Sinopsis: Rosemary Woodhouse y su marido, Guy, un actor poco reconocido que lucha por abrirse paso en su carrera, se mudan a un edificio de apartamentos neoyorquino, el Bramford, signado por una fama ominosa y habitado por ancianos. Roman y Minnie Castavet, vecinos de los Woodhouse, acuden a darles la bienvenida e intentan, por todos los medios, establecer relación con ellos. Rosemary se muestra renuente a frecuentarlos, no sólo porque los considera extraños sino también por los misteriosos ruidos procedentes de su apartamento. Guy, sin embargo, parece sentirse encantado con los Castavet. Poco después de que su marido haya conseguido un importante papel en Broadway, Rosemary queda embarazada, y los Castavet empiezan a mostrarse especialmente interesados por su salud. Mientras se siente cada vez más enferma y aislada, Rosemary comienza a sospechar que los Castavet y sus amistades no son lo que parecen… 

Crítica: El primer embarazo representa una sucesión de cambios trascendentales en la vida de ambos progenitores, que se desarrollan de forma simultánea al crecimiento del embrión. Si bien, pronto la felicidad inicial de los cónyuges acaba siendo remplazada por la preocupación ante las posibles –y múltiples- dificultades que pudieran presentarse durante la concepción del feto. Un sentimiento de inquietud acrecentado ante la propia ignorancia, de impotencia ante la incapacidad para protegerlo de cualquier peligro. De esta forma, el miedo acaba convirtiéndose en la emoción predominante durante los nueve meses previos al alumbramiento de la inocente criatura. 

«La semilla del diablo» es un perturbador thriller psicológico inspirando en el resurgimiento de las sectas satánicas entre la élite estadounidense en el que Ira Levin combina los miedos de la sociedad moderna con ancestrales temores presentes en los relatos góticos como la brujería. 

A partir de una base sencilla, el autor consigue desarrollar con pocos elementos una novela claustrofóbica caracterizada por un opresiva atmósfera ambientando la mayoría de la acción en la casa Bramford, una construcción de estilo neogótico que nos recuerda por su arquitectura y triste celebridad al edificio Dakota. Pese a las advertencias de los amigos, una pareja de recién casados, Guy y Rosemary Woodhouse, acaban mudándose con la ilusión de convertirlo en un nuevo hogar en el que formar una familia. La mayoría de los vecinos son ancianos de afable apariencia y costumbres excéntricas propias de la avanzada edad que enseguida acogen al joven matrimonio bajo su protección, en especial después de que Rosemary haya conseguido finalmente quedarse embarazada. Sin embargo, pronto todo parece indicar que es víctima de una oscura conspiración que tiene como objetivo arrebatarle a su hijo. A pesar de su certeza, nadie parece creer las figuraciones de la joven abduciendo la ansiedad propia de las madres primerizas, incluso Guy empieza a cuestionar la estabilidad psicológica de su esposa. Con todo, Rosemary está dispuesta a luchar contra el mismo demonio si fuera necesario para salvar la vida de sus bebé… 

Ira Levin narra con sobriedad e inteligencia una historia repleta de traiciones y avaricia introduciendo progresivamente las fuerzas sobrenaturales en la rutina de Guy y Rosemary, alterando la relación del matrimonio hasta convertirlos en dos completos extraños. Resulta interesante observar los sutiles cambios que se producen entre ambos cónyuges cuando la ambición de Guy demuestra ser mayor que el amor hacia su esposa, convirtiéndola en un mero instrumento con el que conseguir sus propósitos. De este modo, el autor describe la egolatría y el materialismo de la sociedad moderna, un individualismo que ha fomentado la pérdida de valores morales esenciales como la empatía y que explicaría el resurgimiento de movimientos basados exclusivamente en la obtención del propio placer contraponiéndola con la abnegada actitud de Rosemary hacia su hijo. 

El autor realiza una interesante contraposición entre la actitud de ambos cónyuges en la que la inicial pasividad de la joven ante la dependencia económica y emocional hacia su esposo es progresivamente sustituida por la ferviente necesidad de proteger a su hijo. El marido siempre ausente en el hogar la obliga a actuar, a enfrentarse a sus miedos sabiéndose completamente sola. De hecho, el progresivo aislamiento de Rosemary conforme avanzan las etapas de su embarazo con el objetivo de distanciarla de su familia y amistades podría interpretarse como una sutil alegoría del maltrato doméstico que empieza con la actitud distante del marido, el posterior menosprecio y, finalmente, la agresión verbal y física. 

Precisamente, «La semilla del diablo» se caracteriza por la sutileza del terror empleado por Ira Levin. El escritor estadounidense no precisa de escenas violentas para provocar el miedo en el lector. Obsérvese que la escena de la violencia es descrita mediante el ambivalente recuerdo de una horrible pesadilla sin necesidad de incurrir en detalles incómodos, sino alternando la vigilia y el sueño para incrementar la confusión en la escena. 

