de identidad de los exiliados irlandeses ante los rápidos cambios de la sociedad contemporánea que implicaba, entre otros aspectos, la equiparación de derechos civiles o la liberalización de la mujer, ambos inconcebibles en la tradicional Irlanda. Sin embargo, Colm Tóibín opta por una prosa sencilla e impersonal anacrónica para el desarrollo de conceptos abstractos como la identidad, siendo incapaz de transmitir el conflicto que representa sentir extranjero dentro y fuera de tu propio país. Además, la constante inclusión de tópicos durante la narración, la ausencia de ambigüedad en sus personajes- tanto principales como secundarios- o la previsibilidad del argumento –incluyendo el drama final-, convierten a «Brooklyn» en una novela para la que solo adquiriremos billete de ida. 

LO MEJOR: El drama de los inmigrantes irlandeses y la encrucijada de emociones al sentirse extranjeros en su propios país. La descripción de la sociedad durante la década de los 50 cuando empezaron a sucederse cambios tan importantes como la equiparación de derechos civiles o la liberalización de la mujer, tanto profesional como personalmente. 

LO PEOR: El resto. 

Sobre el autor: Colm Tóibín (Enniscorthy, 1955) es uno de los mejores escritores irlandeses de nuestro tiempo. De su obra cabe destacar las novelas The Master (2004) y El testamento de María (Lumen, 2014), que se ha convertido en una obra de teatro. Brooklyn, su obra de ficción más conocida, fue publicada por Lumen en 2010 y ahora vuelve a las librerías acompañando la película del mismo título, dirigida por John Crowley. Nora Webster es su novela más reciente. Tóibín Es también un excelente crítico literario, como demuestran las piezas recogidas en el volumen Nuevas maneras de matar a tu madre (Lumen, 2013).