Es más, igual que la soledad de la protagonista contribuye a incrementar su obsesión ante la progresiva tortura psicológica que representa su estado, el lector es incapaz de discernir la veracidad de los acontecimientos descritos ante el progresivo empeoramiento anímico de Rosemary. La realidad acaba resultando ambigua ante la fantasía de la joven y el escritor estadounidense aprovecha esta circunstancia para mantener el suspense hasta la conclusión de la novela con un desesperanzador final que nos recuerda a otros títulos como «El exorcista» (William Peter Blatty) o «La maldición de Hill House» (Shirley Jackson).

Con todo, la traducción del título – y la posterior adaptación cinematográfica dirigida por Polanski- anticipa el desenlace de la historia, condicionando la lectura pese a los esfuerzos del autor por conservar el equívoco. 

A pesar de ello, «La semilla del diablo» es una perturbadora y opresiva novela de terror psicológico inspirada en los clásicos relatos góticos sobre fuerzas sobrenaturales que convierte la moderna ciudad de Nueva York en el escenario de una antigua conspiración. La inteligente prosa de Ira Levin consigue mantener la ambigüedad del relato prácticamente hasta el desenlace de la novela, resultando imposible discernir entre la realidad y la desesperada fantasía de Rosemary para explicar el mal que germina en su interior. Un auténtico clásico contemporáneo sobre la avaricia humana que nos obliga a desconfiar de nuestros congéneres, así como los secretos que pudieran ocultarse tras la puerta vecina. 

LO MEJOR: La casa de Bramford y su omnisciente presencia durante toda la novela, así como sus afables y considerados vecinos. La evolución de la relación entre Rosemary y Guy conforme advertimos la personalidad egocéntrica del marido. La tortura psicológica que representa el embarazo de la protagonista, impidiéndole discernir entre la realidad y la obsesiva fantasía de su mente para explicar las extrañas circunstancias de su estado. La desoladora conclusión de la novela. 

LO PEOR: La traducción del título –y la adaptación cinematográfica de la novela- anticipan el desenlace. La sutileza del terror puede resultar tediosa ante la tendencia actual del gore literario y el torture porn. 

Sobre el autor: Aclamado novelista y autor dramático, Ira Levin (1929-2007) nació en Nueva York y entre sus libros se cuentan Las mujeres perfectas, Acosada (llevados al cine con, respectivamente, Nicole Kidman y Sharon Stone como protagonistas), Bésame antes de morir, Los niños de Brasil (con Gregory Peck y Laurence Olivier en su versión cinematográfica),  El hijo de Rosemary, entre otros. Su producción teatral incluye Trampa mortal, éxito en Broadway y ganadora de un premio Tony. Asimismo, obtuvo dos premios Edgar, otorgados por la Mistery Writers of America, y el Bram Stoker por la totalidad de su carrera concedido por la Horror Writers Association
Sinopsis: Eilis Lacey es una chica de familia humilde que, como tantos otros, no encuentra trabajo en el pequeño pueblo del sudeste de Irlanda en el que vive. Por ello, cuando se le ofrece un puesto en Norteamérica no duda en aceptarlo. 

Poco a poco, Eilis se abre paso en el Brooklyn de los años cincuenta y, a despecho de la nostalgia y los rigores del exilio, encuentra incluso un primer amor y la promesa de una nueva vida. 

Inesperadamente, sin embargo, trágicas noticias de Irlanda le obligan a regresa y enfrentarse a todo aquello de lo que ha huido. 

Crítica: A principios del siglo XIX, la «Gran Hambruna irlandesa» - o también conocida como «Irish Potato Famine» («Hambruna Irlandesa de la Patata»)- provocó el mayor desplazamiento de su población hacia países como Inglaterra, Estados Unidos, Canadá, Uruguay, Argentina, México y Australia. La ineficiente política económica basada en la propiedad británica de la tierra agrícola irlandesa que obligaba a los campesinos a subsistir con productos de la huerta familiar, principalmente la patata, mientras cultivaban y exportaban el trigo al Reino Unido. Este sistema terrateniente acrecentó las consecuencias de la plaga ocasionada por el tizón tardío –o roya o mildiú de la patata-, ante la pérdida del sustento básico de las familias más humildes y la imposibilidad de acceder a los campos de cereales para consumo propio. La escasez de alimentos obligó a expatriarse a prácticamente un cuarto de su población, convirtiéndose en uno de los fenómenos migratorios europeos de mayor trascendencia debido a su magnitud, siendo su principal destino los Estados Unidos de América. Desde entonces, el constante desplazamiento de emigrantes provenientes de Irlanda ha tenido otras causas, pero siempre manteniendo como principal destino de su viaje la posibilidad de un futuro mejor en la tierra de las oportunidades. 

«Brooklyn» es una novela sobre la inmigración irlandesa en la década de los 50 que narra el drama personal de aquellos expatriados a través de las experiencias de Eilis Lacey, una humilde joven obligada, igual que la mayoría de sus congéneres, a abandonarlo todo para embarcarse rumbo a Estados Unidos ante la falta de oportunidades en su país natal. 

Colm Tóibín nos describe el difícil proceso de adaptación, la constante soledad o la nostalgia por el hogar con una prosa sencilla, quizás demasiado para referirse a la complejidad de los sentimientos confrontados ante la crisis de identidad de Eilis conforme se establece en Brooklyn, renunciando al tradicionalismo de la sociedad irlandesa descrito durante los primeros capítulos. 

Sin embargo, el escritor irlandés  demuestra ser incapaz de encauzar una novela que acaba incurriendo en una sucesión de convencionalismos románticos, convirtiéndola en un drama tedioso por la previsibilidad del argumento. De igual forma, tampoco contribuye que la mayoría de personajes secundarios se caractericen por una personalidad lineal, incluyendo la propia Eilis que manifiesta durante toda la novela un carácter sumiso y, con frecuencia, demasiado voluble a la influencia que ejercen los demás sobre su persona. 

A pesar de que la creación y la preservación de la identidad personal sea una de las temáticas recurrentes en la bibliografía de Tóibín, no percibimos ese desarrollo en la protagonista, sino todo lo contrario. Eilis carece de un atractivo real para el lector igual que el resto de personajes que intervienen durante la narración ante su estatismo, percepción incrementada ante la redundancia de la mayoría de escenas basadas en una cómoda rutina de actos cotidianos sin verdadera trascendencia en los acontecimientos posteriores.

Paradójicamente, el autor menciona aspectos trascendentales de cambio en la sociedad contemporánea –no solo irlandesa- como la liberalización de la mujer o los derechos civiles de la población afroamericana  de forma anecdótica. 

Colm Tóibín se obceca en la represión de los sentimientos, en el silencio del orgullo que acaba desencadenando el drama final sin conseguir emocionar realmente al lector ante el exceso de descripciones superficiales frente los conceptos abstractos (familia, exilio, encrucijada de emociones) planteados al inicio de la novela. 

«Brooklyn» es novela concebida desde la experiencia de sus congéneres para describirnos el drama de la migración con objeto de comprender la crisis de identidad de los exiliados irlandeses ante los rápidos cambios de la sociedad contemporánea que implicaba, entre otros aspectos, la equiparación de derechos civiles o la liberalización de la mujer, ambos inconcebibles en la tradicional Irlanda. Sin embargo, Colm Tóibín opta por una prosa sencilla e impersonal anacrónica para el desarrollo de conceptos abstractos como la identidad, siendo incapaz de transmitir el conflicto que representa sentir extranjero dentro y fuera de tu propio país. Además, la constante inclusión de tópicos durante la narración, la ausencia de ambigüedad en sus personajes- tanto principales como secundarios- o la previsibilidad del argumento –incluyendo el drama final-, convierten a «Brooklyn» en una novela para la que solo adquiriremos billete de ida. 

LO MEJOR: El drama de los inmigrantes irlandeses y la encrucijada de emociones al sentirse extranjeros en su propios país. La descripción de la sociedad durante la década de los 50 cuando empezaron a sucederse cambios tan importantes como la equiparación de derechos civiles o la liberalización de la mujer, tanto profesional como personalmente. 

LO PEOR: El resto. 

Sobre el autor: Colm Tóibín (Enniscorthy, 1955) es uno de los mejores escritores irlandeses de nuestro tiempo. De su obra cabe destacar las novelas The Master (2004) y El testamento de María (Lumen, 2014), que se ha convertido en una obra de teatro. Brooklyn, su obra de ficción más conocida, fue publicada por Lumen en 2010 y ahora vuelve a las librerías acompañando la película del mismo título, dirigida por John Crowley. Nora Webster es su novela más reciente. Tóibín Es también un excelente crítico literario, como demuestran las piezas recogidas en el volumen Nuevas maneras de matar a tu madre (Lumen, 2013).
La fragancia del recuerdo 


Cuando todo parece estar perdido, Melanie recibe sabias lecciones de su bisabuela vietnamita, una mujer valiente que ha superado grandes desafíos. 

Sinopsis: La fotógrafa Melanie Sommer está ocupada con los preparativos de su próxima boda cuando su prometido sufre un accidente que lo deja en coma. Incapaz de afrontar esta situación, Melanie escapa al campo para hallar consuelo en su bisabuela Hanna. 

Esta mujer sabia le relata a la joven episodios de su vida que ha mantenido en secreto hasta entonces: los años que vivió en Saigón como hija de un rico funcionario del Gobierno francés, su amistad con Thanh, la maldición de una anciana que las sorprende robando jazmines en un templo: «Estas flores os darán el futuro que os merecéis». 

Hanna embarca a su bisnieta Melanie en un viaje imaginario del que aprenderá lo que cuenta de verdad en el amor, y que la vida, a pesar del dolor, también depara momentos de felicidad. 

Sobre la autora: Corina Bomann (Parchim, Alemania, 1974) ya inventaba sus propias historias con tan solo cuatro años. Más tarde comenzó a escribir relatos y cuentos, primero en los cuadernos del colegio, luego a máquina y finalmente en el ordenador. En el año 2002, hizo de su pasión su profesión y escribió su primer libro. Desde entonces ha publicado varias novelas históricas y juveniles, pero la fama le llegó con La isla de las mariposas, que fue publicada en varios países europeos y estuvo en las listas de los libros más vendidos en Alemania. Repitió su fórmula de éxito con El jardín a la luz de la luna. 





Por primera vez en su trayectoria editorial, Ediciones Babylon estará presente en la Fira del Llibre de València, evento que celebra su 51º edición y que tendrá lugar del 20 de abril al 1 de mayo en los Jardines de Viveros de la capital valenciana

Durante los 12 días que durará la 51 Fira del Llibre de València, los asistentes tendrán a su disposición el catálogo de novelas, cuentos ilustrados, libros de arte y cómics de la editorial, tanto en la carpa del Gremi d'Editors Valencians como en la caseta de la librería Railowsky (43-44). En esta caseta, además, serán varios los autores que dedicarán ejemplares de sus obras a los interesados en adquirirlas. 

Los autores que dedicarán ejemplares de sus obras, publicadas por Ediciones Babylon, son los siguientes: 

Ángel Company (Diario de un opositor en paro): 23 y 30 de abril. 

Marta Nael (Impressions, Lux, Sketchbook): 21, 22 y 23 de abril en horario de tarde. 

Jorge Monreal (Duality, Sketchbook, Tanabata, Clara y los búhos): 21 y 22 de abril. 

Javier Bolado (Eraide. La canción de la princesa oscura): 24 de abril y 1 de mayo.
Sinopsis: Para Jack, un niño de cinco años, la Habitación es el mundo entero, el lugar donde nació, donde come, juega y aprende. Por la noche, Mamá lo pone a dormir en el Armario, por si viene el Viejo Nick... 

Para su madre, la Habitación es el cubículo donde lleva siete años encerrada. Con gran tesón e ingenio, ha creado en ese reducido espacio una vida para su hijo, y su amor por él es lo único que le permite soportar lo insoportable. 

Pero la curiosidad de uno crece a la par que la desesperación de la otra. Solo queda urdir la huida, un plan más arriesgado de lo que ambos pueden llegar a imaginar. 

Crítica: En las profundidades de una caverna anónima, donde cualquier luz es eclipsada por la indómita oscuridad y los sonidos procedentes del exterior son ensordecidos ante el vociferante silencio de la piedra desnuda, encontramos a tres hombres completamente inmóviles por las gruesas cadenas que sujetan sus miembros, imposibilitándoles cualquier sencillo gesto, incluso girar la cabeza. La existencia de estos prisioneros se ha caracterizado por la limitación de estímulos, salvo el calor desprendido por una hoguera situada a sus espaldas y las sombras que reflejan una serie de objetos emplazados cerca del fuego candente. Los hombres consideran que la única verdad existente es aquella que perciben a través de los sentidos, ignorantes de la existencia de otra muy diferente a la única que conocen. Sin embargo, cuando uno de los prisioneros es liberado para enfrentarse a las sombras, niega aquella nueva realidad, así como el engaño a sus sentidos durante todo ese tiempo en el que ha vivido sometido a la voluntad de otros. Con el transcurso del tiempo, acepta ese nuevo –y complejo- nivel de conocimiento y decide seguir aventurándose hacia el exterior de la caverna para seguir aprendiendo. De esta forma, el esclavo liberado comienza su peregrinaje hacia el auténtico saber, hacia la verdad. 

Al igual que en la «alegoría de la caverna», la vida del pequeño Jack es la Habitación, un reducido espacio que comparte solo junto a su Mamá, excepto por las ocasionales visitas nocturnas del Viejo Nick que lo obligan a dormir dentro del Armario. Durante cinco años, aquel ha sido todo su mundo, porque todo lo demás es solo Tele. No obstante, su madre empieza a hablarle de la existencia de otro lugar fuera de la Habitación, donde existen muchas cosas que creía ser solo Tele, como el mar, la hierba, la lluvia, los perros, las vacas, los aviones, los columpios, las tiendas de comestibles, el zumo de manzana, las piruletas de todos los colores… Sin embargo, salir implicaría abandonar la Habitación para no regresar nunca. A pesar de la negativa de Jack, Mamá está decidida y juntos empiezan a planear cómo engañar al viejo Nick para escapar afuera, donde todo un nuevo mundo los espera. 

«La habitación» es una sobrecogedora novela sobre la capacidad de supervivencia de las personas para superar circunstancias dramáticas, así como una conmovedora historia sobre el amor incondicional entre una madre y su hijo. 

Emma Donoghue emociona al lector con el relato del pequeño Jack, cuya inocencia y humildad nos recuerda a «El niño con el pijama de rayas» (John Boyne) o la película «La vida es bella» (Roberto Beningni) ante la capacidad de la autora para describirnos episodios tan traumáticos como las reiteradas violaciones a su madre con esa característica descripción infantil carente de prejuicios para convertirlo en un acto tan inocuo como «el viejo Nick hizo crujir la cama». 

Una novela que se divide en dos partes claramente diferentes, la vida de Jack antes y después de la Habitación. Durante la primera, descubrimos la rutina establecida por Mamá repleta de actividades y juegos para que la vida dentro del cubículo sea lo más completa –y normal- posible dentro de sus limitaciones. La determinación de la madre resulta admirable desde el primer instante ante su capacidad para olvidarse por completo de su condición de prisionera, de víctima anteponiendo siempre el bienestar de su hijo al propio. Si bien, Emma Donoghue no omite los episodios más desagradables de esta vida en confinamiento que Jack describe como los «días en los que Mamá está ida». 

En estos capítulos destaca la doble percepción de los acontecimientos descritos por Jack que requieren una lectura paciente y atenta a los detalles, permitiendo comprender la auténtica complejidad del relato que no se limita exclusivamente a una historia de secuestro y liberación, sino de significado más profundo. Por ejemplo, apreciamos una significativa variación en el ritmo cuando Jack nos describe su día a día en la Habitación. La narración es pausada con objeto de transmitir la dilatación de las horas, la exasperante necesidad de comprimir las horas mediante nuevas actividades o la constante sensación de claustrofobia conforme avanza el tiempo de forma inexorable, consciente de que nada cambiará al día siguiente, sino que mañana será igual que hoy y ayer. A pesar de que Jack es el protagonista/narrador, estos fragmentos permiten compartir la angustia de la madre, pero siempre desde la perspectiva de su hijo. 

Por el contrario, cuando ambos consiguen escapar comprobamos que la narración se vuelve más fragmentada ante la incapacidad de Jack para asimilar todas las nuevas experiencias, excepto las más significativas. Los períodos temporales se amplían, no abarcan exclusivamente un día, sino varios –e incluso semanas- entre episodios. Emma Donoghue consiguen transmitir el conflicto de emociones que representa el mundo exterior para Jack, pues al contrario que el preso liberado en la alegoría de Platón, él no ha dispuesto de un período previo –y progresivo- de adaptación. De esta forma, la autora es capaz de provocar en el lector curiosidad, miedo, confusión o sorpresa conforme redescubrimos el mundo a través de Jack, tal y como hiciera previamente para construir todo un mundo entre cuatro paredes. 

Otro detalle llamativo es que Jack siempre menciona todos los objetos con mayúsculas, dotándolos de una importancia mayor, porque en su vida solo existe una Claraboya, un Edredón, una Alfombra, una Cuchara Derretida, una Planta, una Araña… El niño los magnifica, son esenciales e insustituibles para sobrevivir. De esta forma, aprende el auténtico valor de las cosas, aprende a respetarlas y cuidarlas, no desaprovecha nada de lo que la vida puede ofrecerle en su confinamiento y, sin embargo, jamás se ha sentido desdichado por tener pocos juguetes o libros, sino todo lo contrario. Jack es un niño feliz. 

De forma indirecta, Emma Donoghue introduce una temática que posteriormente desarrolla en mayor profundidad durante la segunda parte de la novela, la educación de los hijos. La autora reflexiona acerca de la sobreprotección paternal, el injustificado consentimiento a los caprichos infantiles, el escaso tiempo dedicado por los padres a sus hijos o la obligación de los abuelos de criar a sus nietos ante la imposibilidad de compatibilizar la vida laboral y personal. 

Observamos la dependencia emocional de Mamá, quien pretende evitar que su Jack crezca, porque representaría perder la única razón para vivir durante siete años de cautiverio. Sin embargo, también quiere recuperar su vida anterior, algo imposible ahora que es madre produciéndose una disyuntiva emocional insoportable entre la necesidad de independencia y las obligaciones de la maternidad, porque implica un sacrificio personal que ahora es incapaz de asumir al advertir que todos sus decisiones y actos son juzgados por los demás, cuando en la Habitación poseía de absoluta libertad para decidir sobre todos los aspectos de la vida de Jack. Es más, el propio Jack se encuentra limitado por la sociedad ante las restricciones que implica la convivencia con otras personas, provocando toda una serie de malentendidos que provocan una oscilación en los sentimientos del lector entre las sonrisas y las lágrimas ante la imperturbable inocencia de Jack, capaz de evidenciar las contradicciones de la vida adulta que tiende a complicarse de forma innecesaria a través de detalles bizantinos que solo un niño con una visión fresca y novedosa sería capaz de percibir. 

Y es que «La habitación» no es una lectura estática, sino que crece conforme lo hace el mundo de Jack, tanto su contenido como su forma se adaptan a las experiencias del joven protagonista para ofrecernos una visión cada vez más madura que concluye en un impactante final, completamente inesperado por su significado al demostrarnos que durante todo ese tiempo, en realidad, Jack siempre fue el esclavo liberado que regresó a la cueva para rescatar el resto de sus compañeros (Mamá) y ayudarlos a sobrevivir en el mundo exterior. No olvidemos que, básicamente, «La habitación» es una novela sobre el poder curativo del amor. 

«La habitación» es una novela impactante y conmovedora, un estremecedor relato de supervivencia, un emocionante thriller psicológico, una reflexiva crítica sobre la educación de los hijos, un divertido cuento inspirándose en la anécdotas infantiles de los propios hijos de la autora, pero, ante todo, es la enternecedora historia de amor incondicional entre una madre y su hijo. Emma Donoghue desarrolla con inteligencia y un amplio conocimiento de la psicología –y emociones- humana una novela por la que siempre querremos regresar a la Habitación junto a Jack y su Mamá. 

LO MEJOR: P-E-R-F-E-C-T-A. Emma Donoghue ha escrito una de las novelas más impactantes y conmovedoras de la última década. Una lectura imprescindible. 

LO PEOR: A pesar de que la autora afirma no haberse inspirado en ningún acontecimiento o personas reales, durante los últimos años han aflorado numerosos casos de secuestro cuyas circunstancias recuerdan notablemente a las descritas en la novela, demostrando que –por desgracia- la realidad supera a la ficción. El desconocimiento propio sobre la existencia de esta novela hasta su adaptación cinematográfica, un error imperdonable para alguien que se considera apasionada de la literatura. 

Sobre la autora: Emma Donoghue nació en Dublín en 1969 y actualmente reside en la ciudad canadiense de London (Ontario). Mientras cursaba estudios de doctorado en la Universidad de Cambridge -título que obtuvo en 1997-, inició la que se convertiría en una flamante trayectoria literaria. Así, desde su debut en 1994 con Stir Fry, Emma ha escrito libros de relatos, ensayos y novelas contemporáneas e históricas entre las que se cuentan Hood (1995), Slammerkin (2000) y La Habitación (2010), finalista del Man Booker Prize y adaptada al cine en 2015. Sus obras han recibido numerosos premios y han sido elogiadas por la crítica, llegando a publicarse en más de una veintena de países.
… nueve, diez, once… Doce 

Si pudieras borrar de tu mente los malos momentos, las huellas dolorosas del pasado… ¿Lo harías? Partiendo de esta sugerente premisa se presenta la nueva obra de Laia Soler, una novela contemporánea inolvidable con un toque de realismo mágico que os robará el corazón y os conmoverá profundamente. 

Con una voz potente, actual y profundamente evocadora, la joven autora nos narra una historia salpicada de magia que nos arrastra por las turbulentas aguas de la memoria, el dolor y el amor para reflexionar sobre todo aquello que nos une, nos separa y nos hace crecer como personas. 

Una novela escrita con una pluma extraordinariamente sensible y diestra que trasciende el papel para introducirse en el corazón y la memoria de los lectores. 

Sinopsis: Aurora vive en Valira, un pequeño pueblo situado entre montañas. No cree en los cuentos de hadas, pero sí en la magia. Al fin y al cabo, Valira debe su nombre a una reina feérica. Dice la leyenda que la sangre de las hadas aún corre por las venas de sus habitantes, que el pozo del pueblo alberga el espíritu de la reina y que el antiguo carrusel de la plaza posee poderes extraños. No, en Valira nadie se atrevería a negar la existencia de la magia. 

La víspera de San Juan, la noche más mágica del año, la mejor amiga de Aurora, Erin, regresa al pueblo después de dos años viviendo en la gran ciudad. Y con ella vuelve Teo, su hermano gemelo, cuya presencia Aurora prefiere evitar. Pero la mirada de Teo no es tal como ella la recordaba, ni su pelo, ni su sonrisa. Y cuando el más poderoso de los sentimientos asoma entre los dos, Aurora empezará a dudar de si acaso estará viviendo la segunda parte de una historia de amor olvidada o… no. 

Sobre la autora: Laila Soler es una joven escritora, licenciada en Periodismo y bloguera literaria. Descubrió la magia de las letras cuando tenía ocho años y desde entonces no se ha separado de ellas. Tiene otras dos novelas publicadas, Heima es hogar en islandés y Los días que nos separan, que le valió el premio literario La Caixa/Plataforma Neo.
Sinopsis: Guibrando Viñol no es ni guapo ni feo, ni gordo ni flaco. Su trabajo consiste en destruir lo que más ama: es el encargado de supervisar la Cosa, la abominable máquina que tritura los libros que ya nadie quiere leer. Al final de la jornada, Guibrando saca de la entrañas del monstruo las pocas páginas que han sobrevivido a la carnicería. Cada mañana, en el tren de las 6.27, se dedica a leerlas en voz alta para deleite de los pasajeros habituales. Un día descubre por casualidad una pieza de literatura atípica que le cambiará la vida. 

La amistad une a un grupo de personajes aparentemente anodinos, probables compañeros invisibles de nuestros viajes cotidianos en tren, que esconden mundos extraordinarios donde todo es posible: un vigilante de seguridad que habla en verso, una princesa cuyo palacio es un aseo público, un mutilado que busca sus piernas. En una mezcla insólita de humor negro y dulzura, celebramos con ellos el triunfo de los incomprendidos. 

Crítica: La rutina se caracteriza por la repetición de una serie de actos adquiridos por la costumbre que no requieren la intervención del pensamiento reflexivo o la capacidad de decisión, sino todo lo contrario. Por consiguiente, la apatía es el sentimiento predominante en nuestras vidas mientras efectuamos estos hábitos de forma automática, sin prestar atención a nuestro entorno ni a las personas. Si bien el anonimato nos proporciona una falsa impresión de seguridad, también significa el retraimiento, la soledad del individuo ante el miedo al cambio, obligándolo a ser invisible para los demás. La rutina es una agonía silenciosa que, no obstante, Guibrando Viñol desafía todas las mañanas durante el trayecto en tren hacia su trabajo leyendo en voz alta fragmentos inconclusos ante el resto de pasajeros de las 6.27. 

«El lector del tren de las 6.27» es una novela breve sobre personas anónimas cuyas vidas se entrecruzan durante las lecturas de Guibrando Viñol, una sucesión de encuentros que cambiarán por completo la anodina vida del protagonista a través de la amistad, el amor y, sobre todo, la pasión por los libros que nadie quiere leer. Jean-Paul Didierlaurent debuta en el panorama literario francés –e internacional- convirtiendo actos simples y cotidianos en una experiencia única y enriquecedora para el lector. 

La novela de Didierlaurent es una reflexión contra la apatía, la resignación, la conformidad ante lo establecido por una sociedad de pensamiento esquemático, carente de imaginación y emocionalmente analfabeta. La finalidad del autor es incitar al cambio, la capacidad intrínseca que poseemos todas las personas para alterar el rumbo de nuestras monótonas vidas mediante la modificación de pequeños detalles. 

De hecho, Guibrando Viñol lee solo pequeños fragmentos inconclusos, no obras completas, pero aquellas páginas solitarias representan un punto de inflexión en la rutina de los pasajeros, permitiéndoles imaginar la conclusión de la historia, es decir, el protagonista les ofrece la oportunidad de alterar el contenido según la persona, la libertad de decidir qué ocurrirá a continuación. En realidad, nos encontramos ante una lectura colectiva e interactiva, en la que todos participan de forma indirecta para darle significado a aquellas historias que en otro contexto carecerían por completo de significado, quedando reducidas a unas pocas páginas pérdidas. 

Un detalle que nos recuerda a la célebre novela «Fahrenheit 451» (Ray Barbuy), porque igual que su protagonista, Guibrando Viñol pretende expiar su sentimiento de culpa ante el horrible trabajo que realiza con la Cosa, porque lo verdaderamente importante no reside en nuestros actos, sino en los cambios que realizamos en esos objetos. Paradójicamente, Viñol demuestra escasa –o nula- predisposición a alterar la monotonía de su existencia por miedo, principalmente al rechazo. 

Las constantes e implacables burlas durante su infancia lo convirtieron en un joven inseguro y solitario, impidiéndole establecer cualquier tipo de relación íntima con sus conocidos. Sin embargo, poco a poco, Viñol vence esa reticencia inicial cuando abandona la seguridad de los libros y reúne el coraje suficiente para enfrentarse a la realidad, subyugando sus reticencias y temores ante la ilusión por escribir su propia historia. Es más, la novela concluye con un final abierto con una doble finalidad. Por un lado, representar el inicio de una nueva vida del protagonista cuando finalmente deja de ser un mero lector para convertirse en el auténtico protagonista; y, por otro, el propio lector tiene la posibilidad de escribir su propio final, interactuando con la historia, tal y como hacían los pasajeros del tren de las 6.27. 

Resulta imposible no simpatizar con este humilde personaje de anodina apariencia ante la facilidad para identificarse con sus conflictos y dudas, sus miedos y sus esperanzas, sus anhelos y sus desengaños tan presentes en nuestras propias vidas a diario, observando la evolución de la persona conforme avanzan las páginas. De igual modo, Jean-Paul Didierlaurent concibe un pequeño grupo de personajes de llamativa idiosincrasia, con sus pequeñas excentricidades que incrementan su atractivo hasta adquirir un mayor protagonismo que el propio Viñol en algunos capítulos. Si bien nos encontramos ante una novela breve, predomina la impresión de estar ante una antología de relatos que tienen por vínculo común a Guibrando. Una percepción incrementada desde la aparición de Julie, quien acapara toda la atención del protagonista y, por ende, del propio lector ante la divertida espontaneidad de relato frente a la –exasperante- indiferencia de Viñol, actitud sostenida por el personaje hasta prácticamente los últimos capítulos, obedeciendo su cambio a la variación en el tono de la novela que acaba por convertirla en la típica comedia romántica repleta de enredos y desencuentros. 

A pesar de ello, «El lector del tren de las 6.27» es una novela que representa un punto de inflexión de nuestra monotonía diaria, proporcionándonos una necesaria pausa con la que vencer nuestra apatía diaria y reflexionar acerca de la necesidad de cambiar nuestras vidas. Si bien resulta una lectura amena, Jean-Paul Didierlaurent dota de complejidad a una novela de apariencia sencilla, estableciendo un diálogo directo con el lector, permitiéndole interactuar con la acción descrita en sus páginas e identificarse con las disyuntivas de sus personajes en un auténtico tributo a «Fahrenheit 451» (Ray Barbuy). Una historia sincera, emotiva y esperanzadora en la que cada uno de nosotros escribe su propio final desde el momento que nos subimos junto a Guibrando Viñol en el tren de las 6.27. 

LO MEJOR: El tributo a «Fahrenheit 451» (Ray Barbuy). La reflexión del autor acerca de la monotonía, la instauración de la apatía como sentimiento predominante en nuestras vidas diarias y la necesidad de cambiar progresivamente detalles nimios para conseguir el cambio que tanto necesitamos. La facilidad para identificarse con los personajes desde el primer instante. Una lectura interactiva, un diálogo directo con el lector a través del relato narrado por Guibrando Viñol. La divertida espontaneidad de Julie. 

LO PEOR: La excesiva brevedad de la novela. El acaparamiento del protagonismo conforme avanza el relato por parte de los personajes secundarios, especialmente Julie. La indiferencia de Guiñol resulta exasperante. La conversión de la novela en la típica –y predecible- comedia romántica. 

Sobre el autor: Jean-Paul Didierlaurent nació en Les Vosges en 1962. Sus relatos han sido galardonados en dos ocasiones con el Premio Hemingway. El lector del tren de las 6.27 es su primera novela. Su éxito inesperado le ha cambiado la vida. Antes incluso de su publicación en una pequeña editorial francesa, los derechos habían sido vendidos a más de veinticinco editoriales. La acogida que obtuvo en Francia, donde se convirtió en un bestseller alabado por la crítica, lo confirmaron como el autor revelación del momento.
Espera lo inesperado 

Después de doce novelas publicadas, Sarah Dessen, la autora juvenil más leída en Estados Unidos, regresa con una historia que vuelve a alternar con elegancia y equilibrio la tragedia y la comedia. 

Sinopsis: El verano antes del último curso de instituto, Macy lo tenía todo cuidadosamente planeado. Pero sus planes no incluían que la dejara su novio. Ni trabajar en el catering Deseo. Ni tampoco, desde luego, incluían a Wes. Pronto Macy descubrirá que las cosas que menos esperas, son las cosas que más necesitas. 

Sobre la autora: Su cita favorita cuando era adolescente es de una canción de Pink Floyd: «El tiempo pasó, la canción ha terminado. Creía que tenía algo más que decir». Y así ha sido, Sarah Dessen sigue iluminando con sus historias a millones de lectores en todo el mundo.
El asombroso final, por fin ha llegado 

Dexter Morgan, el personaje más fascinante y complejo de Jeff Lindsay, se despide de manera electrizante en la conclusión de una las series más apreciadas en el mundo entero, en un final tan conmovedor como convincente. 

Tras escribir siete novelas de gran éxito e inspirar las ocho temporadas de una de las series de televisión más populares, Jeff Lindsay se despide de forma personalísima y arrebatadora de un personaje fascinante por su complejidad: Dexter Morgan. 

La serie acaba con esta entrega final de la saga, sin embargo, su recuerdo estará siempre con nosotros y con esta maravillosa colección de novelas. Si aún no has sucumbido al encanto de este asesino en serie, atrévete a conocer a Dexter Morgan, uno de los justicieros más irresistibles de la literatura negra y un asesino cuya regla de oro le convierte en alguien tremendamente simpático: solo mata a los malos. 

Sinopsis: Dexter ha estado muy ocupado analizando manchas de sangre y ejerciendo de marido y de padre. Y por supuesto, desempeñando su pasión favorita: la de asesino en serie. Sospechábamos que sus actos inconfesables terminarían por volverse en su contra… Ahora, por primera vez, su mundo se ha venido abajo por completo. Lo ha perdido todo: su mujer, sus hijos y su trabajo, así como la lealtad de su hermana. 

Dexter alberga una mínima esperanza tras la aparición inesperada de su hermano Brian, un maníaco homicida que hace que Dexter a su lado parezca un niño bueno, aunque esté metido en problemas muy serios… Dexter tendrá que apostar a vida o muerte, y ya no tendrá nada qué perder. Lo que no sabe es que esta situación perversa podría acabar en un desafío legendario que podría llevarle a la tumba. 

Sobre el autor: Jeff Lindsay escribió varias novelas y dramas teatrales antes de triunfar con la saga de Dexter Morgan (cuyos tres primeros títulos, El oscuro pasajero, Querido Dexter y Dexter en la oscuridad, aparecieron también en Umbriel). Su primera novela, El oscuro pasajero, consiguió un gran éxito y fue saludada como un soplo de aire fresco en el panorama del thriller, con una afortunada mezcla de suspense, ironía, humor negro y trama criminal. Vive en Cape Coral, Florida con su esposa Hilary, sobrina de Ernest Hemingway.